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Un productor colombiano en apuros

Hugo Farid Zapata, nacido en Armenia, fue quien llevó a Argentina al cantante de champeta Mishelle, detenido en Ezeiza al intentar entrar con 30.000 euros falsos.

Daniel Avellaneda
24 de marzo de 2015 - 01:08 a. m.
Hugo Farid Zapata se trasladó a Argentina tras el terremoto que sacudió al Eje Cafetero en 1999. / Archivo particular
Hugo Farid Zapata se trasladó a Argentina tras el terremoto que sacudió al Eje Cafetero en 1999. / Archivo particular

Hugo Farid Zapata tiene 43 años. Nació en Quindío y el mundo se le vino abajo con el terremoto que sacudió el Eje Cafetero en 1999. Entonces era productor de eventos. Pero quedó en la miseria y, después de coleccionar deudas, decidió radicarse en Argentina para empezar de cero. Alquiló una casa en el conurbano, se dedicó a la carpintería y conoció a Manuel Fresco, el dirigente kirchnerista que tuvo que renunciar a su banca por el escándalo que involucró a Mishelle, un cantante de reguetón colombiano que Zapata, en su afán por volver a organizar shows, invitó a Buenos Aires y donde fue detenido porque en su valija se encontraron 30.000 euros falsos.

Zapata habló en exclusiva con El Espectador. Contó su drama, porque después del incidente le pidieron el desalojo. También el de su compatriota, que hace una semana está detenido en la cárcel de Ezeiza, cercana al aeropuerto Ministro Pistarini, donde lo detuvo la Policía Aeroportuaria. Y reveló sus vínculos con Fresco, con quien entabló una amistad hace dos años y medio y hasta le consiguió, según contó este cuyabro, un empleo en la cooperativa Argentina Trabaja. Se trata, a fin de cuentas, de un plan del Ministerio de Desarrollo Social que apunta a una política inclusiva, pero desde su implementación genera polémica porque en muchos casos fomenta el clientelismo político, especialmente por el estrecho vínculo entre intendentes y piqueteros.

“Conozco a Mishelle a través de mi esposa. Ella mantenía contacto con su exnovia a través del chat (sic). Cuando escuché su música y vi sus videos, se me ocurrió que podía traerlo a la Argentina y volver a organizar eventos, como hacía en Colombia, porque me quiero comprar un terrenito”, narra Zapata, quien invitó a Javier Quintero Landazuri, Mishelle, un artista que se dedica a la champeta. “Me gasté todos mis ahorros en producir cedés, mandé a imprimir afiches y recorrí todos las discotecas de Ramos Mejía, Laferrere y González Catán. Creían que Mishelle era un negrito (sic) del barrio de Once, de esos que venden cadenas. Nadie me creía, por eso invertí todo en publicidad”, contó. Sin embargo, el cantante no pudo pasar del límite de Migraciones. “Cuando me enteré de esta situación, llamé a don Manuel (Fresco) y me llevó en su camioneta, junto a mi esposa y mis hijas, al aeropuerto de Ezeiza. Le pedí el favor porque no tenía cómo ir”, admitió Zapata, quien conoció al dirigente kirchnerista cuando se presentó a trabajar en una parrilla de su propiedad, en Villa Dorrego. “Mi señora trabajó como mesera en su restaurante. Y yo hice tareas de electricista. A partir de ahí generamos una gran amistad”, reconoció el carpintero, que tiene un taller en su casa y enseña a pulir madera en La Matanza, como parte del Plan Trabajar.

Fresco intentó interceder a favor de Mishelle y quedó en el medio de una tormenta que terminó por llevarlo a renunciar a la banca de diputado que debía asumir en reemplazo de Eduardo Wado De Pedro, quien fue nombrado secretario general de la Presidencia. Pero la situación del cantante colombiano es aún más desesperante. Del aeropuerto fue trasladado esposado en un patrullero hasta el Juzgado Federal Número 1 de Lomas de Zamora, donde prestó declaración indagatoria ante Patricio Alberto Santa Marina. De la alcaidía fue derivado a la cárcel de Ezeiza, donde estuvo incomunicado hasta el lunes. Y como no tenía un peso, debió apelar a un abogado de la Defensoría del Pueblo. “Yo quiero ir a visitarlo a la prisión. Pero me piden una serie de requisitos que todavía no pude cumplir. Antecedentes penales, fotos... la abogada me dijo que estaba bien y que es inocente. Que las cámaras de seguridad le dan la razón. Yo creo en él. Estoy convencido de que no invité a una mala persona. Me dicen que los euros que aparecieron en su valija no podrían engañar ni a un niño de cinco años”, dijo Zapata.

Lo cierto es que Mishelle ya había tenido problemas para ingresar al país el 21 de noviembre del año pasado. Entonces tampoco le permitieron entrar y fue deportado. “Según las leyes argentinas, él necesitaba una visa de trabajo. Entonces me presenté en la Embajada, pero no hubo caso. Mientras no tuviera un contrato por escrito, no había manera de que pudiera entrar”, contó Zapata, quien por recomendación de su abogado cerró su cuenta de Facebook. Tarde para que los medios argentinos descubrieran algunas fotos perturbadoras: armas de diverso calibre y sus iniciales, “HuFaZa”, formadas por una serie de balas, además de videos de sus visitas a la Casa Rosada. En su cuenta de Twitter, de apenas 11 seguidores, el carpintero-promotor de espectáculos, publicó un tuit que fue una clara referencia al caso: “Ojalá que la justicia llegue adonde la verdad no alcanza”.

Este hecho tiene una estricta relación con la política de migraciones, que puso especial énfasis en detectar ingresos irregulares, sobre todo en los vuelos procedentes de Bogotá. Según reveló una fuente aeroportuaria a El Espectador, al menos cinco colombianos por mes son deportados por no poder justificar el objetivo de su viaje ni fijar residencia. Sin ir más lejos, en octubre hubo un caso de alto impacto, cuando siete colombianos, a bordo de tres carros y dos motos, fueron detenidos luego de que los custodios del fiscal Carlos Stornelli advirtieran movimientos sospechosos cerca de su vehículo. Entonces el secretario de Seguridad, Sergio Berni, aseguró que Argentina está infestada de delincuentes extranjeros.

Por Daniel Avellaneda

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