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“La gente tiene derecho a fumar marihuana si quiere”: Corte de México

Arturo Zaldívar, ministro de la Corte Suprema de Justicia de México, elaboró el proyecto que abre la puerta a la legalización de la droga en ese país.

Luis Pablo Beauregard, especial de El País. México
12 de noviembre de 2015 - 03:38 a. m.

 

El ministro Arturo Zaldívar (Querétaro, 1959) es el autor del proyecto de la Suprema Corte de Justicia de México que amparó a cuatro personas para cultivar marihuana para consumirla con fines recreativos. El histórico fallo, apoyado por cuatro de los cinco ministros de la primera sala del Tribunal, ha generado un debate sobre la legalización de la droga en un país que ha sufrido 80.000 muertes y 20.000 desapariciones en una guerra contra el narcotráfico. El presidente Enrique Peña Nieto dijo que está en contra de una legalización, pero ha ordenado la organización de una serie de paneles para guiar la discusión.

¿La decisión de la Corte encierra una legalización inminente?

Encierra un debate distinto sobre la marihuana y una reflexión colectiva. La Corte ha dicho que no puede haber una prohibición absoluta al consumo, es inconstitucional. Esta determinación tiene que ser el eje y cambia el paradigma sobre el cual estaba el tema de las drogas. Estaba en términos de salud y de seguridad, pero hoy el eje rector son los derechos y la libertad.

¿Hacia dónde va México tras el fallo?

El Estado no tiene la posibilidad de decirnos qué consumimos y qué no consumimos. Toca a los poderes Legislativo y Ejecutivo fijar los lineamientos para que la eficacia de esta decisión se dé. La Corte sostiene que el uso de la marihuana debe regularse. ¿En qué términos? No nos toca a nosotros decidirlo, pero eventualmente podríamos determinar si la medida es constitucional o no.

¿Qué debe pasar para que el amparo que beneficia a cuatro personas se amplíe al resto de la población?

Si tenemos cuatro asuntos más que llegarán a la Corte y los fallamos de la misma manera, tendríamos jurisprudencia y entonces todos los jueces del país tendrían que interpretar el asunto como lo hemos hecho. Si bien no tendría efectos generales, tendría obligación para todos los jueces.

El presidente Peña Nieto ha dicho que está en desacuerdo y el Congreso ha evitado el tema durante años. ¿No existe la posibilidad de que el fallo se convierta en letra muerta?

No, porque en un momento determinado tendríamos la jurisprudencia. Es un tema difícil, pero se nota una apertura. La sentencia de la Corte le imprime urgencia y obliga a tomar definiciones. Se puede retrasar el tema, pero no sería una buena salida. El presidente ha encargado a la Secretaría de Gobernación (Interior) abrir un debate que, curiosamente, será organizado por la subsecretaría de Derechos Humanos. Prefiero ser optimista y pensar que se puede avanzar en un tema que se había postergado.

¿Se corren riesgos tomando estas decisiones en un país conservador?

Los derechos humanos no pueden ser materia de votación, ni de popularidad. Nuestra función como jueces es defenderlos en casos donde sea impopular y donde hay oposición. En México todos los avances en materia de derechos son controvertidos porque generan temor e incomprensión en las mayorías cuando en ocasiones se trata de defender los derechos de las minorías. También tenemos una función pedagógica, de ir cambiando la cultura de la gente. La defensa de los derechos nos beneficia a todos.

¿Usted ha fumado marihuana?

Nunca. De hecho, el olor me resulta desagradable. Nunca he consumido ninguna droga. Pero esto es irrelevante. Considero que la gente o las personas tienen el derecho a fumarla si así les apetece.

Por Luis Pablo Beauregard, especial de El País. México

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