'La paciencia de Colombia no es infinita': ONU sobre proceso de paz

Naciones Unidas presentó este miércoles un informe sobre el balance humanitario tras completarse tres años de las negociaciones de Paz. El coordinador humanitario de esta entidad en Colombia habló con El Espectador sobre el tema.

Daniela Franco García
25 de noviembre de 2015 - 09:38 p. m.
Fabrizio Hochschild, coordinador de la ONU en Colombia / Gustavo Torrijos
Fabrizio Hochschild, coordinador de la ONU en Colombia / Gustavo Torrijos

 La oficina de Naciones Unidas reveló este miércoles un informe de seguimiento sobre la situación humanitaria en Colombia, tres años después del inicio de las negociaciones de paz con las Farc, así como la puesta en marcha (hace cuatro meses) del cese al fuego unilateral por parte del grupo guerrillero. El balance es agridulce, pues si bien se evidencia una “notable mejoría”, los desafíos son aún grandes. Y es que según la ONU pese a que “esta mejora en la situación humanitaria se debe en gran parte a que durante el proceso de paz se ha reducido la intensidad de la violencia del conflicto armado con las Farc”, aún existe otro tipo de conflicto generado desde otros bandos.

Fabrizio Hochschild, coordinador humanitario de Naciones Unidas en Colombia habló con El Espectador acerca de dicho documento y dio a conocer el punto de vista de este organismo frente a temas como el indulto a guerrilleros y la reciente aceptación de las Farc de un ‘cónclave’ que permita acelerar las negociaciones de paz.

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En el informe revelado por la ONU señalan que a pesar de la disminución de la violencia y los desplazamientos masivos relacionados con el conflicto con las Farc, las acciones bélicas por parte de otros grupos armados continúan sin ninguna disminución ¿cree usted que esto es un llamado de alerta para entablar lo antes posible negociaciones otros grupos armados?

Con este informe lo que quisiéramos hacer es rescatar dos cosas, primero que el solo hecho de tener negociaciones de paz, aunque éstas aún no han llegado a un acuerdo final, ya dejan ver un impacto positivo. Se ha reducido el sufrimiento, el número de desplazados, el número de acciones bélicas, restricciones de movilidad; se ha reducido en cientos y miles de colombianos el miedo y sufrimiento relacionado con el conflicto y esto no se ha reconocido completamente. No se ha reconocido porque es algo que pasa lejos de las grandes ciudades, y porque no se dio suficiente visibilidad al impacto del cese al fuego unilateral de las Farc.

Pero también quisiéramos destacar con este informe que hay grandes retos frente a la presencia de otros grupos armados y que estos simbolizan una amenaza a la idea de construir paz. Entre estos está el ELN, que ojalá se unieran lo más pronto a un diálogo de paz. Pero también hay otros grupos, sobre todo aquellos conformados por los paramilitares -los que nosotros llamamos grupos ‘postdesmovilización’- que tienen fines lucrativos que a través de la corrupción se mueven en un ambiente donde pueden actuar con altos niveles de impunidad. Y estos grupos tratarán de aprovecharse de la economía ilícita que existe en zonas de control de las Farc, y se están posesionando para eso. Esos son colectivos criminales y no creo que puedan entrar en una mesa de negociaciones. 

Pero más allá de eso, para consolidar la paz uno tiene que poder tener una estrategia para enfrentar a estos grupos y ésta no puede ser solamente militar. El uso de la fuerza es muy importante, pero se necesita más, debe implicar presencia de policía, debe implicar mecanismos muy robustos para actuar de una manera eficaz contra la corrupción y debe haber justicia. Recuerde que hay zonas del país donde la presencia de la justicia es muy escasa. Debe haber alternativas nuevas de ingreso para los jóvenes que no tienen otra oportunidad de ingreso más allá de lo ilícito.

Es necesario, ahora más que nunca, una estrategia integral multidimensional para enfrentar otras amenazas que van más allá de las Farc. (Vea: Balance humanitario en blanco y negro)

Pese al desescalamiento del conflicto que ustedes documentan por parte de las Farc hay personas que aún viven en medio del conflicto y no creen en la conveniencia del proceso de paz…

Hay dos tipos de violencia, los enfrentamientos armados, que causan desplazamiento, y otros efectos ya conocidos por las acciones de guerra; y la violencia sutil perpetrada por otros grupos armados pero que tiene mucho mayor impacto sobre la población civil. Esta corresponde a las violaciones de derechos humanos, la extorsión, la privación de derechos fundamentales, eso implica que haya libertad de movimiento para salir y entrar en ciertas zonas del país sin pensar en el control que ejercen todos los grupos armados. Es quizá el hecho de que todavía exista este tipo de violencia lo que no permite creer a muchos que hay una paz en curso.

Para nosotros es fundamental, y creo que Humberto de la Calle también lo ha dicho: un cese al fuego no puede limitarse solo a los enfrentamientos militares. Cualquier definición de un cese al fuego tiene que tener en cuenta todas las violaciones a derechos humanos existentes a manos de los diversos grupos armados. Y eso es fundamental para que cualquier acuerdo de paz tenga credibilidad en las áreas locales.

Hace un par de semanas estuve en Florencia, y pregunté cuál era el impacto del cese al fuego unilateral y muchos me daban referencias positivas, pero nunca se refirieron a un cambio contundente. Señalaban que la extorsión no había cambiado en nada. Entonces cuando continúa la extorsión, que es una muestra de la falta de régimen de la ley, una muestra de falta de una figura de ley que pueda parar esto, difícilmente va haber gente que crea en un cambio.

En este escenario ¿qué opina usted sobre el indulto a miembros de las Farc?

Los indultos a guerrilleros nos parecen una muy buena medida para, progresivamente, construir la confianza que es tan necesaria para llegar a un acuerdo de paz final. Hay puntos difíciles pro resolver que se van a destrabar más fácilmente con este tipo de gestos.

Además es algo muy común en la mayoría de los procesos de paz, en la última etapa siempre hay muestras de este tipo con el fin de construir confianza y dejar atrás una lógica de guerra. Y claro, en este caso los indultados son los acusados de rebelión. Según el marco de justicia que se promovió eso va a dejar de ser un crimen el día en que se firme el acuerdo, entonces el país debe acostumbrarse poco a poco a hechos como estos y a que debe reintegrar a la sociedad a personas señaladas por este tipo de actos.

Recientemente alias Timochenko dio el visto bueno a la propuesta del Gobierno de crear un ‘cónclave’ para acelerar las negociaciones ¿cómo percibe este gesto?

Ya se han cumplido tres años negociando oficialmente, y otros nueve meses en secreto y el pueblo colombiano no tiene paciencia infinita. El ambiente ahora es de mucha esperanza, entonces para cumplir con los pactos y la fecha probablemente límite del 23 de marzo, una aceleración de las negociaciones es muy necesaria.
Aunque han avanzado bastante, hay puntos difíciles que necesitan mayor negociación.

Este también ha sido un modelo que se ha utilizado en otros procesos, venimos de celebrar hace muy poco los 20 años del acuerdo que puso fin a la guerra en Bosnia y si se recuerda lo que pasó allí es que básicamente los mediadores “encerraron” a las partes en una base militar y pusieron la condición de no salir de allí en tanto no hubiese un acuerdo. Y esto tuvo realmente un efecto.

Creo que estamos en un momento similar en Colombia en la medida en que las dos partes están de acuerdo. Me parece una excelente metodología para concluir con los últimos puntos del proceso que son los más difíciles.

Ahora que usted manifiesta que la paz pareciera estar cerca, ¿cuál sería el reto para ustedes en un escenario de postconflicto?

El rol de nosotros será apoyar los esfuerzos tanto del Estado como de la sociedad civil para implementar lo acordado, para crear un ambiente de paz. Estamos esperando cuáles serán los acuerdos de la mesa de La Habana para saber en detalle qué se espera de nosotros.

El reto principal es que si la paz está tan cerca es muy importante que haya una actuación ágil en términos implementar los acuerdos y mostrarle a la sociedad que algo sí está cambiando. El reto es también asegurar que esos espacios que dejan las Farc no serán ocupados por grupos criminales. Y eso debe implicar que para hoy ya debe haber una metodología de implementación pensada; una coordinación con organismos internacionales y con la sociedad civil.

Implementar todos esos mecanismos para asegurar la promesa de la paz es vital para garantizar que todo esto no quede en el papel. Que no sea una promesa sin ningún impacto en los territorios. Por eso el objetivo es que todas estas estrategias estén listas desde ya para que el día del acuerdo se inicie inmediatamente con la implementación. Si no se hace eso otros grupos armados sí van a actuar más rápido.

La consolidación de paz está en competencia con una agenda de restaurar el vacío de zonas de Colombia con ausencia de la ley donde reinan modelos de negocios ilícitos. Es en ese punto donde deberían priorizarse los esfuerzos de construcción de paz.

 

dfranco@elespectador.com

 

Por Daniela Franco García

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