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En todo Colombia, desde este 1° de julio, cada bolsa plástica que se utilice en establecimientos comerciales tendrá un impuesto de $20 cargado en la factura. Se trata de una nueva política impulsada por el Ministerio de Ambiente que pretende incentivar el uso racional de bolsas plásticas y así reducir la contaminación que genera este material. (Lea: ¿Llegó el fin de las bolsas de plástico?)
Según estimaciones de WWF y el Ministerio de Ambiente, un colombiano promedio usa seis bolsas semanales, 24 al mes, 288 al año y 22.176 en una vida de 77 años.
En el mundo se utilizan más de un trillón de bolsas plásticas cada año, gastando aproximadamente 100 millones de barriles de petróleo para su fabricación y cerca del 10 % de este material termina en los océanos, acabando con la vida de más de cien mil animales marinos.
De acuerdo con Sofía Espinosa, coordinadora de proyectos especiales del relleno sanitario Doña Juana, aproximadamente el 16 % de los residuos que ingresan a ese enorme depósito de basuras de Bogotá son plásticos. Es decir, de las 6.200 toneladas por día que ingresan aproximadamente, 992 son residuos plásticos.
Para frenar la contaminación por plásticos en el país, el primer paso se dio el 31 de diciembre de 2016, cuando entró en vigencia la Resolución 668 el Ministerio de Medio Ambiente, una medida que exigía interrumpir la circulación de bolsas con un tamaño menor a 30 x 30 cm.
Gracias a esto, hasta hoy se ha generado una reducción parcial en la utilización del 27 % del producto. De manera que el próximo paso del Gobierno es la aplicación del impuesto nacional al consumo de bolsas plásticas.
Pero no todo es color de rosas. Aunque se puede observar cómo el país está buscando soluciones que generen un impacto ambiental, hay un sector bastante amplio que se ve afectado por la regulación.
La Cámara Colombiana de Plásticos ha mostrado su indignación ante las regulaciones. Afirma que están acabando con sus empresas, las cuales dan sustento a un gran número de familias.
“Entre 10.000 y 20.000 personas en Colombia viven del comercio y la producción del plástico, directa o indirectamente”, afirmó Jonathan Duarte, propietario de la compañía productora de plásticos Seúl S. A. Insiste en que tanto el Gobierno como las grandes superficies buscan obtener una ganancia por medio de estos impuestos.
Argumenta que no se han hecho estudios que sustenten la contaminación causada por bolsas plásticas en Colombia y que en otros países donde sí se han realizado se encontró que su consumo no supera el 1 % de todo el residuo plástico que hay en los vertederos. Pide que el Gobierno opte por concientizar a la población para que ésta empiece a reciclar, en vez de perjudicar a toda una industria por medio de regulaciones.
No obstante, “concientizar” es algo que han venido haciendo la organización WWF y el Ministerio de Ambiente desde hace ya algún tiempo. Cuando comenzó a formularse una política de regulación del plástico en el país, se creó la campaña “Reembólsale al planeta”, una propuesta que busca informar sobre medios alternos para empaques de productos, así como incentivar la reutilización de las bolsas plásticas para alargar su utilidad y mostrar el impacto contaminante que tiene tanto su uso como el no reciclaje de éstas.
En palabras de Ferney Díaz, coordinador de comunicaciones en WWF, “esta iniciativa no está en contra del uso de las bolsas, sino a favor del buen uso de las mismas”. Dice que la reglamentación no está destinada para que las grandes superficies se queden con el dinero recaudado, sino para concientizar sobre el consumo del plástico y las repercusiones que tiene en el ambiente.
Para que una bolsa plástica no genere una huella ecológica tan alta, y su impacto no sea tan significativo, se debe reutilizar aproximadamente 45 veces. Hay que encontrar medios alternos de empaque, racionalizar el uso de las bolsas y utilizarlas sólo cuando sea necesario. Lo más importante es que se reduzca el uso del plástico, de manera que hay que aprender a reutilizar.
Por último, Carlos Pineda, técnico de área del Ministerio de Ambiente, dice que se esperan cambios significativos en los próximos años. Entre estos, el fortalecimiento de la cultura ambiental, la disminución de la polución visual y la reducción en la afectación de especies animales. Igualmente, afirma que en este momento se adelantan mesas de trabajo conjunto con Acoplásticos y con la Cámara colombiana de plásticos, para que así el sector pueda realizar aportes al sistema normativo.
También recordó que el país se ha propuesto de aquí a 2030 implementar una política nacional de gestión de residuos sólidos, con la que se busca hacer un mejor manejo no sólo de los plásticos, sino de otros desechos. La idea, explicó, es pasar de una economía modal en la que cada etapa del proceso de producción y consumo es independiente, para migrar a una economía circular en la que cada productor y consumidor se haga responsable del producto.
Ahora las empresas, grandes superficies, tiendas y mercados tienen la obligación de educar a los consumidores y crear programas para que el consumo de plástico sea racional.