"Los gestos de paz que el país reclama": Santos

El presidente calificó las liberaciones como una muestra de la madurez del proceso de diálogos de La Habana. Farc dicen que si se cumplen los protocolos, el general Alzate estará este fin de semana en su casa.

Redacción Política
26 de noviembre de 2014 - 04:18 a. m.
El soldado Jonathan Díaz recibe la visita del ministro de Defensa, Juan  Carlos Pinzón, y del comandante de las FF.MM., general Juan Pablo Rodríguez. El soldado Cesar Rivera disfruta de las primeras horas de libertad,  en el Hospital Militar de Bogotá. / Fotos  Mindefensa
El soldado Jonathan Díaz recibe la visita del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y del comandante de las FF.MM., general Juan Pablo Rodríguez. El soldado Cesar Rivera disfruta de las primeras horas de libertad, en el Hospital Militar de Bogotá. / Fotos Mindefensa

Libres los soldados profesionales César Rivera y Jonathan Díaz en Arauca, la atención del país se concentra ahora en el proceso para el regreso del general Rubén Darío Alzate, el cabo José Rodríguez y la abogada Gloria Urrego —en poder de las Farc desde el 16 de noviembre en el Chocó—, que según un comunicado de la delegación de paz de esa guerrilla en La Habana, si se cumplen los protocolos convenidos con el Gobierno, el próximo fin de semana podrían estar de vuelta en sus casas. Liberaciones que, como lo dijo el presidente Juan Manuel Santos y lo cuestiona el grupo subversivo, condicionan el reinicio de las negociaciones para el fin del conflicto que se adelantan en Cuba.

Lo cierto es que, para el jefe de Estado, la entrega de los dos soldados en Arauca es “un paso importante que demuestra la madurez del proceso de paz y los gestos de paz que todos los colombianos reclaman”. Y para las Farc, “el sentimiento de paz y reconciliación gana —cada día— más y más corazones y conciencias. La apuesta y la determinación de los colombianos por la paz con justicia social y democracia debe convertirse en un raudal irresistible, como el del río Atrato”, según expresó el jefe de la delegación guerrillera en La Habana, Iván Márquez.

Todo indica que la liberación de Alzate y sus dos acompañantes es cuestión de horas o un par de días. La portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja, Laura Gómez, dijo que “la operación ya está en proceso”, pero no detalló lugar ni fecha. Las Farc siguen insistiendo, sin embargo, en la necesidad de que los operativos militares se suspendan de inmediato, para que todo transcurra “sin sobresaltos y sin riesgos”. Y en respuesta, el general Leonardo Pinto, comandante de la Séptima División del Ejército, que opera en el Chocó, indicó que las condiciones están dadas y que las únicas actividades militares que se llevan a cabo son de control y protección ciudadana.

De cualquier manera, es claro que estos episodios de secuestro —o retenciones, como dicen algunos— tendrán un impacto en las conversaciones de paz que adelantan Gobierno y guerrilla en Cuba. La clave está en canalizarlo de manera positiva, más aún teniendo en cuenta el duro pronunciamiento que hiciera el máximo comandante de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, en el sentido de que la suspensión de los diálogos por parte del presidente Santos tras el secuestro del general Alzate “rompió las reglas de juego” y “destruyó la confianza”. Con advertencia de por medio: “Las cosas no podrán reanudarse así no más, habrá que hacer diversas consideraciones”.

¿A qué tipo de consideraciones se refiere? Nadie sabe. Hasta el momento, el Gobierno mantiene la línea de no responder a este tipo de declaraciones, que para los críticos del proceso son desafiantes y provocadoras. En La Habana, Pablo Catatumbo, uno de los negociadores de la guerrilla, dio algunas señales. Anunció que una vez se reinicien las conversaciones “será la oportunidad para replantear y protocolizar varias reglas del proceso que comenzó hace más de dos años. Entre ellas, el papel de los garantes internacionales y que una sola de las partes no pueda tomar la decisión de levantarse de la mesa de forma unilateral”.

El que sí se pronunció al respecto fue el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, quien exhortó a las partes para que en lugar de apostar por el cruce de misivas y el distanciamiento, encuentren una salida conducente a superar los obstáculos y destrabar el camino hacia la paz. “La responsabilidad histórica con el país demanda acciones de esa naturaleza (liberar a los secuestrados), así como el compromiso indeclinable de los negociadores del Gobierno y las Farc para continuar con la agenda de la paz”, enfatizó.

De cualquier manera, el episodio del secuestro de cuatro miembros de la Fuerza Pública y una abogada, en Arauca y Chocó, ha servido para que las Farc sigan marcando protagonismo político y llamando la atención sobre asuntos que les conciernen. Como el que tiene que ver con los guerrilleros presos en las cárceles colombianas y que, según dijeron en un comunicado también dado a conocer desde La Habana, están en “total abandono” y en “gravísimo estado de salud o al menos con enfermedades de cuidado que no son atendidas”.

La guerrilla propone la liberación “de quienes se encuentran en situación más delicada, junto a los de tercera edad y madres de familia, que en su mayoría no tienen condiciones para seguir combatiendo”. De hecho, ofreció una lista de diez prisioneros que están en La Picota en Bogotá y que requieren “urgente atención”, entre ellos Édison Martínez, quien, según dicen, de no ser intervenido en 20 días, perderá su pierna derecha por una infección. En otras palabras, lo que piden es reciprocidad por parte del Gobierno, pues consideran que mientras liberan secuestrados, debería haber “un gesto de paz” con “garantías” a sus prisioneros.

Por ahora, la tensión se mantiene mientras no se produzcan las liberaciones del general Alzate, el cabo Rodríguez y la abogada Urrego. A su vez, la ciudadanía clama por el desescalamiento de la guerra, que para el procurador Alejandro Ordóñez no debe implicar un cese el fuego bilateral, que solo serviría para fortalecer a la subversión, de acuerdo con una carta que le envió al presidente Santos, respaldando su postura de decirle no a esa posibilidad. Y el primer mandatario dice que solo espera pasar este episodio, “para seguir nuestro proceso”.

Por Redacción Política

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