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Discriminación racial en una ciudad de mayorías negras

Uno de los principales problemas es que gran parte de esta población no se reconoce como tal. Hay alarma social porque cerca de 400 personas negras han sido asesinadas en la ciudad en los últimos ocho años.

Marcela Madrid Vergara / Especial para El Espectador
28 de julio de 2015 - 03:22 a. m.

No se había terminado de estrenar el primer Observatorio Distrital Antidiscriminación Racial en Cartagena (ODAR) y a los tres días de inaugurado recibía su primer caso: el conocido altercado en el que una mujer llamó a un taxista “negro, ratero, hijue…”.

Pero en la Heroica el racismo no siempre se manifiesta así, explícito y ruidoso, revolviendo las redes sociales. Lo hace de una manera menos evidente, pero más cotidiana: “Hoy estaba en un centro comercial con mi esposo buscando un artículo electrónico y me dijo ‘nos vamos’. Nos aburrimos de que los vigilantes nos siguieran desde que entramos. Piensan que el negro no va a comprar sino a robar”, cuenta Kairen Gutiérrez, coordinadora de la asociación de jóvenes afro Benkos Kusuto.

Algo similar vivieron hace 15 días cuatro jóvenes de su organización cuando estaban sentados en unas murallas y llegaron varios policías en moto a pedirles los documentos. Al preguntarles por qué sólo les pedían papeles a ellos, los uniformados respondieron que habían recibido “reportes de cuatro sospechosos” en el lugar.

De acuerdo con Gutiérrez, estos casos son señal de que el racismo ha cambiado a expresiones más camufladas, sin pruebas, sin testigos ni videos. Para Edwin Salcedo, miembro del ODAR, el racismo está tan presente en la ciudad que hace parte de la norma. “No podemos negar que 350 años de un sistema esclavista pesan sobre 164 años de libertad”, asegura. En los últimos ocho años, según el Observatorio Antidiscriminación Racial, 398 personas afros han sido asesinadas en Cartagena.

“Tú eres más negro que yo”

El 36% de la población de la ciudad se considera negra, afrocolombiana, palenquera o raizal, según el censo del DANE de 2005, una cifra que, para académicos y activistas como Edwin Salcedo, está muy por debajo de la realidad. Él estima que, de realizarse un nuevo censo en 2016, el nivel de autorreconocimiento llegaría al 50 o 60%.

Esto coincide con una encuesta realizada por Corpovisionarios en 2011 a 1.500 cartageneros, en la cual 43% de los consultados se reconoció como afrodescendiente, pero 60% fue clasificado como tal por los encuestadores.

Una de las causas de que los afros no se autorreconozcan, según la investigadora Claudia Mosquera, de la Universidad Nacional, es lo que ella denomina el “falso mestizaje”: “Le preguntas a una persona negra y te dice que es mestizo, morenito o que su abuelo era blanco”. Esto, explica Salcedo, viene desde la Colonia, cuando los negros buscaban el “blanqueamiento”, que no era más que tratar de casarse con una mujer blanca para “mejorar la raza”. Una costumbre que hoy persiste: “Escucho expresiones como: ‘¿tú qué vas a hablar si tú eres más negro que yo?’”, comenta.

¿Por qué es importante que los negros se identifiquen como negros? Si Johana Acosta no hubiera escuchado desde niña la historia de los palenques y la herencia africana de su familia, contada por su abuelo, tal vez no se habría dado una sentencia histórica en el país. Ella no habría denunciado a las discotecas de Cartagena La Carbonera y QK’ Yito, que en 2004 le impidieron el ingreso por su color de piel. “El hecho de autorreconocerme fue lo que me dio la valentía para tomar acciones”, asegura.

El caso de Acosta llevó a que la Corte Constitucional sentara un precedente al pedirle al Congreso la creación de una ley antidiscriminación. La norma, que existe desde 2011 y contempla penas de hasta 36 meses de prisión y 15 salarios mínimos, ya tuvo su primera condena: un concejal de Risaralda que calificó a los indígenas, negros y desplazados como “tres cánceres del Gobierno Nacional”.

¿Quién quiere ser negro en Cartagena?

Pero Johana Acosta reconoce que identificarse como afro en Cartagena no es tan fácil: “Si lo haces, eres todo lo que esa señora le dijo al taxista”. Además, la pobreza y la raza son temas ligados en esa ciudad. En los barrios más pobres —las faldas de La Popa y la zona que rodea la Ciénaga de la Virgen— vive la mayor cantidad de afrocartageneros, según el Banco de la República. En un barrio como Olaya Herrera, el 35% de la población se reconoció como negra y la mitad de sus habitantes reciben ingresos bajos, sin mencionar que fue el sector con más muertes violentas en 2014.

En cuanto a sus aportes, la percepción entre los cartageneros es que esta población se destaca en el folclor, el arte y el deporte, mientras que los blancos lo hacen en la política, la economía y la ciencia, según Corpovisionarios.

No es coincidencia que el ámbito en el que más se han sentido discriminados los afrocartageneros sea el laboral, con el 20%, según Cimarrón. Por eso, una de las funciones del ODAR será determinar las barreras que le han impedido a la población afro llegar a las posiciones de poder en el sector privado.

Por Marcela Madrid Vergara / Especial para El Espectador

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