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En Colombia, las bandas criminales (bacrim), como son conocidas coloquialmente, son la pesadilla de las autoridades desde que culminó la desmovilización de los paramilitares. De todas las que se empezaron a conocer desde 2006 —Águilas Negras, Renacer, Nueva Generación, La Empresa—, sólo una, han afirmado Policía, Fiscalía y hasta Presidencia, ha logrado permanecer y dominar: Los Urabeños. Pero la preocupación ya no es sólo nacional. Para el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el Clan Úsuga (el presidente Juan Manuel Santos pidió que no se usara más el nombre los Urabeños para no estigmatizar a la región) se convirtió en prioridad también.
Ese interés, del que ya tienen conocimiento las autoridades colombianas, se traduce en un objetivo específico: intercambio de información con Colombia para poder armar las solicitudes de extradición de los jefes del Clan Úsuga, que son Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, y Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán. Y no son los únicos. Los capos de los Llanos también entraron en el radar de Estados Unidos: Martín Farfán Díaz, alias Pijarbey, y su comandante militar, conocido como Móvil 7. Uno de los hombres detrás de esta misión es uno de los jefes de la DEA que lideró la persecución en contra de los hermanos Luis Enrique y Javier Calle Serna, conocidos como los Comba, quienes se sometieron en 2012; y de Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, arrestado en São Paulo (Brasil) en 2007.
Otoniel, Gavilán y Pijarbey encabezan la lista de los 14 narcotraficantes más buscados del país, junto con alias Marquitos Figueroa —quien, por ahora, no ha sido priorizado por la DEA—. Por pistas que lleven a la captura de todos ellos el director de la Policía, general Rodolfo Palomino, anunció hace un par de meses que se ofrecen hasta $1.200 millones de recompensa. No alcanzan aún la relevancia de otros narcos como Daniel El Loco Barrera, por quien se llegaron a ofrecer hasta US$5 millones de recompensa, pero las autoridades colombianas y norteamericanas coinciden en que la lucha contra el narcotráfico en Colombia hoy empieza por el Clan Úsuga y por los narcos de los Llanos.
Que la oferta de dinero a cambio de información no esté en el mismo rango no significa, sin embargo, que hombres como Otoniel representen menos riesgo. De hecho, hasta narcotraficantes como El Loco Barrera lo han tildado de “animal”. Así lo expresó Barrera ante autoridades colombianas y venezolanas luego de su captura en septiembre de 2012 en San Cristóbal (Venezuela): “Si en Colombia hay alguien malo, malo y realmente peligroso, es ese tal Otoniel de Urabá. Se acordarán de mí. Si las autoridades no cuidan a Urabá eso, malo, malo, va a terminar con unas 400 personas inocentes muertas. Ese Otoniel (...) ha matado niños por nada. Es un animal”.
Hasta ahora, sólo un integrante de los Urabeños había caído formalmente en el radar de la justicia de EE.UU.: Carlos Antonio Moreno Tuberquia, más conocido como Nicolás. Fue pedido en extradición el 15 de mayo de 2012 junto con Henry de Jesús López Londoño, alias Mi Sangre, capturado en octubre de ese año en Argentina aunque no ha podido ser extraditado. Pero ahora los agentes norteamericanos quieren el paquete completo: a quienes lideran el Clan Úsuga y a los hombres que, sin El Loco Barrera ni Pedro Guerrero (alias Cuchillo) en el panorama, se apropiaron de las rutas y las formas para mover narcóticos en los Llanos Orientales.
En la Policía hay entusiasmo porque se abre la posibilidad de contar con más herramientas para combatir a la bacrim más poderosa del país, a la cual el Gobierno Nacional quiere ver desmantelada antes de finalizar el año. Fuentes de la Fiscalía se limitaron a señalar que para Colombia y Estados Unidos sigue siendo importante reforzar la cooperación judicial. Mientras tanto, lo único seguro es que Otoniel, Gavilán, Nicolás, Pijarbey y Móvil 7 , investigados en Colombia por delitos como narcotráfico, concierto para delinquir, desplazamiento forzado y homicidio, entre otros, son prioridad para la justicia de Estados Unidos.
Alias ‘Otoniel’
Cuando el exjefe paramilitar y fundador de los Urabeños Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, fue capturado en abril de 2009, esta organización ilegal pasó a estar bajo el mando de Juan de Dios Úsuga David, alias Giovanny. Él y su hermano menor, Dairo Antonio, alias Otoniel, han alimentado la guerra por más de dos décadas desde el bando subversivo, paramilitar y, ahora, narcotraficante. Pertenecieron al Epl desde finales de los años 80 hasta 1991, cuando esa guerrilla se desmovilizó. Pasaron entonces a formar parte de un grupo disidente del Epl, el frente Pedro León Arboleda, que entregó las armas en 1996. No duraron, sin embargo, mucho tiempo en la legalidad: para 1997 ya eran combatientes de las autodefensas.
Giovanny se desmovilizó con el bloque Calima en diciembre de 2004 y Otoniel, en septiembre de 2005, con el bloque Centauros. Luego aparecieron los Urabeños, fue la captura de Don Mario y los Úsuga quedaron a cargo. Para entender quién es Otoniel, eso lo saben bien las autoridades, hay que tener en cuenta la estrecha relación que siempre sostuvo con Giovanny. “Ese pelao veía por los ojos del hermano”, le dijo un exintegrante del Epl al diario El País de Cali. Tanta cercanía explica por qué, cuando Giovanny murió en un enfrentamiento con la Policía Antinarcóticos el 1° de enero de 2012, Otoniel perdió la cabeza a punto de desafiar al Estado con la orden de un paro armado que duró cinco días y afectó a Chocó, Antioquia, Córdoba y Magdalena.
Así las cosas, Otoniel quedó a cargo de la más grande banda criminal de país, que conforman unos dos mil hombres armados. Aunque para organizaciones como InSight Crime, “a cargo” es un decir: “Alias Otoniel no tiene control directo sobre siquiera una décima parte de las unidades que actualmente se hacen llamar Urabeños”. Aun así, tal circunstancia no cambia el hecho de que éstos son una gran amenaza para el país, que tienen nexos con carteles mexicanos, y que el nuevo barón de la droga en Colombia nunca usa celular ni duerme dos noches seguidas en el mismo lugar, rara vez se le ve en zonas urbanas y se llama Dairo Antonio Úsuga.
Alias ‘Gavilán’
Los hermanos Úsuga y Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán, comparten el mismo pasado criminal: Vargas hizo parte del Ejército Popular de Liberación (Epl), luego se unió a los grupos paramilitares patrocinados por la casa Castaño y, finalmente, a los Urabeños. El 18 de marzo de 2010, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo incluyó en la llamada Lista Clinton. Su nombre, sin embargo, se vino a hacer conocido nacionalmente cuando la Policía lo señaló como el posible responsable de los asesinatos de Mateo Matamala y Margarita Gómez, dos estudiantes de la Universidad de los Andes que murieron acribillados en enero de 2011 en San Bernardo del Viento, en donde estaban de vacaciones.
Alias ‘Nicolás’
Es el único sobre quien ya existe orden de extradición desde 2012. Carlos Antonio Moreno Tuberquia, alias Nicolás, figura al igual que Otoniel como desmovilizado del bloque Centauros y, al pasar a formar parte de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia —nombre asignado por Don Mario a su organización ilegal—, fue ubicado en el municipio bananero de Chigorodó. Desde entonces ha venido escalando en la jerarquía de los Urabeños. Es un fanático de las peleas de gallos y tiene una orden de captura en su contra vigente por los delitos de homicidio, desplazamiento y desaparición forzada. Tiene, además, dos investigaciones relacionadas con el tráfico de drogas.
Alias ‘Pijarbey’
Martín Farfán Díaz, alias Pijarbey, es reconocido como el hombre que pasó a ocupar el lugar de Daniel El Loco Barrera y de Pedro Oliveiro Guerrero, alias Cuchillo: es decir, como el nuevo capo de los Llanos, una zona que puede llegar a generar unos US$300 millones al año por cuenta de la comercialización de estupefacientes. Según el diario El Tiempo, este soldado retirado de 38 años tiene una circular azul de la Interpol y maneja un ejército privado de unos 250 hombres. Encabeza el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (Erpac), estuvo ya una vez en prisión por dos años, hasta que un juez lo dejó en libertad condicional. De alias Móvil 7, su lugarteniente militar, no se tiene mayor información.
dduran@elespectador.com