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Palabras que son una clara respuesta a lo dicho previamente por Pastor Alape, uno de los negociadores de la guerrilla en La Habana, quien dijo que los hechos obedecieron a una acción defensiva y no a una emboscada. “A todas luces esto tiene su causa en esa incoherencia del Gobierno de estar ordenando operativos militares contra una guerrilla que está en tregua”, expresó Alape en declaraciones a la prensa, insistiendo en que “lo que están clamando los campesinos es que ese cese del fuego unilateral de las Farc se extienda y sea bilateral (...) estos hechos hay que pararlos, es necesario parar esta guerra, es necesario hacer esfuerzos para que dejemos de ver madres llevando a sus hijos a los cementerios”. Y concluyó: “Señor presidente Santos, la tregua bilateral es urgente”.
Horas después, en un comunicado difundido a través de internet, la guerrilla reaccionó a la decisión presidencial de reanudar los bombardeos. “Hacemos un llamamiento expreso al Gobierno en estos momentos a mantener la cabeza fría y no adoptar medidas poco meditadas que puedan poner en peligro el avance de los diálogos y el mantenimiento del cese unilateral del fuego”, dijeron las Farc. Con una petición concreta: que el Frente Amplio por la Paz y los países garantes y acompañantes en los diálogos —Noruega, Cuba, Venezuela y Chile—, además de la Cruz Roja Internacional y Unasur, envíen cuanto antes una misión al Cauca, para verificar lo ocurrido y elaborar un informe con recomendaciones que eviten la repetición de estos hechos.
Las reacciones en el país político fueron de toda índole. Para el expresidente y senador del Centro Democrático Álvaro Uribe, hoy opositor acérrimo del Gobierno, la reanudación de los bombardeos es lo más acertado, pero no lo suficiente. “La política de seguridad tiene en los bombardeos un apoyo muy importante, ¿cómo hacerla compatible con un proceso de paz? Que las Farc no sigan obligando al Gobierno a renunciar a ella, y para eso se requiere reencauzar el proceso. Por ejemplo, que se acepte por parte de esa guerrilla el cese unilateral de actividades criminales con concentración en un sitio y con vigilancia internacional”, señaló.
El también expresidente Andrés Pastrana y la excandidata presidencial conservadora Marta Lucía Ramírez pidieron que se convoque de urgencia la recién creada Comisión Asesora de Paz, que se supone debe servir para dar luces en coyunturas como la actual. “Las Farc lo que quieren con estas acciones terroristas y con la ejecución en estado de indefensión de los soldados es que este país aterrorizado se doblegue y le pide a este gobierno un cese bilateral de hostilidades. Ello sería un suicidio, sería el peor error que podría cometer en este momento el presidente Santos”, manifestó Ramírez. A su vez, la senadora Claudia López, de la Alianza Verde, expresó su respaldo al jefe de Estado y enfatizó: “Les exigimos a las Farc que retomen el camino de desescalamiento del conflicto”.
Hay otras voces que plantean que una de las condiciones iniciales de la negociación era que se haría en medio del conflicto. Por lo tanto, aunque la guerrilla había anunciado una tregua, se trata de un hecho más de la guerra, doloroso por supuesto. Asimismo, hay quienes hablan de que llegó la hora de exigirle a la subversión coherencia y avances. “No podemos tener una negociación indefinida con unas Farc que dicen hablar de paz pero al mismo tiempo generan ataques atroces”, advirtió el senador Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical. Al final, la sensación que queda en el país es que la confianza que se había ganado después de más de dos años de diálogos en Cuba —y que se había afianzado en varios gestos de parte y parte hacia ese el desescalamiento de la confrontación— se fue al traste y que ahora la urgencia es recomponer el camino, otra vez, remando contra la corriente.