La estrategia para sumar a las regiones

“Manos a la paz” es uno de los planes a implementar y apunta a que universitarios y profesionales vayan a zonas de conflicto a apoyar con sus conocimientos a gobernaciones y alcaldías. Ya hay un presupuesto de US$9 millones asignado.

Felipe Morales Mogollón / Juan David Laverde Palma
30 de enero de 2016 - 02:00 a. m.

Son muchas las promesas que se han planteado en el marco de las negociaciones de paz entre el Gobierno y las Farc, y aunque la firma de un acuerdo parece inminente, el escepticismo entre la gente también es un común denominador. Por eso, para que el país, en especial en las zonas de conflicto, empiece a creer en el proceso, los ministros del Interior, Juan Fernando Cristo, y del Posconflicto, Rafael Pardo, están visitando desde hace varias semanas las regiones afectadas, para plantear futuras inversiones, en un plan que han denominado “Estrategia de respuesta rápida”. Y aunque nadie lo reconozca, a la larga esos millonarios presupuestos también servirán para catapultar la votación por el plebiscito con el que se refrendará la paz.

Los ministros coinciden en un mensaje claro: “Hay que hacer que la gente sienta que la paz se firmó”, y por eso el objetivo es realizar inversiones focalizadas en desminado, brigadas móviles, reparación, asistencia técnica agropecuaria, infraestructura (vías terciarias) y el programa “Manos a la paz”, que involucra a voluntarios universitarios comprometidos con el proceso. La idea es que en marzo, luego de la firma del acuerdo, el aparato del Estado irá a las regiones y se trabajará en temas sociales, como jornadas escolares, seguridad alimentaria y nutrición, y formalización de tierras.

De paso, los alcaldes y gobernadores de regiones como Nariño y Cauca, donde estuvieron esta semana, o Chocó, Antioquia, Huila y Caquetá, entre otros —que siempre han sido relegados en la inversión social—, conscientes de la adjudicación de millonarios presupuestos que serán ejecutados directamente por ellos, se conviertan en directos promotores de la paz y, de paso, ayuden a jalonar los 4,4 millones de votos que se necesitan para aprobar la refrendación.

En el Gobierno saben que el plebiscito se gana con votos. Pardo y Cristo, como políticos experimentados, saben también que el apoyo en las urnas se consigue caminando, visitando las regiones, y que, en ese sentido, el respaldo de los mandatarios locales y regionales es clave. Así lo entendió el gobernador de Nariño, Camilo Romero, quien propuso que en la votación del plebiscito se incluya la figura del “voto pacífico”, una estrategia similar a la que se hizo en 2010 con el llamado “voto caribe”, que recibió el respaldo de 2,5 millones de personas en las urnas. Sin duda, el tema tiene que ser consultado y socializado con las autoridades electorales, pero por ahora es algo que “le suena” al Gobierno.

La ecuación es simple: las inversiones que se hagan sirven para que en las regiones la gente sienta que la paz sí traerá grandes beneficios, los mandatarios locales reciben presupuestos que nunca se les habían asignado para hacer inversión en lo social y se convierten en voceros de la paz y, de paso, del plebiscito. La idea es generar una euforia del posconflicto para que ello se refleje en las urnas.

Los universitarios y la paz

El Espectador conoció el plan denominado “Manos en paz”, que es el apoyo que profesionales, universitarios y voluntarios, a través de sus conocimientos, les pueden prestar a alcaldías y gobernaciones para, señala el documento, “contribuir al fortalecimiento de capacidades municipales, movilizando la participación de los ciudadanos”.

La propuesta contempla un tiempo de duración de 18 meses, con la intención de convertirla en una política de Estado. Aunque este apoyo de jóvenes universitarios no está incluido en los acuerdos de La Habana, su aporte puede ser clave en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PEDT). Tan adelantado está este plan, que hay un eslogan: “La paz, un propósito de todos”.

Asimismo, el presupuesto ya está asignado y está dividido en tres fases. La fase de alistamiento será por un monto de US$530 mil. El siguiente paso se denomina “Manos a la paz en 50 municipios”, que tendrá un costo de US$2,7 millones, que implican cerca de US$54 mil en cada municipio. La tercera fase tendrá una inversión de US$6,1 millones. El documento aclara que estos costos incluyen tres profesionales por municipio, un supervisor por cada cinco y el valor de los viáticos. El programa fue diseñado de forma conjunta con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.

“Trabajamos para que los colombianos, una vez se firme la paz, noten cambios positivos en sus territorios”, dijo el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Queda claro que el Gobierno ha entendido que el fin del conflicto va más allá de una firma e implica llevar el Estado a las regiones. Pero también que en ese tire y afloje en que se ha convertido la propuesta del plebiscito como mecanismo de refrendación de los eventuales acuerdos, y con la campaña que ya adelanta la oposición uribista por el no o la abstención, los mandatarios locales y regionales son un aliado fundamental que hay que saber ganarse.

Por Felipe Morales Mogollón / Juan David Laverde Palma

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