“Le dimos confianza jurídica a la paz”: Juan Fernando Cristo

El ministro del Interior dice que espera que la campaña por el sí o el no en el plebiscito sea más respetuosa y menos agresiva por parte del uribismo.

Germán Espejo
19 de junio de 2016 - 02:00 a. m.
Juan F. Cristo aseguró que es un error tratar de aprovechar políticamente a las víctimas en contra de la paz. / Luis Ángel
Juan F. Cristo aseguró que es un error tratar de aprovechar políticamente a las víctimas en contra de la paz. / Luis Ángel

 

El ministro del Interior dice que espera que la campaña por el sí o el no en el plebiscito sea más respetuosa y menos agresiva por parte del uribismo. Dice también que el proceso con el Eln seguirá estancado mientras no renuncie al secuestro, cuestiona a la Corte Constitucional por haber tumbado parte del Equilibrio de Poderes y habla de su eventual aspiración presidencial.
 
¿Por qué cree que esta legislatura que termina mañana es histórica para el país?

Con la votación de la conciliación del Acto legislativo para la Paz se cerró el ciclo de la construcción de la arquitectura legal para la firma de los acuerdos de La Habana y la refrendación de los mismos. Con ello, además de la ley del plebiscito que está en revisión de la Corte Constitucional, se tienen los elementos claves que permitirán el blindaje jurídico y político de los acuerdos. Estas dos iniciativas están íntimamente ligadas porque no podrán comenzar a aplicarse esos instrumentos previstos en la reforma para la paz sino hasta que los colombianos voten positivamente en el plebiscito. Son dos proyectos históricos que van a abrir el camino para la reconciliación en Colombia y una vez se cumpla la refrendación comenzará una tercera etapa, que es el cumplimiento e implementación de lo pactado, desarrollando los instrumentos previstos en el Acto Legislativo, que son el procedimiento legislativo especial, las facultades extraordinarias para el presidente y el concepto de acuerdos especiales de lo pactado en Cuba.
 
¿Cuál será el primer proyecto que pondrán en marcha tras surtir todo este proceso?

Uno de los prioritarios, obviamente, será la ley que incorpore al bloque de constitucionalidad los acuerdos de La Habana como acuerdos especiales de paz. A partir de ahí se tendrán que desarrollar todos los temas de participación en política, reforma agraria, narcotráfico y víctimas, entre otros, además de la expedición de los decretos con las facultades extraordinarias. Sin duda alguna esta legislatura será recordada por el Congreso que hizo posible que se brindará confianza jurídica y política a la firma de la paz en Colombia.
 
Aunque todavía queda el examen de la Corte Constitucional a ese Acto legislativo…

La Corte ha demostrado independencia y autonomía en el ejercicio de sus funciones, pero al mismo tiempo ha demostrado compromiso con la paz de los colombianos. Cuando aprobamos el Marco Jurídico para la Paz se decía que no iba a pasar el examen y no fue así, por las características de excepcionalidad y transitoriedad que tienen esas normas. Ahora sucederá lo mismo con el plebiscito y el Acto Legislativo pues esa excepcionalidad y temporalidad es la que garantiza que pase la revisión de la Corte. Los dos fueron debatidos con el mayor rigor y siempre los debates se ajustaron al reglamento del Congreso en cuanto a la consecutividad.
 
¿Cuándo inicia oficialmente la campaña a favor del plebiscito?

La campaña a favor de la paz está presente en el país desde hace mucho tiempo, así como la campaña en su contra. Ahora, ya la campaña por el sí y el no en el plebiscito sólo comenzará cuando se registre la firma de los acuerdos de La Habana y se conozca la decisión de la Corte Constitucional, que esperamos sea positiva. Después de estos dos hechos, el presidente Juan Manuel Santos convocará a las urnas. Esperamos una campaña corta para no tener un largo período de agitación electoral y política.
 
¿Usted cree que el plebiscito pasará en la Corte y  en las urnas?

Estoy absolutamente convencido que la ley de plebiscito por la paz fue tramitada ajustada a la Constitución y la ley, y por ende pasará el examen de la Corte. Y no me cabe la menor duda que una vez se firmen los acuerdos en La Habana, se va a dar el total entusiasmo de los colombianos a favor de estos. Es que aquí estamos hablando de la posibilidad ni más ni menos de que en 2017 tengamos un país sin las Farc como movimiento armado, es decir, un país sin esa guerrilla, algo que no hemos vividos las actuales generaciones.
 
¿Cómo zanjar las diferencias con el uribismo y el procurador Alejandro Ordóñez?

En las urnas urnas porque esa es la democracia en cualquier país. El ideal del proceso de paz ha sido generar el mayor consenso posible en la sociedad y el Gobierno ha hecho todos los esfuerzos en ese propósito. Se ha buscado a Naciones Unidas, al gobierno de EE.UU. y se han tenido diálogos con varios jefes de Estado en el mundo, pero parece que no hay una intención real de la oposición de llegar a esos consensos. El Centro Democrático ha asumido una actitud radical y sistemática de oposición y en el caso del procurador, él expresa legítimamente sus posiciones y dudas como jefe del Ministerio Público, luego el Gobierno no entra en controversia con ello. Vamos a seguir intentando esos consensos y ojalá se pueda hacer una campaña por el plebiscito más pacífica, con tolerancia y esperanza para el país. Lamentablemente hay actitudes muy intransigentes del otro lado.
 
¿Pero no cree que son válidos los reclamos de la oposición en cuanto a las garantías en esa campaña?

Quien no tuvo garantías el martes en el Senado, durante la aprobación de la conciliación de la reforma para la paz, para dar a conocer la posición del Gobierno fue el ministro del Interior. No me  dejaron prácticamente hablar. La oposición tuvo horas para expresarse en contra de la reforma. De hecho, el Centro Democrático ha tenido todo el acceso a medios para su campaña de “resistencia civil” y su recolección de firmas que nadie va a certificar, que nadie va a revisar y nadie sabrá cuántas van a ser. La invitación que le hacemos es vayamos a las urnas y hagamos un debate democrático. Tienen las garantías. Y si los colombianos terminan comprando la tesis del uribismo que este es un mal acuerdo para el país, pues simplemente se acabará el proceso de paz.
 
¿Cómo ve la “resistencia civil”?

Esa no es más que una manera de hacer campaña en contra del proceso de paz y del plebiscito. Mientras sea una “resistencia civil” pacífica y dentro de las normas legales, no le vemos ningún inconveniente. El uribismo ha tenido y tendrá todas las garantías para este ejercicio de oposición. Sin embargo, la decisión final sobre la paz la tomarán los colombianos en las urnas y eso es lo que puede permitir zanjar las diferencias. Creo que apenas se firmen los acuerdos, los colombianos saldrán masivamente a apoyar un país sin Farc, que es el objetivo y propósito final de los acuerdos. Eso sí, esperaría que al día siguiente de la decisión en las urnas encontremos más coincidencias que diferencias con la oposición para construir la Colombia del futuro y la del posconflicto. Creo que no se pueden quedar todo el tiempo en el no y en algún momento pasarán al sí, con variaciones.
 
Hay quienes dicen que el liderazgo del expresidente Uribe causa temor en el Gobierno…

Pero por qué  le vamos a tener temor si es un liderazgo legítimo, válido y no violento, que actúa dentro de las normas constitucionales y legales. Es natural que en toda democracia existan diferencias. Esperamos hacer una campaña respetuosa y con altura sin agresividad por la paz del país.
 
¿Puede verse la campaña por el plebiscito como un adelanto del proceso electoral de 2018?

No creo, no tiene nada que ver. Es una elección muy distinta a una confrontación de partidos y candidatos. Esta es una elección que no la tenemos en Colombia desde hace más de 60 años y es especial, diferente porque es más ciudadana, cívica y menos política.
 
¿Qué piensa de los planes B de La U y los verdes a la refrendación?

El Gobierno no tiene sino un plan A, B y C: el plebiscito por la paz. Este es el único mecanismo previsto para la refrendación del acuerdo final de paz.
 
El Centro Democrático tiene entre sus senadores a Everth Bustamente, exguerrillero del M-19,  ¿cómo entiende usted que se oponga a la participación política de las Farc?

Aunque no entro calificar el origen de la oposición sistemática y rabiosa del expresidente Uribe al proceso de paz, me parece bien que tenga entre sus congresistas a un exintegrante del M-19, que se reincorporó a cumplir con la sociedad. Eso es lo que tratamos de hacer también con las Farc para que desaparezcan como movimiento armado y salgan a la luz pública, sin violencia y armas, para defender sus ideas y que puedan ser aceptados por la sociedad. A nadie le debería doler que el presidente Santos vaya a acabar con el conflicto con las Farc. Los últimos seis presidentes en Colombia lo intentaron y no lo pudieron. El presidente Santos va a ser quien firme ese acuerdo de paz y eso nos debería alegrar a todos, independiente de la orientación política. A veces, en los debates de la oposición, pareciera generarse la sensación de que las Farc sólo existieran a partir del momento en que empezó el periodo de Santos y se les olvida que existen desde hace 55 años. Las Farc no nacieron con Santos, pero sí van a morir como movimiento armando con Santos.
 
¿Cree que algunos críticos del proceso de paz se han apropiado de la vocería de las víctimas?

En el trámite de la Ley de Víctimas aprendí que cada mártir del conflicto es distinto y que cada quien tramita su duelo de una manera diferente. Nadie puede pretender apropiarse de la voz ni del dolor de ninguna víctima. La mayoría de las víctimas quieren y anhelan la paz, aunque seguramente habrá quienes no la quieren y todavía están en ese círculo vicioso de violencia y venganza. La sociedad colombiana debe liberarse definitivamente de eso y convertirlo en un círculo de paz, reconciliación y perdón. Entiendo la manera como cada víctima, incluido el senador Uribe, tramita su duelo. No soy quien para entrar a calificarlo, porque cada quien encuentra su manera de sanar sus heridas, pero obviamente pretender utilizar políticamente a las víctimas en contra de un proceso de paz no es conveniente para el país.
 
Claro que hay gente que no es víctima y quiere tomar esa vocería…

Aún peor para las víctimas porque son sólo ellas las que están legitimadas éticamente para exigir verdad, justicia y reparación. En este proceso con las Farc, las víctimas han estado en el centro de la discusión en la mesa de La Habana. Si lo que se pretendía era que en nombre de esas víctimas no se hiciera la paz, ese es otro tema
 
Hablemos del otro proceso de paz, ¿qué pasa con el Eln?

Ese proceso seguirá estancado mientras esa guerrilla no entienda que hoy la sociedad colombiana, y por ende el gobierno, no aceptan ni toleran el secuestro. Mientras no renuncien a esa práctica y mientras no liberen a todos los secuestrados, no se realizará la primera mesa de conversación.
 
O sea que el proceso sigue estancado…

Así será mientras no recapaciten y entiendan que es imposible avanzar en una negociación si siguen pensando en secuestrar colombianos.
 
Está semana se vio a todo el equipo de Gobierno en el lanzamiento de la campaña Sí a la Paz, incluido el vicepresidente Germán Vargas Lleras, a quien muchos le reclaman el no expresar su apoyo a los diálogos con las Farc, ¿usted lo ve comprometido?

Totalmente, y antes de la foto también. No veo porque tanto rumor en ese sentido porque veo a todo el Gobierno, incluido el vicepresidente, comprometido con las políticas del gobierno, incluida la negociación de paz. No veo ahí ninguna fisura.
 
¿Cómo asume el Gobierno la caída de parte del Equilibrio de Poderes en Corte Constitucional?

El talante de este gobierno ha sido siempre respetar y acatar los fallos de la justicia, pero obviamente no lo podemos compartir porque cercena de manera peligrosa las facultades y competencias del Congreso de la República para reformar la Constitución. La Corte prácticamente redactó la Constitución, eso no se había visto nunca en ningún fallo y es un precedente que no es el más conveniente. No encontramos porqué el remplazo de un órgano como el Consejo Superior de la Judicatura por otro órgano como la Sala de Gobierno Judicial, sin afectar ningún principio de la Constitución y sin afectar la independencia y autonomía de la Rama, pueda ser considerada una sustitución. Esta era una reforma estrictamente orgánica para cambiar un ente por otro. Con esta decisión no se ve un panorama fácil de cómo podemos avanzar, porque se dejaron las cosas como están cuando es claro que la Rama Judicial no está siendo bien administrada.
 
¿Será que se necesita una constituyente para reformar a la justicia?

Yo no he sido amigo de las convocatorias a una constituyente porque se sabe cómo comienzan pero jamás cómo terminan, aunque entiendo también la frustración del Congreso en una tarea tan larga. Es un golpe muy duro a las facultades y competencias del Congreso esta decisión. Esperemos a que pase el tiempo y veamos si se pueden encontrar fórmulas al respecto, pero pareciera que no se puede reformar la justicia.
 
Usted lideró la Ley de Víctimas y se la ha jugado políticamente por la paz, ¿no le suena ser el líder que implemente el acuerdo final?

Sí, como ministro del Interior. Espero sacar adelante todo ese paquete de reformas constitucionales y legales que se vienen, una vez voten los colombianos el plebiscito. He sido un convencido, como víctima del conflicto, que tenemos que acabar con esta violencia y evitar que haya una sola víctima en el país. Tenemos una oportunidad única e irrepetible que no se puede desaprovechar.
 
¿Pero le suena ser candidato presidencial?

El futuro es incierto y nadie tiene una bola de cristal. Por el momento estoy concentrado en sacar adelante la agenda y diseñar el paquete constitucional y legislativo que nos debe llevar al cumplimiento de los acuerdos. En la vida en general y en la política en particular he aprendido a que no se deben hacer planes de muy largo plazo y mucho menos en un país como Colombia.
 
¿En qué quedó la crisis de la Unidad Nacional que se gestó a partir de una rebelión del Partido Liberal?

En estos seis años se ha hablado de por lo menos diez crisis de la Unidad Nacional y se le han impartido los santos oleos en varias oportunidad, y ahí sigue vivita y coleando. La Unidad Nacional es una coalición de partidos independientes que tiene unos intereses y objetivos distintos y que coinciden en el apoyo al presidente Santos y en su valor para buscar la paz. Creo que todo permanecerá así hasta el 7 de agosto de 2018.
 
¿Qué piensa el Gobierno del ausentismo de los congresistas?
Cuando yo era presidente del Congreso me tocó afrontar un debate por la Ley Estatutaria de la Salud, donde por cuenta del ausentismo tuvimos muchas dificultades para finalmente avanzar. En ese momento dije que el ausentismo era un cáncer que carcome lentamente la legitimidad del Congreso. Creo que hay que generar la mayor conciencia colectiva posible entre los legisladores de todas las bancadas para que entiendan que el ausentismo le hace un daño enorme a esa legitimidad. Se han hecho esfuerzos por parte de las mesas directivas y de los mismos partidos, pero aún son insuficientes y se puede hacer mucho más. Creo que los colombianos eligen a los congresistas para que vayan a trabajar y debemos llegar un día a que un congresista no se le reconozca por su cumplimiento y puntualidad porque ese debería ser el mínimo deber ético que tiene frente a la sociedad.
 
¿Al gobierno le gusta el proyecto para combatir el ausentismo?
En principio el propósito lo consideramos loable. Todo lo que sea posible para evitar el ausentismo es bienvenido. Esta práctica es rechazada con razón por la inmensa mayoría de los colombianos porque a los congresistas los eligen para cumplir con las sesiones. Hay una práctica de algunos que van y se registran y no vuelven a aparecer, hay que tratar de controlar eso. Lo lógico sería que las propias bancadas tengan sanciones internas para sus legisladores que no cumplen. Aunque el control social ayuda mucho, es necesario el control político interno.
 

Por Germán Espejo

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