La Policía reveló tres conversaciones recientes interceptadas a los frentes 57 y 36 de las Farc, así como a una cuadrilla del Eln, que pone en evidencia los estrechos vínculos que estas organizaciones criminales crearon para proteger el negocio del narcotráfico y evitar la presión de las autoridades.
Los organismos de seguridad han documentado estas alianzas criminales como el que se gestó entre el capturado cabecilla de la banda criminal de Urabá, Daniel Rendón Herrera alias Don Mario, con los frentes 57, 58 y 18 de las FARC a través de los terroristas alias Becerro, Manteco y Román Ruiz, jefes de esas estructuras respectivamente.
De esta manera, compartieron rutas para el tráfico de estupefacientes hacia El Golfo de Urabá por la ruta Apartadó - Turbo - Necoclí - San Juan de Urabá y Arboletes (Antioquia) y zonas de narcocultivos.
Otra de las alianzas conocidas se presenta en los Llanos Orientales por parte del frente 43 de las FARC al mando de Geiner García Molina alias Jhon 40, una de las estructuras con mayor especialización narcotraficante en las FARC y cuyo cabecilla es conocido por el perfil "traquetizado", los lujos que ostentaba y que fueron develados en las diferentes operaciones desarrolladas por la Fuerzas Militares.
Estas disputas han ocasionado el debilitamiento progresivo de otros frentes de las FARC como el 16, y las estructuras criminales Seguridad Privada Meta y Vichada y de alias HH.
En los audios revelados por la Policía hay situaciones puntuales en las cuales esos pactos criminales son tan específicos que los mandos medios de las Farc se unen a los grupos narcotraficantes, con el propósito de financiar actos de agresión dirigidos contra miembros de la Policía, el Ejército y la población civil, con el ánimo de generar temor y crear confusión entorno a una supuesta capacidad de confrontación que, según las autoridades, ya no tienen.