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Brasil es el país donde más caro sale defender el medio ambiente. Un informe de la ONG Global Witness, que recopiló el número de asesinatos de defensores del medio ambiente entre 2001 y 2013 en 35 países, concluyó que en el gigante de Suramérica murieron 448 personas por esta causa. En el mundo, el total fue de 908.
En segundo lugar figura Honduras con 109, Filipinas con 67, Perú con 58 y Colombia aparece en el quinto lugar con 52 asesinatos. El peor año de la década para los defensores del medio ambiente fue 2012 cuando se produjeron 147 asesinatos, casi tres veces más que el primer año de la serie.
El informe titulado Deadly Environment (Medio ambiente mortal) es publicado precisamente cuando se celebra el vigésimo quinto aniversario del asesinato de Chico Mendes, el famoso recolector de caucho y activista ambiental brasileño.
“La falta de atención que reciben los crímenes contra el medio ambiente y contra los defensores de la tierra está alimentando una impunidad a nivel endémico, como demuestra el hecho de que solo se ha podido constatar la condena de poco más de un 1% de los autores de estos crímenes”, apuntaron los autores.
El panorama que muestra este estudio es incompleto, como lo reconocieron los investigadores, pues la información confiable escasa en muchos países. Sospechan que en países africanos como Nigeria, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana o Zimbabue es posible que exista un alto número de muertes asociadas a la defensa ambiental.
John Knox, experto independiente de la ONU sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente, declaró: “los derechos humanos solo tienen sentido si la gente puede ejercerlos. Los defensores de los derechos humanos en relación con el medio ambiente se dedican a garantizar que podamos vivir en un medio ambiente que nos permita disfrutar de nuestros derechos fundamentales, incluidos los derechos a la vida y la salud. La comunidad internacional debe esforzarse más para proteger a estas personas de la violencia y los abusos a los que se enfrentan por su trabajo”.
Al menos 661 de los asesinatos mencionados (esto es, más de dos tercios) se cometieron, entre otros factores, por conflictos por la propiedad, el control y el uso de la tierra. En el nuevo informe se analiza la situación en Brasil, donde las principales causas son las disputas por la tierra y la tala industrial, así como la situación en Filipinas, donde la violencia parece estar estrechamente vinculada al sector minero.
Andrew Simms, de Global Witness, comentó que “a no ser que la comunidad internacional tome medidas urgentes, morirán más personas a las que deberíamos estar rindiendo homenaje por su heroicidad”. (Aquí el informe completo)