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Los niños trabajadores de Nicaragua

El diario británico The Guardian publicó un informe sobre cómo la pobreza en el país centoamericano está obligando a los niños a dejar las escuelas para trabajar.

Redacción Internacional
20 de mayo de 2015 - 11:08 a. m.

 

El número de niños fuera de casa en un día escolar en la ciudad costera de Bluefields es sorprendente. Mientras los niños venden bebidas frías y pan dulce, las mamás adolescentes empujan coches de bebés por las calles de los vecindarios. A su vez grupos enormes de jóvenes pasan las tardes en los bancos de los parques escuchando música. El aburrimiento es una de las razones que muchos de estos jóvenes dan cuando se les pregunta por qué no están en la escuela. Otros que están en edades de entre nueve y 15 años, dicen que sus familias no pueden pagar los libros o costear sus estudios entonces prefieren trabajar. Algunas de las adolescentes dicen que las echaron de la casa cuando quedaron embarazadas. Ninguno de ellos tiene planes de volver a la escuela.

Blufields es el pueblo más grande de la provincia autónoma de la costa atlántica de Nicaragua. También la región más pobre de un país pobre en el que las cifras de deserción escolar y trabajo infantil siguen siendo preocupantemente altas. Esta semana algunos líderes mundiales se reúnen en Corea del Sur en el Foro Mundial para la Educación. Bluefields (Nicaragua) es solo un ejemplo de los enormes desafíos que sobre este tema existen en el mundo.

La relación entre la deserción escolar y el trabajo infantil es estrecha y en ese sentido tienen un origen común, la pobreza. Nicaragua es un país de 6,1 millones de personas, el segundo más pobre de América después de Haití. Proporcionalmente cuenta con la mayor población joven en América, más de 2 millones de niños en edad escolar de acuerdo con las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco. La mitad de todos los niños y adolescentes viven en la pobreza. Unicef ?estima que 500.000 niños nicaragüenses de entre tres y 17 años no están en el sistema educativo. La mayoría vive en zonas rurales, o son pobres, indígenas o discapacitados.

En un país con tan altos niveles de pobreza, tal vez no sea sorprendente que los niños se encuentren fuera de la escuela y trabajando. La última encuesta nacional de trabajo infantil, publicada en 2005, informó que en el país había cerca de 240.000 niños trabajadores en edades comprendidas entre cinco y 17 años.

Funcionarios nicaragüenses dijeron recientemente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que la erradicación del trabajo infantil era una prioridad para el actual gobierno.

El año pasado Nicaragua firmó con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la hoja de ruta para erradicar las peores formas de trabajo infantil para el 2016 y la totalidad del trabajo infantil para el 2020. Este será, según este documento, el último país de la región que termine con el trabajo infantil.

El informe más reciente del Departamento de Trabajo de Estados Unidos dijo que la aplicación del gobierno de Nicaragua de algunas leyes laborales es insuficiente, y los planes para combatir el trabajo infantil y proteger a los niños no se han aplicado plenamente.

Un estudio publicado recientemente por la Fundación La Isla entrevistó a 26 niños de 12 a 17 años que trabajaban en los campos de caña de azúcar en 2013. La mitad de los niños entrevistados no estaban en la escuela, cuatro no sabían leer ni escribir y prácticamente todos habían sufrido lesiones o enfermedades relacionadas con las condiciones de trabajo peligrosas.

Las leyes de Nicaragua permiten que los niños empiezan a trabajar a los 14 años, pero no en ambientes peligrosos como cultivos de caña de azúcar, minas o canteras.

Luis Hernández* dejó la escuela hace casi tres años, ahora tiene 17, y consiguió trabajo en los cultivos de caña de azúcar limpiando la maleza durante las cosechas. "Odiaba la escuela, era tan aburrida, y me alegré de conseguir este trabajo, ya que significa que puedo ayudar a mi familia y comprar ropa nueva", dijo. "Por supuesto que tengo miedo acerca de los riesgos para la salud, todos los chicos de mi equipo tienen miedo, pero no hay otros puestos de trabajo”. La educación obligatoria es una de las maneras más eficaces de la lucha contra el trabajo infantil, según la OIT. En Nicaragua, los niños sólo tienen la obligación de asistir a la escuela hasta los 12 años.

Sólo el 65% de los niños de las familias más pobres han terminado la escuela primaria en comparación con el 90% de los niños de hogares más ricos. Sólo 72% de los niños terminó la escuela primaria en 2009, el último año del que hay datos disponibles. Esta cifra tan baja esconde desigualdades aún mayores, ya que sólo 65% de los niños de las familias más pobres completó la escuela primaria en comparación con el 98% de los hogares más ricos. En las regiones pobres de la costa atlántica, donde se encuentra Bluefields, solo el 58% completó seis años de educación primaria.

El gobierno de Daniel Ortega ha priorizado el gasto en educación primaria y terciaria, por lo que las cifras de secundaria son mucho peores: En las familias más pobres, sólo el 6% de los niños terminó la escuela secundaria. Philippe Barragne, representante de Unicef ??en Nicaragua, sostiene que los niños abandonan la escuela debido a normas culturales impulsadas por el ciclo de la pobreza, la mala calidad, las clases mediocres y la falta crónica de oportunidades económicas que hace que la escuela parezca inútil. Según Barragne: "La calidad, la educación y el empleo flexible, harán que los niños se mantengan en las escuelas”.

En Incheon, Corea del Sur, esta semana, los líderes evaluarán los avances hacia los objetivos de desarrollo del milenio, que expiran este año, y tratarán de acordar una posición común sobre los objetivos de desarrollo sostenible después de 2015, que parece van a incluir una línea de educación primaria y secundaria gratuita y universal. Sin embargo, las opiniones están divididas sobre si es conveniente incluir la educación secundaria en el objetivo propuesto cuando uno de cada seis niños en los países de bajos y medianos ingresos no terminan la escuela primaria.

* El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad

(Lea el artículo completo de The Guardian) 

Por Redacción Internacional

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