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Lo que está sucediendo hoy en los senderos verdes de las ciudades colombianas y las zonas rurales se puede considerar el evento más importante de ciencia ciudadana de todo el año. El Global Big Day (GBD), una iniciativa que surgió en el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) para promover la conservación de las aves y hacer la base de datos sobre ornitología más grande del mundo, promete reunir a más de 1.500 “pajareros” en los 32 departamentos del país.
La jornada comenzó en Colombia en 2015 con un puñado de investigadores y aficionados al avistamiento de aves, pero ha crecido exponencialmente en los últimos cuatro años. En 2017, Colombia se llevó la corona, al registrar 1.486 especies (el 15 % de las especies del planeta).
En 2018, Colombia volvió a “volar” en el GBD, pues de nuevo quedó campeona con 29 especies más que en 2017. Poco más de 4.500 pajareros en 730 rutas en casi todos los departamentos registraron 1.546 especies en 24 horas mediante 4.840 listas enviadas a eBird, la plataforma creada por la Universidad de Cornell para guardar los registros. La cifra representa alrededor del 80 % de las especies del país.
Mauricio Ossa, uno de los administradores del GBD en Colombia, calcula que este año los pajareros recorrerán por primera vez los senderos de los 32 departamentos del país.
Sin embargo, cabe preguntarse si los efectos de la jornada superan un mensaje de conservación de la naturaleza.
Por un lado, el GBD es un gran impulsor del turismo de naturaleza. Procolombia, la entidad del Estado que promueve el turismo y la inversión extranjera no minero-energética, se dio cuenta del potencial del aviturismo y creó la campaña “Colombia n.° 1 in Bird Species on Earth” en 2013, priorizada para Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, en donde se han registrado 4,5 millones de búsquedas en Google y 12.000 clics a la sección de aves de Colombia Travel.com.
Es un evento sin precedentes para la ciencia ciudadana en el país. Colombia es uno de los grandes colaboradores de eBird, y no solo en fechas como hoy. Al 31 de diciembre de 2018, había 3’459.989 registros correspondientes a 1.799 especies de pájaros registradas en la plataforma. En las cuatro ediciones anteriores del Global Big Day se habían hecho apenas 246.637 registros correspondientes a 1.601 especies.
Las impresionantes cifras de avistamientos no son gratuitas: estamos en el país número uno en aves del mundo.
Para Natalia Ocampo Peñuela, ecóloga e investigadora posdoctoral del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich, la razón es la diversidad de ecosistemas: “Al tener tres ramificaciones de los Andes, Colombia tiene seis vertientes andinas, cada una con ecosistemas especiales (como los bosques secos), además dos valles (Valle del Magdalena y Valle del Cauca), dos océanos (Pacífico, que tiene en su costa bosques húmeros tropicales, y Atlántico, con bosques y matorrales secos), tenemos los Llanos, que compartimos con Venezuela, y una porción de la Amazonia. Además, Colombia está ubicada en el puente entre Norte, Centro y Suramérica. Somos como un túnel de paso para especies migratorias que viajan para tener a sus polluelos”.
Sin embargo, según cuenta Ocampo, aún falta mucho por conocer. Solo en Colombia, en 2017 se conocieron dos especies nuevas de aves, para un total de seis en los últimos cinco años.
Para otros investigadores como Jorge Velásquez, experto en aves de The Nature Conservancy, se están identificando especies que previamente se consideraban una sola, a pesar de habitar sitios geográficos distintos, e iniciativas como la de eBird ayudan a ubicarlas geográficamente.
Hay especies que habitan sitios distantes, pero que en apariencia son muy similares entre sí. Cuando se hace un árbol filogenético de esas especies que están aisladas por barreras —por ejemplo, las especies de páramo—, te das cuenta de que han estado separadas geográficamente mucho tiempo. Un caso concreto: el chivito de páramo, que en la primera guía de aves de Colombia se consideraba como una sola especie de colibrí, ahora se considera como tres especies distintas”.
La plataforma ha sido un fenómeno. A corte de 2018, eBird tenía 3’459.989 registros solo para Colombia. “Hay sitios en Colombia que tienen observaciones mensuales desde 2014 como Santa Marta, Medellín, Manizales, Bogotá y Cali. Es decir que son unas 700 u 800 especies que son la mitad de la avifauna del país que tiene un monitoreo continuo. Me atrevo a decir que eBird es la base de datos más completa sobre cualquier grupo biológico en el país”, dice Velásquez.
Por la misma razón, la ciencia formal se ha nutrido de los registros que los pajareros han subido a eBird. En Reino Unido, investigadores de la Universidad de Southampton utilizaron datos recopilados por voluntarios en eBird para estudiar cómo el cambio climático estaba afectando las migraciones de aves británicas. Otro ejemplo más local: el Libro rojo de aves de Colombia también se nutrió con información de eBird, en particular sobre áreas importantes para especies migratorias.
Investigadoras como Ocampo esperan que el Global Big Day sea una oportunidad para recoger información sobre especies de las que hay poca o nada de información en el país. “Por ejemplo ‘Limona haemastica’ es un ave playera que sabemos pasa por los Llanos, porque la han seguido con transmisores satelitales. Pero aún no se ha reportado por observadores en el llano, que yo sepa. También está ‘Calidris bairdii’, que es otra ave playera importante para la conservación y de la que poco se conoce sobre su migración. Y otra playera de pasturas es ‘Bartramia longicauda’, que pasa el invierno en los Llanos, pero aún desconocemos bien cuántos individuos y en dónde”.