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Luego de que se hiciera público el malestar de varios grupos de investigación que se han especializado en el campo de las humanidades contra la actual convocatoria 693-2014 -que comenzó el pasado 15 de octubre de 2014 y finalizó este viernes 20 de febrero-, se evidenció un diálogo epistolar que ponía de manifiesto el distanciamiento de los investigadores con los términos de la convocatoria, entre ellos, los múltiples requisitos que deben cumplir para obtener respaldo a sus productos académicos, así como la ausencia de un modelo propicio para la medición de los productos científicos de las ciencias humanas.
Más grupos se sumaron a la disidencia
El Espectador conoció los casos de otros grupos adscritos a universidades como la Distrital y La Salle donde aseguraban que pese a que en principio habían aceptado inscribirse en la convocatoria 693, debido a los trámites y cambios de criterios de la entidad frente a la forma de medir el conocimiento decidieron no seguir en el proceso y desertar.Una de ellas es la carta del Grupo de Investigación Interdisciplinaria en Pedagogía del Lenguaje y las Matemáticas-GIIPLyM, liderado por una de las máximas autoridades académicas de la didáctica, la pedagogía y la educación en el país, Carlos Eduardo Vasco Uribe, que solicita a la entidad “iniciar procesos tendientes a la revisión de los criterios de las convocatorias de medición de grupos de investigación, diferenciándolas por áreas del conocimiento, simplificando sus trámites y fortaleciendo los aspectos de fomento y desarrollo de la investigación y no los de inspección y vigilancia, que están llegando a límites que solo podemos calificar como ‘policivos’ y que exigen mucho tiempo a los investigadores y engorrosos procesos administrativos a distintas instancias de la universidad”.
El Grupo Intersubjetividad en la Educación Superior (GIES), también se pronunció en el mismo sentido al señalar que "después de haber aceptado participar en la convocatoria y revisar las condiciones de dicha para gestionar la actualización de nuestro GruopLAC, actividad que inicio desde el mes de noviembre del 2014, hemos encontrado que la política de medición se modificó en un lapso de tiempo muy corto”.
A esta iniciativa de no participación, se unió otro grupo de renombrados investigadores de las ciencias humanas a nivel internacional que conforman el Grupo de Investigación en Estudios Culturales de la Facultad de Ciencias Sociales y el Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar (registrado desde finales de los años noventa y con la más alta calificación en las diferentes convocatorias), que cuenta con personajes como Arturo Escobar –profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill.
En una misiva dirigida hacia las autoridades académicas señalan, entre otros aspectos, que “la plataforma Scienti de Colciencias se ha convertido en un obstáculo para este tipo de convocatorias. No entendemos cómo Colciencias (sí, ¡la entidad gubernamental de ciencia, tecnología e innovación!) no ha logrado construir una plataforma estable, sencilla, y eficiente para poder registrar y revisar la información en los GrupLAC y CvLAC. Es un calvario ingresar cualquier información en las plataformas de Colciencias, y es mucho más fácil navegar otras, como academia.edu, que el CvLAC, para poder conocer el trabajo de cualquier investigador”.
A las críticas contra la plataforma del Cvlac y GrupLAC Colciencias ha respondido que son conscientes de “los cambios urgentes que merece ello, por eso en el pasado año 2014 fue contratada una empresa que tiene como responsabilidad diseñar y poner en funcionamiento un sistema un sistema ágil y moderno, estamos trabajando en el tema y esperamos que a mediano plazo, podamos contar con ella”.
Asimismo, manifiestan que la medidas adoptadas por Colciencias "sólo están basadas en la desconfianza y la presunción de mala fe, de todos los investigadores en Colombia. En el caso de las publicaciones, esto no sólo es exageradamente demandante para los investigadores y las editoriales y revistas, sino que niega principios básicos de la publicación académica, como la confidencialidad de la evaluación de artículos y libros. Por si fuera poco, la búsqueda de estas “pruebas” deslegitima el trabajo de muchas editoriales y universidades colombianas e internacionales, que son ampliamente reconocidas por la comunidad académica, y que siguen claros y juiciosos procesos de evaluación”.
No sólo los inconformes vienen de las ciencias humanas…
Otra contundente intervención en este debate público entre los investigadores y Colciencias es la carta abierta que han dirigido dos profesores del Departamento de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, titulada “el esquema de Grupos de Investigación está mal” fechada el 16 de febrero de 2015.En el documento, los docentes critican el esquema propuesto por Colciencias al señalar que "ignora las dinámicas propias del quehacer científico en sus distintas disciplinas (…..)Este esquema encasilla a los investigadores en un único molde e ignora la dinámica de la creatividad y de las distintas formas de trabajar de científicos con diferentes personalidades y en diferentes áreas del saber”.
La misiva, además, refleja que la percepción sobre la forma errónea de clasificación de los grupos que quiere implementar Colciencias no es única de investigadores de las humanidades, ciencias sociales o educación.
Sin embargo, existen algunos grupos que sí decidieron sumarse a la convocatoria de Colciencias, aunque manifestaron sus reparos.
“Nos sumamos porque en el grupo no hubo consenso al interior, pero no pudimos conseguir todo el material que nos pide la entidad para acreditar lo que nos exigen. Lo hacemos pensando en el proceso de acreditación de la Universidad, pero la verdad la financiación que nos ofrece la entidad es muy pobre”, dice un investigador que pidió no revelar su nombre.
Iniciativas contra la convocatoria
Los resquemores contra Colciencias se han venido manifestado de diversas formas, entre ellas la creación de un grupo en la red social Facebook como ‘Mamados de Colciencias’, que “quiere impulsar el debate independiente y crítico desde las redes sociales con respecto a la naturalización e imposición de ciertas concepciones de lo qué es y debería ser la ciencia y la tecnología en nuestro país”, pasando por una petición virtual impulsada por investigadores que pide la suspensión de la convocatoria 693, como una apuesta para detenerse a examinar los mecanismos de medición. (Vea el sitio web de la petición)A eso se suma el derecho de petición que han redactado los principales líderes de investigación y grupos del Doctorado Interinstitucional en Educación (U. Pedagógica, U. Distrital y U. Del Valle) fechado el 16 de febrero.
La iniciativa pide “Suspender la convocatoria de medición de grupos de investigación snctei–2014 693”, y “expedir un concepto sobre las implicaciones del nuevo modelo de medición a los procesos de convocatoria de proyectos de Colciencias, la financiación de los mismos, y los posibles reconocimientos de puntos salariales establecidos en el Decreto 1279 de 2002”.
“Hicimos muchas reuniones para llegar a esto y en un consenso con varios de los investigadores de las tres instituciones, decidimos no participar en la convocatoria. Pero no era obligatorio no participar, los profesores del Doctorado que querían participar lo podían hacer, de hecho algunos participaron otros no. Enviamos una carta al grupo de Colciencias a través de los colectivos de investigación, y no nos respondieron nada. Entonces, optamos por un derecho de petición y a este mecanismo si deben responder”, señaló en diálogo con El Espectador la investigadora del Doctorado en Educación Interinstitucional, Sandra Teresa Soler Castillo.
El dilema de la acreditación institucional
Por supuesto el desacato a la convocatoria tiene sus costos, “algunos grupos y personas han querido rebelarse contra Colciencias, el problema es que los costos pueden ser muy altos, como lo manifiestan las mismas universidades. En parte los problemas están asociados a la acreditación que otorga el Ministerio de Educación, cuando uno de los criterios para esta es el reconocimiento de grupos y la categoría que otorga Colciencias”, señaló en diálogo con El Espectador Mónica Salazar, directora del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología.“Evaluamos muy bien las implicaciones que podría tener pero confiamos que Colciencias también va a tener en cuenta nuestros argumentos y se suspenda la convocatoria. Estamos conscientes de que estamos en un proceso de acreditación pero así mismo sí esto continúa, lo requerimientos de Colciencias serán mayores y cada vez más alejados de la realidad de la investigación. Llegará el momento en que definitivamente no vamos a poder responder a ellos. Es mejor ahora en lugar de lamentarnos después de lo que no hicimos”, indicó Soler.
¿De qué tipo de medición hablamos?
“Nosotros no nos oponemos a que exista medición, pero los requisitos de Colciencias son cada vez mayores, entonces decidimos no participar. Colciencias no se ha sentado a pensar en la realidad de la investigación en educación, entonces pide una cantidad de productos para poder clasificar a los grupos, que no producimos. Colciencias está aplicando la medición de las ciencias duras a las ciencias de la educación, por lo cual nos vemos totalmente perjudicados”, anotó Soler.“No nos estamos negando a la medición sino que pedimos una revisión a los criterios para que tengan en cuenta los contextos de nuestro conocimiento”, agregó Jorge Eliécer Martínez Posada líder del Grupo Intersubjetividad en la Educación Superior.
Denuncias de desconfianza
Frente a la preocupación de los investigadores al reunir el material que sustentará la calidad de sus escritos, se abrió un nuevo debate, la posibilidad de que quienes sirvieron de evaluadores de los productos académicos quedaran expuestos.“La medición de esta convocatoria parte de la desconfianza frente a los investigadores y los trata como culpables hasta que demuestren lo contrario”, señala la carta del Grupo Prácticas Culturales, Imaginarios y Representaciones (GPCIR) fechada el 26 de enero.
Colciencias respondió a la carta en una misiva fechada el 5 de febrero indicando que “es indispensable tener en cuenta que esta convocatoria no está solicitando que los conceptos de los pares evaluadores estén firmados por el revisor de la obra. Lo que allí se pide es que estos (que en los procesos de evaluación son enviados antes de su publicación, a los autores a fin de mejorar las obras) tengan una identidad por parte de la editorial que maneja el proceso de publicación”, señaló el organismo gubernamental.
El Espectador conoció las reacciones del grupo GPCIR que afirmó que “es altamente preocupante que no se respete la confidencialidad de las evaluaciones. Eso lo señalábamos en la carta. Sin embargo, en respuesta, Colciencias señala que nunca ha solicitado conceptos de evaluación firmados. Pero que Colciencias afirme lo anterior, después de haber publicado las referencias, también mediante formatos, ¿no quiere decir que la triangulación de algunos requisitos no pueda develar la identidad de los evaluadores? ¿Cómo se reconoce la idoneidad del experto si no se conoce su identidad?”
“Colciencias no tuvo en cuenta la incidencia de la maquinaria burocrática que propulsó, convirtiéndose en presa de un dilema que este mismo construyó. Por un lado, solicitan elementos que pueden incidir sobre la confidencialidad de los pares evaluadores, pero ahora corrigen y dicen que no solicitan conceptos firmados, pero ¿cómo comprobar la veracidad de un concepto sin firma? Es un dilema entre confidencialidad y transparencia que Colciencias no ha resuelto”.
“Grave error comete Colciencias en su forma de proceder. No pongo en duda que existan individuos o grupos que de manera deliberada hayan hecho fraude en procesos anteriores, pero en lugar de exponerlos, y sancionarlos en un esfuerzo conjunto entre las instituciones que alojan estos individuos y Colciencias con el respaldo de toda la academia, en lugar de ello, procedemos al ‘institucidio’, se entra en pánico y se supone que todos hacemos fraude, que todos somos unos pícaros”, enfatizó frente al tema Yuri Jack Gómez Morales, coordinador de la Maestría en Estudios Sociales de la Ciencia de la UN e Investigador del Centro de Estudios Sociales (CES).
La ponderación de los productos académicos
Uno de los temas de la discordia ha sido la posible equiparación entre productos académicos; libros y revistas.Colciencias respondió a los cuestionamientos indicado que “la medición no da el mismo puntaje a un libro que a un artículo de revista, todo lo contrario. Un libro categoría ‘A’ vale tres veces más que el mejor artículo publicado en la mejor categoría de revista. Para entender cómo se calculan los puntajes por favor referirse al manual ‘Modelo de medición de grupos de investigación, desarrollo tecnológico o de innovación y de reconocimiento de investigadores del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación, año 2014”.
“A través de este link* (Vea aquí el link) se especifica que el peso individual de cada producto se obtiene multiplicando el peso global (ver tabla 5 en página 63) por su peso relativo -véase las Tablas del anexo 1 en página 72). El peso relativo puede ser semejante pero es solo uno de los factores del cálculo. El resultado varía", respondieron los voceros del organismo gubernamental.
Los investigadores del Grupo de Investigación en Estudios Culturales de la Facultad de Ciencias Sociales y el Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar señalaron en su carta que en la convocatoria, "se suponen ritmos y prácticas que privilegian una noción de “producción” asociada a la publicación de “artículos académicos”, entre los que se privilegia aquellos incluidos en ISI y Scopus”.
“Celebramos que se haya incrementado el peso global de un producto como los “libros resultado de investigación” (que en su nomenclatura, aparecen como LIB_A1) de 100 a 300. Sin embargo, es esto apenas un paliativo que no resuelve estructuralmente el tema de pensar diferencialmente los campos de conocimiento y sus dinámicas propias de producción científica".
Una nueva medición, la propuesta de los académicos
Diversas son las iniciativas que han emprendido los investigadores para proponer un nuevo modelo de medición. Cabe señalar que la Facultad de Ciencias Humanas de la U. Nacional planea la realización del primer encuentro “Cultura e investigación. Por qué y para qué medir” el cual constará de tres mesas de trabajo definido por ejes temáticos como ‘Ciencia, tecnología e innovación, versus cultura, ciencia y tecnología’, ‘¿Por qué y para qué medir los grupos de investigación en Ciencias Sociales y Humanidades?’ y ‘¿Ciencia, tecnología e innovación versus cultura, ciencia y tecnología?’ que tendrá lugar en las instalaciones de la Universidad Nacional sede Bogotá.“La lección que deberíamos intentar sacar de este episodio lamentable es la necesidad de hacer un alto en el camino y revisar esta ideología de los rankings, las mediciones milimétricas, la internacionalización a ultranza sin reparar en las consecuencias no pensadas del accionar hiper-racionalista de una institución que hizo mucho por la ciencia nacional y que hoy pierde piso dramáticamente y en su caída está destruyendo lo más fundamental en la construcción de una comunidad: la confianza y los vínculos de solidaridad basados en ella”, indicó Gómez.
Por Steven Navarrete Cardona
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