Constituyente, ¿único camino para reformar a la justicia?

Pocos lo hablan abiertamente, pero tras el fracaso esta semana en el Congreso de la reforma propuesta por el gobierno Duque, la idea comienza a dar vueltas nuevamente.

Redacción Politíca
07 de diciembre de 2018 - 12:00 p. m.
Archivo El Espectador
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Hundida en el Congreso de la República, por enésima vez, la reforma a la justicia, la que llevó el nuevo gobierno del presidente Iván Duque, vuelven a escucharse las voces que claman por la convocatoria a una Asamblea Constituyente para poder concretar ese objetivo que parece un imposible y que todos los últimos jefes de Estado, desde Andrés Pastrana, han intentado sin éxito. Y lo que llama la atención es se trata de una idea en la que a veces hay puntos de encuentro entre sectores políticos distantes, incluso del uribismo y el petrismo.

Ya el senador Ernesto Macías, presidente del Congreso, había puesto sobre la mesa el asunto al escribir recientemente en su cuenta de Twitter que, ante la imposibilidad de tramitar reformas estructurales y relevantes para el país, el presidente Duque  “no debe descartar la convocatoria a una Constituyente”. Se refería, por supuesto a las reformas política, a la justicia y a los acuerdos de paz de La Habana. Eso sí, le tocó después aclarar que nada había sido consultado con la Casa de Nariño y que todo era de su propia cosecha

Sin embargo, el tema quedó en el ambiente y ahora, con lo sucedido esta semana con el fracaso de la mencionada reforma al sistema judicial, además de los escándalos de corrupción que recientemente han sacudido a la Rama, hay quienes aseguran que ese es el único camino que queda pues, definitivamente, tramitarla vía Congreso es un imposible pues siempre imperan intereses políticos y se habla de presiones desde las altas cortes para evitar cambios que de una u otra manera puedan afectarlas.

No se trata de abrir una caja de pandora de donde puedan salir reformas inesperadas, como el restablecimiento de la reelección presidencial o el desconocimiento del acuerdo con las Farc. No existen riesgos de esa magnitud, como algunos han querido hacerlo creer (…) Tampoco se trata de una formula expedita. Desde el momento de la convocatoria hasta la expedición de la reforma pueden pasar entre dieciocho y veinticuatro meses. No obstante, lo cierto es que la justicia colapsó, y la situación amerita procedimientos extraordinarios y reformas profundas, coherentes y técnicas que solo se pueden lograr mediante una asamblea constituyente”, ha dicho el constitucionalista Juan Manuel Charry.

Anoche en el programa Hora 20 de Caracol Radio, Sergio Araújo, un uribista ‘purasangre’, habló de una constituyente parcial para reformar a la justicia, “no con las cortes sino a pesar de las cortes”. Cabe recordar que en 2015, ante una propuesta similar surgida desde las mismas cortes y la Fiscalía General, el expresidente y senador Álvaro Uribe dijo que era preferible convocar a todas las fuerzas del país para discutir un proyecto en ese sentido y que posteriormente entre al Congreso.

En la otra orilla, el excandidato presidencial y también senador Gustavo Petro aseguró en la campaña, en primera vuelta, que en caso de salir elegido como primer mandatario, una de las primeras cosas que haría sería convocar a una “constituyente territorializada y pluralista que haga las reformas que no hizo la Constitución del 91: la del territorio, a la salud, la educación, la justicia, la política y el tránsito hacia una economía productiva”.

Después, cuando pasó a segunda vuelta para enfrentar a Duque, el líder del movimiento Colombia Humana cambió de parecer y dijo que, revisando su programa, la asamblea constituyente “no es imperante”, pues la mayoría de las reformas propuestas eran leyes ordinarias y actos legislativos que se pueden aprobar en el Congreso, con las mayorías de la bancada alternativa.

Es decir, muchos se han subido y se han bajado del bus de la constituyente. El tema se enfría y se calienta de nuevo cuando se dan coyunturas como la de esta semana con el hundimiento de la reforma propuesta por el gobierno Duque. La ministra Gloria María Borrero ha dicho que insistirán en el proyecto, que se dedicará a recorrer el país para socializarlo con los ciudadanos y capitalizar su apoyo, y que en 2019 se volverá a llevar al Congreso.

Y entonces vuelve a aparecer la frase con la que muchos definen a la constituyente: se sabe cómo comienzan pero nunca cómo terminan. Y en un país tan polarizado, comienzan a aparecer fantasmas como que se puede abrir la puerta a la reelección o el regreso de Uribe al poder.  

El presidente Iván Duque ha enfatizado que la idea no está en su agenda, aunque algunos creen que los problemas de gobernabilidad podrían hacerlo reflexionar al respecto. Porque como dijo en el reciente pasado el exprocurador y hoy embajador Alejandro Ordóñez, “estamos abocados a una asamblea nacional constituyente. El próximo presidente no puede gobernar con el actual diseño institucional y tal mecanismo estaría especialmente enfocado en la Rama Judicial, que no se ha querido dejar reformar”.

En estos momentos de efervescencia, vale la pena retomar lo que escribiera Carolina Villadiego en el portal de Dejusticia: “La justicia necesita reformas. Pero varias de ellas deben tener como enfoque mejorar el acceso a la justicia y la legitimidad del sistema judicial. Y si vamos a discutir una asamblea constituyente para reformar la justicia, tengamos claro para qué sería esa asamblea y si realmente hemos agotado las vías ordinarias de reforma. Y, sobre todo, dialoguemos ampliamente sobre qué reformas se necesitan”. Sea como sea, el camino del Congreso se hace cada vez más estrecho para la anhelada reforma y la constituyente podría abrirse paso. 

 

 

Por Redacción Politíca

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