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El papa Francisco afirmó el domingo que "los comunistas nos han robado la bandera, la bandera de la pobreza es cristiana", en una entrevista a Il Messaggero, en la que también afirmó su "neutralidad" en el Mundial de Brasil.
"Usted pasa por ser un papa comunista, de los pobres, populista. El Economist que le ha dedicado una portada afirma que habla como Lenin. ¿Se reconoce en esto?", preguntó el diario romano.
"Solo digo que los comunistas nos han robado la bandera. La bandera de la pobreza es cristiana. La pobreza está en el centro del Evangelio", respondió el papa Francisco.
En su respuesta citó el Evangelio según San Mateo al mencionar "el protocolo según el cual todos seremos juzgados: he tenido sed, he pasado hambre, he estado en la cárcel, he estado enfermo, he estado desnudo". Para el papa, el papel del cristiano es asistir a toda persona que se encuentre en dicha situación.
Evocó también "las Beatitudes, otra bandera" que tienen en común el cristianismo y el comunismo, dado que las Beatitudes se concentran en confortar a "quienes lloran", "quienes tienen hambre y sed de justicia", etc.
"Los comunistas dicen que todo esto es comunismo. Sí, como no, 20 siglos después. Entonces podríamos de decir de ellos: vosotros sois cristianos" añade entre risas, según el vaticanista Franca Giansoldati que se reunió con él.
En otra parte de la entrevista, la periodista le preguntó sobre su preferencia durante el Mundial de Fútbol en Brasil. "Santo Padre, ¿con quien va?", le preguntó al papa argentino Jorge Bergoglio, quien le respondió: "yo con nadie, de verdad. He prometido a la presidenta de Brasil (Dilma Roussef) mantenerme neutro".
Jorge Bergoglio, quien acudía frecuentemente al estadio el sábado con su padre y era aficionado del club San Lorenzo de Buenos Aires, ha recibido en varias ocasiones a futbolistas en el Vaticano. Les ha advertido en contra de la tentación del rey del dinero y subrayado su responsabilidad ante un público muy joven para quienes son su modelo.
El día de la apertura del Mundial el 12 de junio, deseó que la competición se celebrara "en un espíritu de verdadera fraternidad", de "solidaridad entre los pueblos" para que el fútbol sea "una ocasión de diálogo, de comprensión, un enriquecimiento recíproco".