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Emboscada de las Farc, un ataque a la esperanza de paz

Para el primer mandatario, la muerte de 11 militares a manos de las Farc en el Cauca es un hecho “infame”. Guerrilla pide “cabeza fría” y comisión de verificación en la zona del ataque.

Redacción Política
16 de abril de 2015 - 04:16 a. m.
El presidente Juan Manuel Santos, ayer al término del consejo de seguridad realizado en Cali, al anunciar la reanudación de los bombardeos a los campamentos de las Farc./ SIG
El presidente Juan Manuel Santos, ayer al término del consejo de seguridad realizado en Cali, al anunciar la reanudación de los bombardeos a los campamentos de las Farc./ SIG
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La decisión del presidente Juan Manuel Santos de ordenar la reanudación de los bombardeos contra los campamentos de las Farc, tras el ataque de esa guerrilla en la vereda La Esperanza, municipio de Buenos Aires (Cauca), en el que murieron once soldados profesionales y un sargento, pone a prueba, sin duda, la solidez y la madurez del proceso de negociación que adelanta el Gobierno con ese grupo subversivo en La Habana (Cuba). Lo que queda claro, por ahora, es que la posibilidad de declarar un cese del fuego bilateral —como lo piden las mismas Farc y algunos sectores en el país— está descartada y que la crisis actual corrobora que son los hechos de guerra los que, en últimas, marcan el camino de la paz, tal y como ha sucedido en el pasado.“El incidente fue producto de un ataque deliberado, no fortuito, de las Farc, y esto implica un claro rompimiento de la promesa de un cese al fuego unilateral. Este es un hecho condenable, que no quedará impune, exige medidas contundentes y tendrá consecuencias. A los actores de este infame hecho los vamos a perseguir hasta dar con ellos (...) Y que les quede muy claro a las Farc: no me voy a dejar presionar, óigase bien, no me voy a dejar presionar por hechos infames como este para tomar una decisión sobre cese al fuego bilateral”, manifestó el jefe de Estado tras un consejo de seguridad en la sede de la Tercera División del Ejército en Cali, en el que participaron el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón; el fiscal general, Eduardo Montealegre; el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, y los altos mandos militares.

Palabras que son una clara respuesta a lo dicho previamente por Pastor Alape, uno de los negociadores de la guerrilla en La Habana, quien dijo que los hechos obedecieron a una acción defensiva y no a una emboscada. “A todas luces esto tiene su causa en esa incoherencia del Gobierno de estar ordenando operativos militares contra una guerrilla que está en tregua”, expresó Alape en declaraciones a la prensa, insistiendo en que “lo que están clamando los campesinos es que ese cese del fuego unilateral de las Farc se extienda y sea bilateral (...) estos hechos hay que pararlos, es necesario parar esta guerra, es necesario hacer esfuerzos para que dejemos de ver madres llevando a sus hijos a los cementerios”. Y concluyó: “Señor presidente Santos, la tregua bilateral es urgente”.

Horas después, en un comunicado difundido a través de internet, la guerrilla reaccionó a la decisión presidencial de reanudar los bombardeos. “Hacemos un llamamiento expreso al Gobierno en estos momentos a mantener la cabeza fría y no adoptar medidas poco meditadas que puedan poner en peligro el avance de los diálogos y el mantenimiento del cese unilateral del fuego”, dijeron las Farc. Con una petición concreta: que el Frente Amplio por la Paz y los países garantes y acompañantes en los diálogos —Noruega, Cuba, Venezuela y Chile—, además de la Cruz Roja Internacional y Unasur, envíen cuanto antes una misión al Cauca, para verificar lo ocurrido y elaborar un informe con recomendaciones que eviten la repetición de estos hechos.

Las reacciones en el país político fueron de toda índole. Para el expresidente y senador del Centro Democrático Álvaro Uribe, hoy opositor acérrimo del Gobierno, la reanudación de los bombardeos es lo más acertado, pero no lo suficiente. “La política de seguridad tiene en los bombardeos un apoyo muy importante, ¿cómo hacerla compatible con un proceso de paz? Que las Farc no sigan obligando al Gobierno a renunciar a ella, y para eso se requiere reencauzar el proceso. Por ejemplo, que se acepte por parte de esa guerrilla el cese unilateral de actividades criminales con concentración en un sitio y con vigilancia internacional”, señaló.

El también expresidente Andrés Pastrana y la excandidata presidencial conservadora Marta Lucía Ramírez pidieron que se convoque de urgencia la recién creada Comisión Asesora de Paz, que se supone debe servir para dar luces en coyunturas como la actual. “Las Farc lo que quieren con estas acciones terroristas y con la ejecución en estado de indefensión de los soldados es que este país aterrorizado se doblegue y le pide a este gobierno un cese bilateral de hostilidades. Ello sería un suicidio, sería el peor error que podría cometer en este momento el presidente Santos”, manifestó Ramírez. A su vez, la senadora Claudia López, de la Alianza Verde, expresó su respaldo al jefe de Estado y enfatizó: “Les exigimos a las Farc que retomen el camino de desescalamiento del conflicto”.

Hay otras voces que plantean que una de las condiciones iniciales de la negociación era que se haría en medio del conflicto. Por lo tanto, aunque la guerrilla había anunciado una tregua, se trata de un hecho más de la guerra, doloroso por supuesto. Asimismo, hay quienes hablan de que llegó la hora de exigirle a la subversión coherencia y avances. “No podemos tener una negociación indefinida con unas Farc que dicen hablar de paz pero al mismo tiempo generan ataques atroces”, advirtió el senador Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical. Al final, la sensación que queda en el país es que la confianza que se había ganado después de más de dos años de diálogos en Cuba —y que se había afianzado en varios gestos de parte y parte hacia ese el desescalamiento de la confrontación— se fue al traste y que ahora la urgencia es recomponer el camino, otra vez, remando contra la corriente.

Por Redacción Política

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