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Cafesalud, en cuidados intensivos por corrupción

Guillermo Grosso, el recién destituido presidente de Cafesalud, habría firmado contratos por más de $700.000 millones, varios de ellos ya están bajo la lupa de las autoridades y de la justa directiva de la entidad.

Camilo Vega Barbosa - Felipe Morales Mogollón
06 de marzo de 2016 - 02:00 a. m.
Cafesalud recibió a los casi 5 millones de usuarios de Saludcoop en diciembre de 2015. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Cafesalud recibió a los casi 5 millones de usuarios de Saludcoop en diciembre de 2015. / Gustavo Torrijos - El Espectador
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Hace cuatro días, en la sala de espera de la clínica Esimed de Cali, murió David Ballén, de 74 años, quien pese a su edad no recibió atención a tiempo. No es el primer caso de negligencia médica que le termina costando la vida a pacientes que, luego de la liquidación de Saludcoop, fueron trasladados a Cafesalud. Aunque el ministro Alejandro Gaviria aseguró que no habría contratiempos, su promesa no se cumple. Lo más grave es que detrás de la mala prestación del servicio que se paga con fallecidos, hoy existe una puja interna por el poder de esta EPS con graves denuncias de despilfarros millonarios.

Saludcoop era la EPS privada con mayor número de usuarios en Colombia y hasta fecha reciente era una empresa rentable. Sin embargo, a cierre de diciembre de 2015, sus pérdidas superaron los $350.000 millones. Otra evidencia que pone de manifiesto el mal manejo de la entidad son sus deudas, duplicadas el año anterior. Hoy superan los $1,3 billones, al punto que han generado un panorama general de insolvencia y quiebra de decenas de IPS, entre ellos varios hospitales que prestan servicios a la entidad. Un balance porque, como está documentado judicialmente, en Saludcoop se dieron gastos innecesarios a manos llenas.

Cuando los malos recuerdos de Saludcoop ya parecían cosa del pasado, en la entidad elegida en la Superintendencia de Salud para recobrar su norte se repitieron los errores. Lujos innecesarios en infraestructura, arreglos en sedes que no pertenecen a la EPS, uso innecesario de vehículos blindados para directivos de la entidad, incremento inexplicable en viáticos y gastos administrativos o aumento de nómina en casi 8.000 personas. Sólo que ayer se hablaba de Carlos Palacino y otros directivos, libres y sin imputaciones en la Fiscalía, y hoy se habla de Guillermo Grosso y de su vicepresidente administrativo, Giovanni Guzmán.

Hasta diciembre de 2015, a nombre de la Supersalud, Grosso era el liquidador de Saludcoop. Como sus casi cinco millones de afiliados fueron trasladados a la EPS Cafesalud, el Gobierno determinó que él fuera presidente de la engrosada institución. Apenas lleva tres meses al frente del organismo y ya le llueven señalamientos. Por ejemplo, esta semana Caracol Radio divulgó una serie de gastos inexplicables en la sede administrativa de la calle 109 con autopista, norte de Bogotá. Sillas masajeadoras de $10 millones, tapetes de más de $20 millones y, en general, una remodelación que ya superó los $800 millones cuando aún se deben cuantiosos recursos a la red hospitalaria.

A estas revelaciones se suman reportes de cuatro carros blindados, dos para Grosso y su familia, otro para el secretario general Pablo Alfonso y uno más para el vicepresidente administrativo, Giovanni Guzmán, de quien además se sabe que tiene una relación sentimental con la hermana de Grosso. En síntesis, como crecen los informes, el dinero que debía ser empleado para salvar vidas, se sigue utilizando para gastos suntuosos. Como si fuera poco, en medio de la divulgación de cifras escandalosas por costos innecesarios, ya se sabe que en la trasescena se libra una intensa pelea política por el poder en la EPS.

Esta semana se dio la salida de Grosso, que se venía cocinando desde hace varias semanas. De manera simultánea, El Espectador conoció un par de audios, grabados el pasado mes de febrero, en los que se oye a Luis Martín Leguizamón, nombrado liquidador de Saludcoop en reemplazo de Grosso, hablando con el accionista minoritario de Cafesalud, Germán Rubio, de cómo sacarlo de la EPS. “Necesito, doctor Rubio, todo su apoyo en dos temas. Uno. Nosotros tenemos que vender Esimed. El segundo tema es que vamos a elegir a un buen presidente para Cafesalud. Yo le digo de entrada, doctor, el actual no nos sirve por miles de razones que le comentaré personalmente”.

La insistencia de Luis Martín Leguizamón en sacar a Grosso, aunque apenas lleva tres meses como presidente de Cafesalud, deja ver que desde que llegó había intereses en su salida. Sin embargo, también se dice que Grosso estaba haciendo favores a políticos del partido de la U para mantenerse. Por ejemplo, se habla de encuentros suyos con parlamentarios para pedir apoyo. A cambio, serían nombrados directivos regionales a partir de hojas de vida aportadas por los congresistas. Entre los asistentes a esos encuentros, manifestó una fuente, estuvieron los senadores Eduardo Pulgar, Lucy Contento, José Alfredo Gnecco, Martín Morales, Antonio Correa, Andrés Cristo, Hólger Díaz, la representante Sandra Villadiego y el presidente de la Cámara, Alfredo de Luque.

Frente a toda la polémica el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, indicó que no tiene claro lo que pasó en Cafesalud en las últimas semanas. No obstante reconoció que sectores políticos intentaron influir para que Grosso se mantuviera a la cabeza de la empresa prestadora de salud. El Espectador habló con directivos de Conaltrasaco, uno de los sindicatos de Saludcoop, quienes manifestaron que en repetidas ocasiones denunciaron la gestión de Grosso, incluso desde que ejercía como interventor. Además indicaron que le entregaron en persona al ministro las denuncias que habían radicado ante los entes de control.

Desde la Superintendencia de Salud señalaron que no orquestaron la salida de Grosso de Cafesalud, pero que sí conocían los rumores de irregularidades en contratación, aunque al no haber pruebas concretas estos hechos se habían remitido a la Procuraduría y a la Fiscalía para que adelantaran las investigaciones.

En medio de este embrollo de gastos millonarios, intereses políticos y una evidente devaluación de la EPS y de su red de hospitales que aspiran a venderla a mediados de este año, los pacientes de Cafesalud siguen viviendo el pésimo servicio que se ha venido prestando y que incluso ha cobrado vidas.

Todo parece indicar que esta entidad, como señaló un congresista, está camino a ser “capreconizada” recordando el capítulo del desfalco a Caprecom, la EPS pública más grande del país que cerró sus puertas siendo víctima del desgreño y la rapiña política que la desangró.

La designación de Germán Rubio

Germán Rubio es un accionista minoritario de Cafesalud. En audios conocidos por El Espectador se escucha una conversación que sugiere que Leguizamón lo nombró miembro de la junta directiva, primero como suplente y después como principal cuando un cupo en la junta se liberó.

¿Pasa algo en Cruz Blanca?

El Espectador conoció un audio de una llamada telefónica entre Luis Martín Leguizamón, liquidador de Saludcoop, y Javier Villarreal, superintendente delegado. La conversación trata sobre la composición de la junta directiva de Cruz Blanca, otra de las empresas del grupo Saludcoop.

Leguizamón: La junta directiva de Cruz Blanca me renunció toda, es decir, hay que poner otra junta directiva.

Villarreal: ¿Cuándo ocurrió eso?

Leguizamón: no, ya me llamaron, los tres que están ahí me llamaron. Y me renunciaron. Bueno, y pues yo qué puedo hacer.

Villarreal: ¿Quiénes son?

Leguizamón: los de Cruz Blanca son dos personas que venían de una que yo puse.

Villarreal: ¿por qué le renunciaron?

Leguizamón: Pues por todo este desbarajuste por la señora, que lo de las tutelas, que por lo de las responsabilidades. Pues ahí sí ni modo.

Villarreal: bueno, listo. Gracias hermano.

Este diario intentó contactar a Leguizamón, pero en ninguna de las ocasiones atendió a las llamadas ni respondió los mensajes de texto. Por su parte Villareal negó cualquier influencia en la junta directiva de Cruz Blanca.

La defensa de Guillermo Grosso

Ante lo complejos señalamientos contra Guillermo Grosso, El Espectador le consultó sobre los millonarios gastos innecesarios. Afirmó que las sillas masajeadoras no existen y que la remodelación de la sede de la Calle 109 era necesaria. Explicó que los esquemas de seguridad obedecen a una evaluación de riesgo.

Frente al apoyo político que habría pedido para mantenerse en el cargo, reconoció reuniones con congresistas y queson habituales las visitas, pero negó estrategias para aferrarse al puesto. Frente a la influencia de su hermana Martha en Cafesalud y su relación con el vicepresidente administrativo, Giovanni Guzmán, dijo que es su vida personal y que es conoce el tema de la salud. Por eso lo asesoraba, pero no tenía vínculos contractuales.

Concluyó diciendo que los señalamientos en su contra son falsos y que su salida se dio porque cumplió el periodo de transición de tres meses y al cumplirse la junta directiva decidió no darle continuidad.

Por Camilo Vega Barbosa - Felipe Morales Mogollón

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