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La historia de la hacienda Torrealta

El Espectador conoció el certificado de libertad y tradición del predio. El hoy candidato a la Gobernación de Antioquia y sus socios la compraron en $900 millones, pero recientemente fue ofrecida en venta por $70 mil millones.

Redacción Política
30 de septiembre de 2015 - 03:11 a. m.
 El candidato Luis Pérez es, según recientes encuestas, el favorito para ganar la Gobernación de Antioquia. / Archivo
El candidato Luis Pérez es, según recientes encuestas, el favorito para ganar la Gobernación de Antioquia. / Archivo

El domingo 20 de septiembre, en su columna de la revista Semana titulada “La torre embrujada”, el periodista Daniel Coronell reveló los detalles que se han movido en torno a un predio ubicado en el sector suburbano de Medellín, cuya propiedad, en parte, aparece a nombre del hoy candidato a la Gobernación de Antioquia Luis Pérez Gutiérrez, quien está avalado por el Partido Liberal y Cambio Radical, además de contar con el apoyo de parte del Partido de la U y de los conservadores.

Se trata de la hacienda Torrealta, una finca de 400 fanegadas de tierra cuyo pasado, como lo señala Coronell, está ligado a la mafia y varios de sus dueños han muerto de manera violenta. El Espectador obtuvo el certificado de tradición y libertad del predio, en los que se constata que, efectivamente, Pérez Gutiérrez es su propietario en un 30%.

La hacienda empieza con los papeles en regla, como herencia de antiguos hacendados de la región, en concreto, la familia Peláez de El Retiro. En 1972, uno de sus herederos la vende a Alberto Uribe Sierra (padre del expresidente Álvaro Uribe), asesinado por las Farc en junio de 1983.

Sin embargo, ya en 1974 Uribe Sierra le había vendido la finca al conocido rejoneador Óscar Oki Botero (a nombre de su esposa, María Elena Ospina de Botero). Oki Botero fue asesinado en 1989 por orden de Pablo Escobar, cuando esperaba el cambio de un semáforo, en Medellín.

Antes de morir, el rejoneador alcanzó a vender Torrealta a otro famoso personaje de Antioquia: el banquero Félix Correa, quien protagonizara uno de los descalabro financiero más sonados de los de los años 80 con la Financiera Furatena (algo así como el Interbolsa de la época, donde miles de ahorradores quedaron en la ruina). Después de Félix Correa, la hacienda se liquida y empieza a pasar de mano entre narcotraficantes y aliados del Cartel de Medellín, que terminarían todos asesinados al cabo de los años.

El primero fue Juan Nepomuceno Villegas, conocido como Juan N, procesado por narcotráfico y asesinado con sevicia en el centro comercial San Diego de la capital antioqueña por orden de la mafia. Pero pese a todos estos indicios, la finca nunca entró a trámite de extinción de dominio y, por el contrario, fue adjudicada en varios procesos administrativos y judiciales a la sociedad “Cano Villa Ltda.”, cuyo propietario era uno de los lugartenientes de Pablo Escobar: Elkin Cano.

Durante esa época fue que se realizaron grandes obras y modificaciones al predio. Es conocido que Cano tenía una gran afición al esoterismo y los rituales satánicos, por lo que Torrealta se rodeó entonces de un halo de misterio y violencia. Las autoridades comentan que en ella se torturaba y se cometieron varios homicidios. Por ejemplo, con el paso de los años se supo que al darse a la tara de encontrar un mayordomo oriundo del municipio de Sonsón y no encontrarlo, decidieron matar a los mayordomos de las fincas aledañas.

Cuando Elkin Cano se aleja de Pablo Escobar para acercarse a los hermanos Rodríguez Orejuela y el Cartel de Cali, el capo de capos lo manda a asesinar y el predio pasa a manos de una sociedad de nombre “Marroquín y Rubiano Asociados”. Los miembros de esta firma serían también asesinados en los años sucesivos, hasta que una de sus herederas sobrevivientes vende Torrealta a Luis Pérez Gutiérrez y sus socios.

Según los documentos conocidos por este diario, el negocio se hace por poco más de $900 millones, pero recientemente la propiedad fue ofrecida en venta por $70 mil millones, entre otros por Luis Pérez Gutiérrez y uno de sus hermanos, Alberto de Jesús Pérez. En Medellín dicen que además de Torrealta, el candidato a la Gobernación es dueño de otros bienes en Antioquia, cuyo valor asciende a $21 mil millones.

El Espectador trató de contactar a Pérez Gutiérrez pero no obtuvo respuesta. Personas cercanas a su campaña han indicado que la estrategia de no asistir a debates y no responderle a la prensa obedece a que ha optado por tener un bajo perfil y evitar las confrontaciones, teniendo en cuenta que las más recientes encuestas lo dan como ganador. “Está muy prevenido”, aseguran. Lo cierto es que son muchas las preguntas que quedan en el ambiente.

Por Redacción Política

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