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"Nadie le gana a Uribe la Alcaldía"

El estratega venezolano J.J. Rendón anima al presidente Uribe a que sea alcalde de Bogotá. Cuenta secretos de la campaña de Juan Manuel Santos.

Norbey Quevedo H.
27 de junio de 2010 - 09:00 p. m.

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Usted es uno de los ganadores en la campaña electoral como asesor de la campaña de Juan Manuel Santos y es catalogado como el rey de la propaganda negra. Realmente, ¿quién es usted?

Voy a contestar la pregunta en dos fases. La primera es que yo creo que lo del tema de la propaganda negra es un mito creado desde 2004 para acá y que en diferentes etapas ha ido creciendo, sobre todo cuando entro en campaña. Cuando no estoy en campaña eso como que desaparece y aparecen otras cosas. Creo que es una mezcla de competencia desleal con un toque muy pequeño de xenofobia, digo pequeña porque el pueblo colombiano no es xenófobo, pero hay componentes en todas las sociedades. Un toque importante de nacionalismo mal entendido con la pretensión de que la política es intocable para los extranjeros. Sí puede ser así; si es política interior, si es asunto de política exterior, si es política real de defensa, si son asuntos de información clasificada del Estado, yo estoy de acuerdo con que los extranjeros no participen. Pero cuando hablamos de campañas electorales, manejo de crisis, manejo de la opinión o asesoría de comunicación no me parece; creo que estamos en un mundo globalizado y que las neuronas no tienen nacionalidad y que con esta apertura de fronteras es totalmente válido que un buen consultor de un país mire a otro y eso ha sido así siempre.

¿Y quién es J.J. Rendón realmente?

Yo soy un servidor en el fondo, lo que yo hago es apropiarme de los problemas de los demás en términos públicos, en términos de campaña, y con una cantidad de herramientas pretender resolverlos. Eso en lo profesional.

En lo privado soy una persona que, si bien podríamos decir lo contrario porque me ha ido bien en estos últimos 23 años de mi carrera, tiene una vida tranquila, un poco aislada, socialmente hablando. Desde chiquito siempre he sido aislado, vengo de ser una persona tímida ?aunque he logrado trabajar eso a través de los años?, incluso tartamudo. Ahora me gusta leer, me gusta encerrarme; no soy muy sociable, no me gustan las discotecas, no me gusta el ruido, un montón de cosas que le gustan a la gente que a mí no. Entonces eso me ha vuelto un poco ermitaño; aunque no lo veo así, la gente lo ve así, me gusta el silencio, me gusta la meditación y hay pocas cosas que me motivan a salir de mi casa cuando no estoy trabajando y quienes han ido saben que está construida para estar, no para pasar a dormir. Me gusta mucho leer, tengo una muy buena biblioteca; soy cinéfilo, creo que tengo una colección como de 12 mil DVD dotada con los elementos, por supuesto, pero a mí me gusta estar en mi casa y poder decir qué puedo hacer. Tengo espacios para hacer ejercicio, espacios para meditar, espacio social para recibir a los amigos. Por ejemplo, llego a mi casa en Miami y puedo pasar 15 ó 17 días sin bajar al lobby y, de pronto, ya con el tiempo ?llevo dos años en ese edificio? los botones, los muchachos, todo el mundo en el edificio ya no me ven tan raro, pero al comienzo decían “este señor sube con las maletas y después de 20 días más tarde baja con las maletas otra vez”. Eso genera una imagen como de misterio.

¿Y entonces por qué cree que se ha generado la imagen de que usted es el rey de la propaganda negra

Ya venía de antes. La primera vez que eso se dijo lo dijo El Espectador, no como periódico, sino en una columna, sacado de una página que todavía está en internet ?y eso que la he demandado y ha sido imposible sacarla? que se llama “Sin contexto”, es más, el mismo nombre del blog da la sensación de que es lo que es. Creo que en el año 2004, o algo así, este señor Ramón Betancur ?a quien no califico ni a su calidad profesional, pero sí el trabajo que hizo en ese blog y la difusión o relevencia en términos de información de su página? hace un panfleto (le dije que iba calificar su trabajo) donde él dice un montón de barbaridades. Entre ellas, por ejemplo, que fui director del Partido Demócrata en el gobierno de Jimmy Carter ?tengo 46 años, yo no recuerdo exactamente, pero creo que era adolescente en ese gobierno? y dijo que yo tenía un contrato de US$126 millones del Pentágono para hacer una campaña de descrédito de Saddam Hussein y que soy responsable de la campaña de terror del gobierno americano para promover lo que estaba logrando en la Guerra del Golfo.
 
Betancur mezcla una serie de elementos que no tienen sustento en la realidad, a la cual no le presté ninguna atención, pero creo que en algunos momentos se ha tomado como referencia base y, eso, si lo toma un medio serio como ustedes, replica, y entonces se vuelve una cosa imparable. Imagínate tú, en esta campaña pase yo solamente de 10 mil menciones a, depende de cómo pongan el nombre en la web, a 290 mil, de las cuales 280 mil fueron negativas; ¿tú crees que yo tengo tiempo para sacar 280 mil cartas y darle seguimiento para ver si bajaron o no el contenido?, en alguna medida el daño ya está hecho. Un pequeño blog, retomado por algún medio en unos países, incentivado por la competencia desleal en la que tú vas a un cliente y te dice “oiga, yo voy a contratar a este señor, pero mire”, y el señor no sabe que es un blog de cafepolítico que leen entre los vecinos, como aquí hay mucho blog pequeñito, que son chistosos, que son animados, lo que tú quieras, pero que no son la enciclopedia obligada.

¿Cómo llega usted a Colombia?

Vine hace seis años a dar una conferencia. Las fuerzas uribistas ?todavía no existía el Partido de la U? organizaron un congreso que se llamó “Camino a la victoria”, donde vinieron consultores de todas partes del mundo. Yo no estaba previsto, pero faltó un consultor y a última hora me llamaron; pensaron que la cosa era inaccesible, que no iba a poder, y yo dije “Oiga, ¿cuándo es?”, y me dijeron “Mañana”; “¿Qué les pasó?”, “Nos faltó una gente?”; “¿Quiénes están?”,“Están todas las bancadas”; “¿Y en qué momento me tocaba?”, “En el cierre”, me dijeron, y yo les contesté “Es un problema, el boleto, el hotel”, pero finalmente vine.

El que organizó eso se llama Germán Chica, con quien mantengo una excelente relación de trabajo y de amistad. Di mi conferencia contando cosas que había hecho afuera, y al final el doctor Juan Manuel Santos, el doctor Óscar Iván Zuluaga, que era del nuevo partido, y otra gente que estaba en las listas me dijeron “Oiga, lo invitamos a una cena, queremos hacer un partido, estamos en ese proceso, para ver usted qué piensa”. Entonces yo les pregunté esa noche “¿Qué quieren?, ¿quieren hacer un partido más? Yo no estoy interesado… ¿Quieren hacer un partido nuevo que marque pauta?, me parece interesante”. Y eso es posible porque habían 22 partidos en esa época, 11 uribistas y 11 no uribistas, entre los cuales estaba Cambio Radical, que tenía ya 11 años de permanencia y estaba muy posicionado, y el Partido Liberal y el Partido Conservador 156 años repartiéndose el primero y segundo lugar en las elecciones.

No era fácil, vi una disposición gerencial, de ganas de hacer las cosas, de disciplina de Juan Manuel Santos, quien es un tipo, y dije “A lo mejor me meto en este lío y qué tal si sale”. Entonces trabajamos tres meses y medio ?desde octubre de ese año hasta marzo 12? con diferentes intensidades, pero sobre todo desde noviembre-diciembre hasta enero, porque octubre fue para hacer encuestas, y todo lo que pedí en términos técnicos lo hicieron. Yo decía “Necesito una encuesta de este tamaño con esta muestra”, “Tómela”; “Necesito un ‘focus group’ nacional”, me lo suministraban; “Necesito leerme las leyes electorales y un abogado para que me las explique”, me decían “Tómelo”, entonces es difícil que cuando una gente te pone a disposición las cosas, tiene ganas de hacer las cosas, se compromete, te da la oportunidad y confía en ti, no te metas.

Pasó ese proceso completo y de ahí en adelante a la U le fue muy bien. En ese momento ya existía la columna “Café Política”, ya las críticas abundaban en el pequeño blog en la web. Sin embargo, ese triunfo se resaltó en los medios de comunicación colombianos, estuve con Álvaro García en ‘Primera línea’, en la revista ‘Semana’, salieron cosas en El Espectador, tuve una página completa en ‘El Tiempo’, el editorial habló muy bien de mi trabajo y un año más tarde, en vez de usar la referencia de una campaña que ellos tenían en su país, que había sido cercana, evidente, explícita, clara, todo el mundo usó una referencia de una cosa que había salido seis años antes. No creo que todos los medios actuaran malintencionadamente, creo que no revisaron bien sus fuentes, creo que no les costaba nada poner a una gente a que revisara bien, qué era verdad y qué no, qué estaba bien sustentado y qué no, y que la histeria colectiva del misterio y la cosa y el escándalo se fueron y dieron la fe cierta. El primer medio que hizo todo esto fue la W Radio.

¿En qué momento cree usted que se empiezan a complicar las cosas por el trabajo que venía haciendo?

En términos generales, nunca. Creo que esto es interesante porque todos los escándalos que armaron ?y digo “armaron” porque en realidad ninguno tuvo sustento, porque en realidad no hubo nada grave ni delictivo ni nada? eran con alusiones en donde se decía “por qué se viste usted de negro”, “por qué es asocial”, “por qué trabaja 20 horas al día”, “por qué es así”, y yo me pregunto, ¿por qué eso tiene que ser malo? Entonces, en esos términos, la intención que tuvieron los escándalos que me han armado fue afectar las campañas y que perdiéramos puntos y que eso se volviera “nunca ocurrió".

Si pretendían, porque también hay esas intenciones a veces, nublar la mente del estratega para que no pudiera pensar bien durante la campaña, tampoco afectó, porque yo lo que hacía era decirle a la gente que trabajaba conmigo “Archíveme eso, concentrémonos en lo que nos tenemos que concentrar y una vez termine muéstreme todo y yo veré qué hago”, le doy la entrevista a un medio como el suyo o demando, que es lo que menos me gusta ?por ahora tengo una, y creo que es suficiente, en una corte de La Florida?, y tratar de socializar ahora que el gobierno se estructure un poco, hacia el mes de diciembre, visitar universidades y hacer una apertura a los jóvenes, a los técnicos, a los profesores, a los medios de prensa que quiera. El problema es que la gente quiere la pastillita: “Cuénteme la campaña en 30 segundos”, no es posible, o te atribuyen cosas: “Es que salió esto y de pronto lo hizo usted”. Usted se imagina la cantidad de cosas que día a día se montan en internet; de verdad que uno no puede hacer, ni tiene el poder para hacer toda esa comunicación, ni se concentra en esas cositas, y mientras se está discutiendo eso uno está haciendo comerciales de televisión, giras, discursos, mensajes, eventos, planificación del tiempo, de la vocería, muchas cosas más de fondo. Creo que hay un gran hito alrededor de qué hace o qué no hace un estratega político.

¿Cuál ha sido su relación con el gobierno Uribe estos años?

Soy un admirador en algunas cosas, quizá la mayoría, del presidente Uribe. No soy crítico público porque creo que juega para otras agendas, es una crítica en privado, y en términos generales, cuando yo he estado trabajando para el Partido de la U, ha sido muy receptivo en ideas, ha sido atento en términos sociales y generoso al dejarme opinar sobre cosas.

Usted se ha visto envuelto en escándalos por su relación con el Gobierno, las amenazas al congresista Nicolás Uribe, la salida de varios miles de dólares suyos por el aeropuerto y el lío en la casa de una concejal. ¿Qué reflexión le dejaron estos hechos?

Es difícil, porque si tú andas por la vida pensando que cada situación puede ser tergiversada o mal usada… He llegado a la conclusión de que hay que diferenciar la persona del personaje. Yo no he querido ser personaje, aunque hay gente que me dice a veces que yo me inventé un personaje. En diciembre del año pasado, mi mamá ?una persona bilingüe que trabajó todo el tiempo en partidos políticos desde muy pequeña, no digamos que es una mujer con una cultura general muy vasta, pero es una mujer con una incisión y unas frases increíbles, de mucha sabiduría? me dijo “Yo estaba muy preocupada por ti, porque tú siempre fuiste diferente, raro. Tú lograste volver tu forma de ser tu forma de vida”. Es redundante la frase, pero lo que quiso decir fue que yo logré que ciertas cosas, que ella podía decir que me podían afectar, se volvieran parte de algo que yo hago, y que he podido vivir y recibir pago por pensar, leer, estudiar, ayudar y aconsejar, que es lo que a mí me gusta hacer. Mi vocación es ayudar a resolverles problemas a los demás. Me preparo todo el tiempo, nunca creo que es suficiente, siento como una carga de responsabilidad muy grande de saber todo lo que haya que saber y en el momento oportuno, es casi obsesiva.

Entonces, cuando me atacan tanto y se dan todos estos escándalos, yo aprendí a diferenciar qué soy yo como Juan José Rendón en ni vida personal, con mi familia, en mi vida espiritual, en mi vida intelectual, etc., y qué en parte del juego político. Así que entiendo todas esas cosas dentro del marco de la lucha por el poder, de los cayos que se pisan en las campañas, de los espacios que uno sin querer le quita a otra gente y las mismas envidias y componendas que pasan en las campañas. No guardo rencores, paso la página. Eso sí, no me gusta que me quiten mis derechos, y si siento que un cliente con el que tengo un contrato usando un seudoescándalo para no cumplir el contrato, pues ya prácticamente gano la elección súmele porque lo voy bajando para que me pague y si hay una emisora o alguien que no verifica la información, hace una campaña ?porque una cosa es un ratico o una nota, y otra cosa es que te dedique un mes y 21 días a destrozar a alguien de manera sistemática?, yo creo que eso obliga a una acción jurídica.

Usted salió de Colombia y duró tres años fuera, ¿por qué lo hizo si había tenido relativo éxito en el manejo de campañas?

Vine primero para lo del Partido de la U y después regresé el año siguiente varias veces preparando las elecciones de gobernadores y alcaldes. Empezamos el contrato con la U y sigo en el ámbito nacional, luego arranca todo este escándalo ?¡qué casualidad!? de cosas que habían pasado hacía un año, seis meses, nueve meses antes, y que en ese momento habían sido incidentes menores. Lo del aeropuerto con los dólares fue muy simple: mandé a una persona a que averiguara si podía viajar con un dinero para pagar unas cuentas, con todos sus soportes y todas sus carpetas; preguntó, no quedó clara la pregunta, le pidieron que si podía contar el dinero y le prepararon una cosa aparte, como una novedad del día de esas que anotan en los libros. No fue que la detuvieron ni nada y eso se tergiverso siete meses más tarde. Sí, yo le digo una cosa, cualquier cosa que yo hubiera hecho 16 meses antes o durante mi permanencia en Colombia, vistos los hechos en retrospectiva hubieran sido utilizados en mi contra.

¿Qué pasó finalmente con el tema de las amenazas al congresista Nicolás Uribe?

Nicolás me hizo una denuncia que ahí está. Creo que eso no va a prosperar porque tal amenaza no existió, yo me he encontrado con él varias veces en lugares públicos. No guardo rencores, paso páginas y se lo dije textualmente, “Oiga, Nicolás, yo pasé la página. Yo no sé a cuál agenda usted sirvió, si usted creyó lo que le dijeron, si usted se sintió mal por algo que le pareció; pase esta vaina”. Yo ya pasé esa página en términos personales; en términos jurídicos, si la denuncia de él cabe, yo tendría la potestad de demandarlo. No me acuerdo exactamente, pero creo que es falsa denuncia; pienso esperar, y podría afectar su carrera. Para mí sería una contradicción que yo… es decir, mi mejor forma de demostrar que yo no lo amenacé es perdonando por lo que hizo, tendiendo la oportunidad de llevar un proceso; pero fíjate, mira todas las consecuencias que me trajo, todo el escándalo que armaron, y ahora que las cosas sí se voltearon yo podría iniciar un proceso desgastante para la U y para todos. Yo no voy a seguir con esta pelea. Es una pérdida de tiempo, creo que los dos hemos perdido más que ganado.

¿Cómo se da su reciente vinculación a la campaña presidencial de Juan Manuel Santos?

Algunas personas piensan que la campaña va cuesta abajo. Bueno, unas encuestas muestran 14 puntos, otras 10 y hubo algunas que hasta 22 puntos. Las encuestas internas nunca dieron; la única encuesta para la campaña que hizo una firma americana nunca dio abajo, pero sí dio una tendencia a la baja. Entonces cuando me incorporo digo “No voy a pensar si estamos arriba o abajo, lo que sí voy a pensar es cuáles son las tendencias, que nosotros vamos bajando y que los verdes van subiendo”. Dadas las circunstancias y que hay una relación de fondo fuerte con la U debido a trabajos previos de éxito, de una relación real más allá de toda la mitología, de los rumores… (A mí me da risa que me digan “Usted es el rey del rumor”, pero la verdad es que es increíble la cantidad de rumores de los cuales yo he sido víctima durante los último seis años; si alguien ha sido víctima de eso, soy yo, pero yo no ando diciendo todos los días quién es el rey del otro lado)… me llamaron, pensando que era oportuno, con la consideración de una cosa que se llama el “mal menor”, es decir, ¿qué es preferible, seguir con la tendencia a la baja o asumir la posibilidad de que se vuelvan a desatar los escándalos o las críticas al traer al margen a alguien que internamente no ha hecho nada, ni delictual ni negativo ni sucio? Ellos lo saben, entonces dicen “Aguantamos el escándalo, pero que nos haga lo que siempre ha hecho con el partido”, que es ganar la elección primera, colaborar con las legislativas, la pasadas legislativas. No pude participar por lo mismo, y tocó asumir eso por encima de la mesa.

Yo le agradezco mucho a Juan Manuel Santos la oportunidad, la confianza, la pela que se dio defendiéndome de los medios. A mí no me da gusto, me da pena ver a mi candidato teniendo que responder, además, preguntas innecesarias. Mire, en Colombia estuvo el presidente Lobo, de Honduras ?le hice la campaña presidencial hace ocho meses, una campaña muy difícil? y en el Palacio de Nariño, firmando un acuerdo binacional, alguien malintencionadamente, pensando que el presidente Lobo podía molestarse, en esa ola de “dañemos la imagen de J.J.”, le pregunta “Oiga, ¿y usted conoce a J.J. Rendón?, y le salió el tiro por la culata ?cosa que también me incomoda porque a mí no me gusta que a mi candidato le estén preguntando eso?, pues en pleno pacto binacional respondió “Me parece que es un genio ?lo cual es exagerado?, me parece que es un excelente estratega, me parece que hizo un buen trabajo. Nunca lo he visto participar en cosas malas, todo lo contrario, una gente que reniega y más bien es estricta con de dónde viene la plata, quién paga, quiénes participan en la campaña, de dónde salió ese señor, en términos de lo que es la Ley”, y por cierto dice “Entiendo que está por aquí, si no lo quieren, me lo llevo”.

¿Cuáles son los términos de la primera conversación con el candidato Santos cuando le solicita que venga a ayudarle en la campaña?

Nada, que necesita que me incorpore, que lo ayude.

¿Y qué condiciones le pone usted sabiendo que su nombre siempre causa polémica?

Hablamos del mal menor, sobre eso fue de lo que hablamos. Él me dijo que prefería que hubiera un bajo perfil y yo le dije “Ni tú ni yo podemos garantizar que eso pase. en estrategia uno siempre tiene que considerar qué es lo que depende de ti y qué es lo que depende de los demás; ocúpate de lo que depende de ti y defiéndete o contrarresta lo que depende de los demás, no puedes contar con que los otros van a hacer lo que uno quiera, los otros también juegan”. Entonces, a veces, con comerciales de Mockus atacándolo, toda la gente de la U me decía “¿Qué vamos a hacer en respuesta?, estamos perdiendo puntos”, y yo les decía “Claro, los otros también juegan, el otro también tiene derecho a defenderse”. En un partido de fútbol nadie puede pretender ganar 34 goles a cero, de pronto un resultado decente muy bueno puede ser tres a uno.

En ese sentido nosotros sabíamos que eso no lo podíamos controlar y hablamos no más de tres o cuatro cosas. Me ordena hacer “Lo que tú sabes hacer, necesito tu apoyo”; le di las gracias, le dije que yo necesitaba mucha disciplina en la campaña y que la gente colaborara. Me dijo “No te preocupes, la gente quiere que vengas”; no era sólo él, dentro de la U había gente que tenía ganas de que alguien tomara el control del tema estratégico, y en el tema administrativo nombraron a Roberto Prieto, que había estado en las campañas anteriores. También Germán Chica se incorpora en un cargo nuevo y así otra gente.

Muchas personas que estaban en la campaña quedaron mucho mejor de lo que estaban con lo que aquí llaman “el revolcón”, que llamo “el viraje”, porque lo que se hizo fue darles la posibilidad de que sus talentos y sus habilidades se explotaran en una medida mucho más justa; personas que estaban en muchos comités, en muchas reuniones que al final de cuentas no daban muchos resultados, lo cual hacía que el ambiente de la campaña estuviera totalmente desmoralizado y distendido. Y la tercera cosa que quedó muy clara fue que si me atacaban, no respondiera. De ese modo, aguanté todo el golpeteo que hubo en la campaña, cumpliendo la palabra que le empeñé a él, pero internamente le dije a mi gente que no me mostrar nada, caricaturas, radio, prensa, televisión cero, hasta que se termine; si la intención es enturbiarle la mente al estratega, sí tiene un efecto.

En su momento se dijo que el candidato Santos era un producto difícil de vender, ¿usted lo veía así?

Primero, a mí no me gusta cuando utilizan términos de mercadeo en la comunicación política moderna. Yo no veo a los candidatos como productos ni al gobierno como un servicio, tampoco veo a los votantes como clientes ni a los ciudadanos como receptores de un servicio. Me parece irrespetuoso, pero además me parece que no corresponde a la realidad. La salsa de tomate y los jabones no tienen amante, no se meten en escándalos, no meten la pata, no se cansan. Digamos que hay una superdiferencia. Después, en mercadeo comercial no tienes la perentoriedad del día de elección, es una cosa que la gente a veces no entiende; esto es una batalla dura por la opinión, por los corazones y la mente de los ciudadanos y tiene un día.
 
La gente dice “Es que si la elección hubiera durado varios meses más, hubiéramos ganado”, “Es que si la elección dura 60 días más los verdes ganaban”, eso es posible, bueno, pero es que la elección no es ese día, tú tienes que estar en el mejor momento de las encuestas. El arte de las elecciones es estar en el mejor momento el día de la elección, y eso es bien difícil; en 23 años a mí me ha costado mucho entender los mecanismos y los procesos a través de los cuales tú logras eso, salvo tú, en el mejor momento de la primera y en el mejor momento de la segunda. Los verdes estuvieron en el mejor momento, 45 puntos, 30 días antes de la primera vuelta y punto. Ese día no era la elección, entonces la gente empieza con las explicaciones de fantasía, como “Perdimos por puntos”; igual, como se pierde por goles en el segundo tiempo, el equipo se distrae, la gente se confía, piensa que todo está bien, que ya ganamos, y viene un país enano, Namibia, y le mete siete goles a Alemania por soberbios, por creer que ya la tenía ganada. Empieza también la lloradera y las explicaciones de ‘fantaciencia’, “Es que nos hicieron guerra sucia, es que nos hicieron no sé qué”, yo llamo a esa gente “llorones”, o sea, si tú compites, sabes que tienes que estar dispuesto a ganar y tener la gallardía para ser noble cuando pierdes, como ha sido Santos y todas las campañas de la U y todas las campañas en las que participo yo.

Nunca me vanaglorio ni pisoteo, ni siquiera verbalmente, a los derrotados. También hay que saber perder y aprender de la derrota; los perdedores que empiezan a buscar explicaciones en el fraude o explicaciones de que hubo algo extraño que pasó o casos menores, donde de pronto puede pasar que alguien trató de comprar un voto o de promover algo ilícito, generalizando que toda la elección se ensució por eso, me parecen como patadas, ni siquiera de ahogado, de muerto.

Cuando llega, ¿cómo encuentra la campaña?

Es difícil porque cuando tú dices una cosa como ésta afecta a la gente. Espero que quienes lean esto no lo sientan como una alusión personalizada, pero la campaña estaba desorganizada; quizás lo más importante es que la campaña sentía por dentro que iba a perder y estaba arrinconada por la ola verde, todos. Si te digo otros factores, el Partido de la U se sentía aislado, la ola naranja opacó, separó y distanció a un equipo que había ganado las elecciones siempre y que venía de haber ganado las legislativas. Había una sensación de impotencia, de ver cómo las cosas estaban bajando y ellos no podían participar. En términos generales, creo que había una gran falta de dirección, tanto en términos operativos como estratégicos y de dirección conceptual de la campaña.

¿Cuáles son los cambios que usted le sugiere al candidato en ese momento?

Cambios que eran muy naturales para Juan Manuel Santos. Él es respetuoso, admirador de muchas de las políticas del presidente Uribe. Por lo tanto, dedicarse a hablar del santismo era contradictorio, pueda ser que exista algún día, entre sus amigos, pero él tendría que hacer un buen gobierno y ganarse los corazones, no en una elección, sino en un proceso más largo para que pueda haber algo que se llame el santismo. Lo que quería era uribismo, por eso le dije que rescatara eso que para él era natural, pero era importante.

¿Cómo es posible que en la U se haya hecho tanta inversión en el tema de la unidad nacional y éste no estuviera presente en la campaña y se usaran otros colores?, ¿cómo es posible que todos nuestros senadores y representantes estaban aislados de la campaña?, ¿cómo si la U se ha caracterizado por tener una comunicación moderna, fresca, creativa, incluso con uso del humor, todo eso no estaba?, era una campaña un poco lánguida. Sin embargo, era la misma gente, la misma agencia de publicidad, los mismos productores que hicieron la otra campaña, lo cual demuestra no que no lo sabían hacer, ni que no podían, claro que podían, lo que necesitaban era una orientación diferente. Casi toda la gente que terminó esa campaña es la misma que estaba haciendo la anterior, lo que pasa es que incorporamos a unos nuevos sin quitar a los que estábamos, quienes se fueron lo hicieron por voluntad propia. Hubo un viraje de orientación a la campaña tanto operativa como estratégica.

Honestamente, ¿usted creyó que en la primera vuelta los resultados iban a ser tan amplios?

Te lo digo con humildad, tengo amigos en Colombia y podríamos llamarlos. Estos últimos, quizá, siete años a mí me sorprendían los resultados, cuándo iba a ganar, cuándo iba a perder. Desde hace 10 años para acá, pero sobre todo los últimos siete años, yo sé cuándo voy a perder y cuándo voy a ganar, tengo un análisis de factores que me hacen saber cuándo mi candidato va a ganar o va a perder, y cuando esos factores se van moviendo, dos o tres meses antes puedo decir “en esta campaña no hay nada que hacer”. Eso además de cómo estén las encuestas, porque yo he llegado a encuestas 30 puntos abajo, veo las condiciones de la campaña y puedo decir “En seis meses podemos estar 30 puntos encima”, y me dicen “Eso no puede ser”, yo les respondo “Quieren que apostemos”, y les digo “Vamos a estar así”. Los números de la primera vuelta los anuncié exactamente y los encuestadores también, lo dijo Tomás González, el encuestador nuestro. Y en la segunda vuelta también, con una diferencia de 100 mil votos, tanto los de ellos y como de participación.

Pero en la primera vuelta las encuestadoras se equivocaron y fueron las grandes perdedoras de la jornada…

No se equivocaron, eso es lo que pasa cuando la gente se acelera a interpretar y ellos mismos se dejaron montar esa matriz de opinión. Las encuestadoras no se equivocaron, ellas dijeron lo que midieron, entonces cuando uno quiere hacer medir más de lo que midió… La mayoría de estas encuestas eran telefónicas, las muestras eran pequeñas, eran urbanas, con suerte suburbanas, ninguna medía lo rural y no tenían filtro. El margen de error, aunque ellos digan lo contrario, fue significativo. Es como que oyeron la opinión de los vegetarianos sobre un asado; hubo un nivel de sesgo.

¿Cómo explica el hecho de que Juan Manuel Santos tuvo éxito, siendo su primera elección popular a la que se presentaba?

A mí me parece natural. Me parece que quien hace las cosas bien, si las hace bien una vez, le salen bien, y si las hace la quinta vez, le sale bien. Desde que lo conozco hace seis años, cada vez que hemos tenido relación en las campañas él se ha caracterizado por ser disciplinado y ordenado, gerencial y profesionalmente, eso da resultados.

El mejor ejemplo para explicar el resultado de esta campaña es en términos militares: el ejército verde era como los galos, un ejército animoso, de tribus con colores, apasionada, sin orden, sin disciplina. La campaña de la U, que siempre había sido ordenada, disciplinada, metódica, bajó la guardia. Entonces la pasión de la Ola Verde se lo estaba llevando por los lados, y en el momento en que la U se reorganizó, como eran las tropas romanas, y se enfrentó contra los bárbaros, no en términos despectivos, en ese momento se notó la diferencia. Pasión sin método no logra su objetivo.

Usted habla de los verdes, ¿en qué cree que se equivocaron y perdieron?

En un primer momento creo que el caso Fajardo fue mal interpretado. Él cometió un error inscribiendo listas y considero que sus asesores o él cometieron un error al dejar que el resultado de su lista al Congreso se lo adjudicaran a él, porque había una diferencia entre él como persona y su lista. Segundo, cuando sale perdedor todos le caen encima y dicen “Fajardo se desinfló”. No, Fajardo no se desinfló, la lista fue un error. Luego termina entregándole lo mucho o lo poco del capital político al grupo de los cuatro ex alcaldes, Mockus es elegido candidato y con esa sumatoria de lo que sí tenía Fajardo sube Mockus, pero se va desdibujando en el tiempo Fajardo y se va perdiendo esa base fajardista.

En tercer lugar, pienso que se confiaron mucho, creo que le dieron una sobreimportancia a la web. Yo mandé un chiste en Twitter que decía “Estoy muy preocupado, perdimos dos departamentos, los de Twiter y Facebook”. Y el otro error grave fue potenciar mi llegada. Un amigo me dijo “Se generó el efecto cid campeador”, es decir, cuando supieron que yo llegaba, ellos se dedicaron a decir “Viene el lobo” y distrajeron sus energías en mí; entre tanto yo servía de pararrayos porque yo no estaba en el tarjetón, lo cual le dio tiempo a mi candidato de reestructurar su discurso y su mensaje, agenda y campaña. Les produjo un efecto psicológico a ellos, no a mí. También creo que afectó el tratamiento al tema del tercer canal. Eso diluyó mucho las aspiraciones de los verdes.

Cuando se conocen los resultados de la primera vuelta mucha gente cree que prácticamente la campaña se acabó, ¿usted lo vio así?

No. La campaña y yo enviamos millones de mensajes reiterando “Esto se acaba cuando se acaba”. Nosotros peleamos hasta el último minuto. A veces tener una diferencia como esta habla de gobernabilidad, de mandato. Las alianzas fueron importantes, creo que nosotros logramos cosas difíciles de conseguir en la segunda vuelta, no distender y salir a votar con más énfasis. El principal reto en esta campaña fue doblegar la efervescencia de los verdes, que se la doblegaron solos mientras organizábamos la nuestra, y romper la tendencia; hasta se le notaba a Santos en la cara, estaba mucho más tranquilo, se le veía menos tenso. Ya en la segunda vuelta se mantuvo el ímpetu.

Pero usted pinta esta campaña como perfecta… ¿qué errores cometió?

Hubo varios. Por ejemplo, reaccionamos mal a la carta que envió el ex presidente Gaviria; considero que perdimos algunos votos con eso. También cuando pasamos al cambio de acuerdo de unidad nacional debimos darles mayor vocería a nuestros congresistas. Pienso que debimos haber hecho un mejor esfuerzo con los colombianos afuera. Abandonamos territorios. En cuanto a los jóvenes, comunicamos para los que teníamos, no tratamos de ir a buscar más y ellos eran los más efervescentes con la ola verde.

¿Hasta qué punto cree que la gente votó más por Uribe o el uribismo que por el propio Juan Manuel Santos?

Creo que es un componente. Pero también la gente votó por Santos, pienso que votó por la U. Mucha gente trata de desvalorizar eso y dice que la U es Uribe, pero no es cierto, porque cada quien tiene su fuerza electoral en los departamentos. El poder de la U es su gente, la imagen positiva del Gobierno, la imagen positiva de Santos, ahí lleva los tres factores más importantes.

Esto fue capitalizado en una buena campaña, con buena información, disciplina y método. Quizás al final, haber dado la orden de dejar de nombrar a Mockus incluso en los mensajes de texto, de hecho yo di la orden “Prohibido nombrar a Mockus”, incluso hicimos el muro de la vergüenza en donde pusimos todo lo malo que le decían al profesor Mockus; claro, allí también poníamos a los contradictores. Eso disminuyó un efecto de la cosa negativa e hizo que esperáramos lo que yo llamo los papayazos reales. Es que la gente habla de rumores como si los rumores fueran una cosa fatídica. No todo rumor es falso ni no todo uso de potenciamiento de lo que la gente habla tiene por qué ser sucio. Si usted dice contradicciones, la campaña opositora está en todo su derecho de utilizar los métodos para que el votante se dé cuenta de sus contradicciones y resaltar las propias. Las campañas negativas dañan al que las recibe y dañan al que las hace. A la gente en nuestros pueblos no le gustan los políticos agrediéndose.

¿Cuáles son sus pecados como estratega político?

Creo que mi carácter. Es malo para unas cosas y bueno para otras. Considero que teniendo un carácter fuerte soy una persona impetuosa y soy muy estricto en enfocarme en los temas. Eso puede molestar a mucha gente y genera roces internos.

Lleva 23 años haciendo este trabajo, ¿cuál ha sido su peor derrota?

Hay varias. Hubo una importante de una candidata que se llama Cinthia Vintery(*) en el Ecuador. La asesoramos con Germán Chica, pero yo renuncié a esa campaña; es que nos saturaron todos los medios porque en Ecuador se pueden comprar todos los espacios o ponerte de acuerdo con otros. Cuando vimos eso renunciamos y le dijimos a la candidata que no había forma de comunicar los mensajes, también el partido se le puso en contra y al final ella tampoco pudo obtener recursos para ejecutar su campaña de manera adecuada.

¿Usted considera el triunfo de Juan Manuel Santos como su mayor éxito profesional?

Cada campaña ha sido un triunfo. He tenido campañas muy difíciles en muchos lugares. Lo que pasa es que yo nunca trabajo con el que está arriba, entonces siempre tengo la sensación de que esa fue muy buena. Me enamoro de los trabajos que hago, me entrego profundamente, y después entro en un proceso de desapego de todo lo que me puse de intenso en la campaña. No estoy interesado en tener ningún contrato con el gobierno colombiano, no quiero convertirme en un factor de ataque al gobierno; yo sigo teniendo mi mercado en Latinoamérica, sigo trabajando por otro lado. Puede ser que venga a trabajar en las elecciones del año que viene, mejor no lo digo mucho porque o sino empiezan los ataques de una vez, pero lo que sí creo es que cada vez me he enamorado de cada campaña. En este momento, le puedo decir sí, esta es la mejor campaña que he hecho en mi vida. Si hubiéramos perdido, me hubieran destrozado.

¿Usted se considera un hombre de derecha?

No. Yo me alineo con el cliente, por sus personas, sus ideas y sus proyectos, con los partidos donde trabajo. Soy un hombre que no trabaja para esta nueva izquierda chavista. No hay poder en el mundo que permita que yo trabaje para Chávez, Correa, Ortega o Evo. Todo lo que me huela a ese partido, desde su más alto hasta más bajo rango, nunca trabajaría para ellos. Creo que Chávez tuvo la gran oportunidad, pero es triste que haya usado el poder para tener más y más, y por el contrario no llenar las expectativas de quienes acogieron ese proyecto. Recibí una propuesta de la oposición para trabajar en las elecciones de septiembre en Venezuela, pero decliné porque no hay ambiente para trabajar como a mí me gusta, con disciplina y con método. Además esta entrevista se da en Colombia y no en Washington, en donde me suelto con todo contra Chávez y el chavismo; aunque no soy una persona visceral, critico con cifras y estadísticas, con argumentos técnicos.

¿Cómo es su relación con José Obdulio Gaviria?

Es una relación que se ha sobredimensionado y que me ha afectado porque cada quien tiene sus enemigos. Él ha sido una persona importante en el uribismo y yo estaba interesado en entender el fenómeno del uribismo porque he sido fan del presidente Uribe, así que desarrollé una relación netamente intelectual con él. Mi relación con él era para preguntarle “Qué libro debo leer para entender a Colombia, cómo entiendo la doctrina de Uribe, por qué no me comentas cómo comenzó esto”… También en algunos momentos en que yo no entendía la ley electoral él me la explicó; cuando eso pasó yo cambié la pedagogía electoral en la U y estoy seguro de que eso nos dio por lo menos 500 mil votos más.

¿Es decir que de alguna manera usted es alumno de José Obdulio Gaviria?

No.

Entonces, ¿el qué representa para usted?

Una persona que en su momento me dio recomendaciones, libros, autores, información sobre el país. Yo me podía sentar con él a tomarme un café a hablar de los gentilicios, de los pastusos, de la gente, de la comuna trece o el Palacio de Justicia… Es una biblioteca ambulante. No es mi profesor, ni soy su alumno, ni somos cómplices, ni somos socios, ni hemos tenido acciones ni gestiones en común, sólo es una persona que conocí en Colombia.

¿Cómo es su relación actual con el presidente Uribe?

Es una relación sana, yo lo respeto mucho. Ha sido muy generoso en su trato conmigo, con todo lo que han dicho de mí. Considero que él me conoció como cuando uno va a un zoológico a conocer un espécimen raro y yo lo vi como quien ve a un gobernante que tuvo una cosa difícil y le interesó tener acceso, como a un periodista, pero en mi caso de cómo él maneja las crisis, cómo maneja ciertos temas. Nos hemos visto muy poco.

¿Y en qué circunstancias lo conoció?

Cuando vine al primer seminario, pedí conocerlo. Lo vi después en una circunstancia social donde hablamos muy poquito y lo vi recientemente en Honduras, en visita al presidente Lobo.

¿Qué le ha aconsejado a Uribe?

Él no me oye. Le he dicho que no case tantas peleas, como se lo digo a mis candidatos. Recuerdo que en Honduras me dijo “Usted no es tan malo como lo pintan. Me dice don Porfirio que hizo una buena campaña” y me preguntó Uribe “¿Va a volver algún día a Colombia?” y le dije “Me gustaría mucho Presidente, pero no depende de mí, el médico no busca paciente”. Yo no me promuevo mucho.

En la campaña se presentó la famosa reunión del Metropolitan Club entre el candidato Santos y unos congresistas en donde éstos le propusieron acciones poco claras, ¿qué supo de eso?

Yo no recuerdo haber estado en esa reunión. En estos dos o tres meses de campaña recuerdo haber estado en reuniones públicas sólo dos o tres veces. Casi no tengo vida social.

¿Usted le puede garantizar al país que esta fue una campaña totalmente limpia?

Sí, totalmente. Yo he estudiado mucho el tema. Al montar una campaña de descrédito siempre existen formas de ubicar a quién la hizo, por internet, montando un rumor igualmente, un montaje fotográfico también. Si de verdad eso existiera, reto a que hagan la investigación y que busquen al culpable. En 23 años de carrera y en 46 de vida no tengo ni siquiera una infracción por un mal estacionamiento, soy temeroso de la ley. Las interpretaciones que se den son otra cosa. Yo entré con visa temporal, tengo derecho a reunirme y a opinar y tengo amigos. Eso es trabajar. Cuando obtuve la visa, hice el contrato.

¿Por qué le gusta vestir siempre de negro?

Es una práctica de hace mucho tiempo. Me fastidié de la moda. Cuando tenía un poco más de 20 años tenía empresas de publicidad. Esa era la época de los yuppies, cuando se competía con la moda. Hacia 1995 tuve una crisis económica y prácticamente quedé en la calle. Entonces me tocó empezar de cero otra vez; recuerdo que me sentía mal por ir a un restaurante sin estar a la moda del día, y me pareció insólito que yo, que compro ideas, venda lo mismo, así que dije “Ahora voy a diseñarme las cosas yo” y la hice práctica. Ahora la mayoría de mi ropa es negra, toda del mismo estilo y no manda ningún mensaje. Al final no soy ni tan malo ni soy tan poderoso.

Entonces, si se la pasa trabajando, ¿qué hace en el poco tiempo libre que le queda?

Leo mucho. Soy adicto a comprar libros. Soy cinéfilo. Tengo muchos amigos en todo el mundo. Y cuando tengo tiempo libre visito a mis amigos con mi novia, a veces voy adonde clientes que me han invitado a conocer sitios. Soy amigo de algunos, pero hasta que dejan de ser presidentes.

¿Por qué le atrae Colombia?

Porque soy un apátrida. Estoy autoexiliado, hace varios años que no voy a Venezuela. Al margen de todas estas cosas que salen en la prensa, me siento bien tratado en Colombia, son muchas familiaridades con mi país: la comida, la música, la forma de hacer las cosas. Para mí venir acá es como estar más cerca de mi patria. Igual en Miami. En México he desarrollado una parte muy importante de mi carrera, pero yo no sé por qué, a veces, prefiero ganar 10 veces menos en una campaña en México, pero prefiero venirme para acá. Me da risa cuando los verdes me ponían “Veneco go home”.

¿Y en qué momento va a regresar a Venezuela?

He recibido muchas amenazas desde cuando fui denunciante en Venezuela del referendo revocatorio del año 2004. Eso trajo como consecuencia que muchos chavistas radicales no me quieran, entonces es difícil volver.

¿Qué intuición tiene de cómo será el gobierno del presidente Santos?

Creo que va a ser un buen gobierno, porque él es un buen gerente, es una persona que sabe priorizar, conoce de gobierno, ha tenido cargos suficientes. En otros términos, no tendría ninguna excusa para hacer un mal gobierno. Tiene las mayorías, tiene conocimiento, tiene un aval de votos suficiente, tiene la bancada y podría conservar lo sembrado por el presidente Uribe. Auguro, espero y quizás hasta le reclamo que tiene todo para hacer un buen gobierno. Tiene que ser así.

Por lo que ha visto y como lo conoce, ¿le sugeriría desde ya la reelección?

No, porque yo me voy. Yo no me meto en lo que no me preguntan. Reitero, no busco ningún contrato con el gobierno. Me parece bien cuando vuelva hablar con él. Si puedo promover gente para que invierta o hable bien de Colombia, lo haré, así como explicar afuera el proceso que se ha vivido en estos ocho años en este país, también lo haré.

¿Usted es partidario de que el presidente Uribe se lance a la Alcaldía de Bogotá?

Si él quiere, yo creo que nadie le gana. Pero cada hombre siente que debe estar donde debe estar. Si hace eso, creo que ni siquiera necesitaría de mi ayuda, es mejor que se ahorre esa platica.

¿Qué les dice a sus enemigos?

Hay una frase de Borges en un texto que se llama ‘Fragmentos de un Evangelio Apócrifo’ que dice: “Yo no hablo de venganzas ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón posible”. Además, si ellos se graduaron de enemigos, se graduaron solos. Yo tengo competidores y dentro de las reglas del juego eso me parece válido.

¿Le ve futuro al Partido Verde?

Tienen una gran oportunidad. Lo malo de la expectativa de la ola verde es que ellos sintieron que ganaron, entonces se sienten tristes porque no ganaron. Pienso que si una persona los hubiera visto dentro de una perspectiva técnica, más ajustada a la realidad, lo que ellos lograron fue un triunfo. Esto que les pasó es como para que ellos puedan ser una fuerza política importante al nivel del Polo o más que el Polo. Es interesante, tendrían, como dice Mockus, una oposición constructiva razonada, una oposición más dura que esta y una bancada de la coalición de gobierno también importante.

¿Con el resultado de la campaña se puede decir que habrá J.J. Rendón para rato en Colombia?

Mientras me llamen y me sienta útil, pueda y sienta que de verdad pueda hacer cosas, vendré. Para mí Colombia, al margen de la sensación y del afecto que tengo aquí, sigue siendo en términos profesionales un mercado más. Tengo ofertas en otros lados y me la paso viajando y me muevo en otros sitios, pero el corazoncito me llama, sólo de llegar al Aeropuerto ElDorado, de ver caras y escuchar acentos, poder comer y hablar de temas más o menos comunes, como no me pasa en Argentina o en Chile o en Centro América, eso ya me resulta atractivo. Entonces mientras la U quiera que los ayude, acá estaré.

Defíname: Juan Manuel Santos.

Hábil e inteligente.

Antanas Mockus.

Hombre inteligente, falto de pragmatismo.

Ramiro Bejarano.

No quiero referirme a él.

Hugo Chávez.

Una desilusión

José Obdulio Gaviria

No quiero expresarme sobre él.

Nicolas Uribe.

Un buen político que cometió un error.

Juan José Rendón.

Un hombre en paz.

Por Norbey Quevedo H.

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