“Los ‘malandrines’ que manejaban Cartagena nunca creyeron que iban a perder el poder”: William Dau

El alcalde de Cartagena cuenta lo que encontró en una ciudad que ha pasado sus años más recientes en medio de una profunda crisis política e institucional. Se mantiene en su propuesta de expulsar a los corruptos de la administración y dice que las acciones legales de William García Tirado contra su elección son puras “pataletas” de ahogado.

Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil - ggomezp@elespectador.com
11 de febrero de 2020 - 03:00 p. m.
Con 114.239 votos, William Dau les ganó la alcaldía, contra todos los pronósticos, a las poderosas casas políticas tradicionales de Cartagena.  / Cortesía
Con 114.239 votos, William Dau les ganó la alcaldía, contra todos los pronósticos, a las poderosas casas políticas tradicionales de Cartagena. / Cortesía

Todo parece indicar que ganarle las elecciones a la clase política tradicional fue apenas el primer paso de William Dau Chamatt, alcalde de Cartagena, en el largo camino por recuperar la confianza de la ciudadanía en la política y sanear las finanzas de una ciudad que estuvo bajo del imperio de la desidia durante muchos años. Se puede decir, sin temor a equivocaciones, que es la primera vez en casi una década que la capital de Bolívar tiene un poco de tranquilidad institucional, luego de una seguidilla de renuncias por corrupción, capturas y hasta destituciones de mandatarios.

En entrevista con El Espectador, el mandatario dice que encontró una ciudad colapsada y todavía capturada por personajes, a los que llama “malandrines”, que han permanecido por décadas en el poder. Como lo anunció durante la campaña, su lucha será contra la corrupción, haciendo alarde de su pasado de veedor y activista, y una acción concreta que, para él, envía un mensaje positivo a la ciudadanía es que gran parte de los miembros de su gabinete fueron conformados con personas que participaron de una convocatoria.

Tres meses después de las elecciones, ya posesionado, Dau sigue recibiendo ataques de su contrincante político, William García Tirado, quien a punta de acciones judiciales buscan afectar su elección. A las acusaciones y demandas, el alcalde asegura que prefiere no perder el tiempo, por eso desginó a un equipo de abogados para poder dedicarse a gobernar.

Después de un mes de gestión, ¿cuál es su balance sobre lo que encontró en Cartagena, que venía golpeada por una inestabilidad política e institucional de años?

Encontré una Alcaldía totalmente colapsada, capturada por los ‘malandrines’ que llevan décadas al mando de la ciudad. Las cuentas estaban embargadas, había problemas por todos lados. En los últimos tres meses de la administración anterior se dejaron de pagar todas las cuentas. Dejaron un presupuesto amarrado, donde disminuyeron recursos a todas las dependencias. No se sabe dónde está ese dinero. Dejaron algo así como $60.000 millones para pagar deudas acumuladas. Triplicaron los embargos y dejaron todo amarrado para pagar. Ha sido una tarea titánica y todavía estamos solucionando problemas. Vamos poco a poco y es algo que esperábamos, porque los ‘malandrines’ que manejaban la ciudad nunca creyeron que iban a perder el poder. Dejaron todo amarrado para seguir raspando la olla.

¿Siente que, más allá de las cabezas visibles, la corrupción está enquistada en el alma de la administración distrital?

Con la elección mía renació la esperanza de Cartagena, una esperanza que ya la gente había perdido por completo, porque no veía de dónde escoger. La disputa siempre era entre el candidato corrupto A y el candidato corrupto B. Se presentó una opción diferente y la gente me eligió. Pero eso era apenas romper la cadena inicial, ahora toca extirpar ese cáncer. No solo era remover a secretarios, donde había muchos bandidos y sinvergüenzas, sino quitar mandos medios que aún están en varios puestos. Pero creo que hay salvación y estamos trabajando para ello. Estamos trayendo gente nueva, honesta, que nunca antes hubiese aspirado a tener un cargo público y hoy tienen las puertas abiertas. Tomará un buen tiempo, pero vamos por buen camino.

¿Y cuál es la propuesta para dar con esos que usted denomina “mandos medios” que serían corruptos?

Estamos haciendo investigaciones. Hay personas con un pasado nefasto. Estamos viendo hacia los puestos de libre nombramiento y remoción, reemplazando por personas de confianza. Estamos recibiendo hojas de vida y utilizamos firmas cazatalentos para ir evaluándolas. Todo el mundo en Cartagena ha tenido posibilidad de que su experiencia y capacidad sea sometida a consideración y creo que es un mensaje que se manda a la ciudadanía: ayuda a erradicar la corrupción.

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Precisamente, cuando ganó la Alcaldía, usted publicó un correo electrónico para recibir las hojas de vida de gente que quería trabajar en su administración. ¿Qué porcentaje de su gabinete está conformado con esas personas que participaron en la convocatoria?

Tendría que entrar a mirar con exactitud, pero, por lo menos, un 80 %. Hay casos que toca escoger, por supuesto, como por ejemplo en la parte jurídica, tienen que ser funcionarios de mi entera confianza y no basta solo con tener la capacidad. Pero nadie ha sido escogido a dedo en el sentido de que haya querido ayudar a un amigo de alguien. Todo ha sido sujeto a un concurso, ya sea con cazatalentos o con entrevistas internas.

Los primeros 100 días son cruciales para una administración, ¿cuál es el tema más urgente?

No creo que pueda decir algo específico porque hay mucho. Por supuesto, el Plan de Desarrollo que es un mandato legal. También arrancar con los colegios, que nos está costando porque encontramos todos los presupuestos amarrados. Tenemos que ir trabajando en un banco de proyectos de inversión para jalonar recursos del nivel central y de cooperación internacional. Cada día que pasa estamos apagando incendios, porque estamos pagando deudas y consiguiendo recursos para desembargar las cuentas. En mi primer mes, muchos gastos en los que he incurrido por cuenta de la Alcaldía han salido de mi bolsillo, porque no había ni caja menor.

¿Cómo es la relación con el nuevo Concejo?

La relación comenzó mal porque yo les eché en cara que todos los concejales tenían sus dueños y sus personajes nefastos. Sin embargo, los invité a romper las cadenas con sus patrocinadores. Tuvimos un rifirrafe durante el mes de enero, porque les dije que interpretaba como una declaratoria de guerra si elegían personera a una funcionaria de la cuerda del director de Cardique (Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique). No puedo decir el nombre de esa persona porque legalmente lo tengo prohibido por una orden judicial, pero todo el mundo sabe quién es. Eligieron a esa persona como personera finalmente, aunque varios concejales se han declarado de gobierno y hemos invitado a toda la corporación a la Alcaldía para explicarles en qué vamos. Esta es una administración transparente, en donde no se hacen cosas oscuras. Hablamos varios temas con franqueza, fue un ambiente cordial, armonioso.

Usted ha sido activista, veedor, ha sido beligerante y su discurso anticorrupción ha sido fuerte. Le ha tocado retractarse de algunas acusaciones también. ¿Cómo es ese equilibro entre el William Dau veedor y el William Dau alcalde de todos los cartageneros?

Yo tengo que cambiar hasta cierto punto porque ahora que soy alcalde tengo que dedicarme a gobernar, a mirar hacia adelante, pero no puedo dejar de ejercer el papel de activista anticorrupción que he sido durante más de dos décadas. A mí me eligieron para extirpar la corrupción, así que no puedo hacerme el de la vista gorda. Tengo que asegurarme que las cosas fluyan sin corrupción, no como antes, que no había un solo contrato, un solo nombramiento en toda la ciudad de Cartagena que no estuviese atravesado por la corrupción. La gente está esperando ver acciones concretas.

Hemos visto que William García Tirado, perdedor en las elecciones, sigue buscando alternativas de victoria en el campo jurídico, ¿qué opina de los procesos que adelanta la justicia?

Eso es pataleo de ahogado. Desde el momento de mi elección, él comenzó a disparar denuncias. La primera fue en la Fiscalía, donde fue a decir que yo había cometido el fraude electoral más grande en la historia de Cartagena. El argumento era que él iba ganando en todas las encuestas y no era posible que yo hubiese ganado. Eso es ridículo. Él tenía hasta finales de enero para instaurar demandas en contra de mi nombramiento y mi abogado me dijo que llegarían unas cinco. Finalmente fueron como nueve o diez, ninguna con asidero legal. Está ‘cañando’ para crear una sensación de que mi elección no tiene seguridad jurídica. La Registraduría hizo reconteo y lo que pasó fue que aumentó la diferencia de votos a mi favor. Es una cantidad de ridiculeces con las que no voy a perder el tiempo.

Por Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil - ggomezp@elespectador.com

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