Rupturas por la reelección

Mantener el proceso de paz y evitar el regreso del uribismo son las motivaciones que sectores ajenos a la Unidad Nacional tienen para unirse a la campaña del presidente Santos.

Camilo Segura Álvarez
15 de mayo de 2014 - 04:07 a. m.
Gustavo Petro y el candidato -  presidente  Juan Manuel Santos. / Presidencia
Gustavo Petro y el candidato - presidente Juan Manuel Santos. / Presidencia
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La campaña reeleccionista del presidente Juan Manuel Santos logró la adhesión de figuras de diversas tendencias, como el excandidato presidencial Antanas Mockus, la exsenadora Piedad Córdoba, una porción de la bancada conservadora en el Congreso y, más recientemente, los seguidores más cercanos del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Respaldos que, además de sumar fuerzas de cara a las votaciones del 25 de mayo, significan rupturas en las demás candidaturas y resquemores en la Unidad Nacional.

La Alianza Verde, que tiene por aspirante presidencial a Enrique Peñalosa, ha sufrido dos golpes profundos. El primero ocurrió a tan sólo un mes de las elecciones, cuando Antanas Mockus, quien protagonizó la Ola Verde que por poco le arrebata la Presidencia a Juan Manuel Santos en 2010, dijo que “si no estuviéramos en guerra, el hombre sería Peñalosa”. Las palabras del excandidato dolieron, pues fueron entendidas como un espaldarazo a la reelección justificado en un anhelo de paz.

El segundo trastazo sucedió el pasado martes. Un sector de Progresistas —el movimiento que se fusionó con el antiguo Partido Verde para formar la Alianza Verde—, muy cercano al alcalde Gustavo Petro, anunció una adhesión a los esfuerzos de paz del Partido Liberal. Sin embargo, el acto fue más allá. Guillermo Alfonso Jaramillo, exsecretario de Gobierno de Petro, dijo que el documento suscrito tiene los alcances de un “acuerdo programático” y se dio por hecho que el petrismo más radical prefiere apoyar a Santos por encima del candidato verde.

Sin embargo, en la Unidad Nacional, hay voces en contra del acercamiento con el progresismo. “Se puede interpretar como un acto de desesperación. Con Petro había diferencias irreconciliables y ahora hacemos un acercamiento cuando el panorama no es el mejor”, le dijo un parlamentario de la entraña santista a este diario.

Por otro lado está la exsenadora Piedad Córdoba. La líder de la Marcha Patriótica y Poder Ciudadano ha sido enfática en que su máximo interés es la paz, ha expresado que el gobierno Santos lo está haciendo bien en las negociaciones con las Farc y, más aún, pidió que al paro campesino que comenzó el pasado 28 de abril no se sumaran las 11 organizaciones que componen la Cumbre Agraria y que, por el contrario, se aprovecharan los espacios de diálogo generados por el Gobierno. En suma, evitó un problema para los intereses reeleccionistas a pocos días de la primera vuelta.

Para algunos analistas, en esos tres movimientos electorales hay una coincidencia respecto al más serio competidor de Santos para quedarse con la Presidencia, el uribista Óscar Iván Zuluaga. “Está claro que hay una convergencia de movimientos y personas en apoyar los diálogos de La Habana y evitar que el proyecto que tuvo ocho años de gobierno continúe con la espiral de violencia y se termine profundizando la guerra”, sostiene el analista Alejo Vargas.

Por el lado del Partido Conservador también hubo rupturas que terminaron beneficiando a Santos, pero no por movimientos políticos. Según la interpretación de congresistas de esa colectividad sobre una aclaración del Consejo Nacional Electoral, las puertas quedaron abiertas para que, quienes quieran, se puedan ir con Santos y no con Marta Lucía Ramírez, la candidata oficial del partido azul.

“Estamos en absoluta libertad para votar por el candidato de nuestras preferencias, hasta tanto el directorio no emita un certificado de transparencia de la votación con que fue elegida la candidata (en la convención del pasado 26 de enero)”, dijo el senador Efraín Cepeda a los medios de comunicación.

Incluso, hay quienes sostienen que actuaciones de otros organismos ajenos a la política como la Fiscalía están interviniendo a favor de la reelección. El uribismo cree que la insistencia de los llamados del fiscal Eduardo Montealegre al expresidente Álvaro Uribe para que denuncie la supuesta financiación ilegal de la campaña Santos de 2010, así como la negativa del mismo fiscal a aceptar la recusación interpuesta por el exmandatario en su contra, son deliberaciones con un claro interés político.

“No me cabe la menor duda de que el fiscal Montealegre tomó partido. Así como el Consejo Nacional Electoral, que hoy afecta a los conservadores y ayer a nosotros (el Centro Democrático), cuando no quiso aprobar el logo legítimo que presentamos. Quieren meter la mano en las elecciones como sea”, dijo el exvicepresidente Francisco Santos.

Mientras tanto, el presidente Santos, aludiendo a las acusaciones del expresidente Uribe sobre las cuales no ha presentado pruebas ante la justicia, le ha dicho a Óscar Iván Zuluaga que “ponga la cara, que no se siga escondiendo bajo la capa de su protector. El país se pregunta a cargo de quién estaría el timón del Estado en un eventual gobierno suyo”.

Los efectos de estos movimientos que parecen cerrar el juego electoral a dos opciones, Santos y Zuluaga, se verán en las próximas encuestas. Está claro que los argumentos y las propuestas de campaña ya pasaron a un segundo plano, mientras las alianzas y las cuentas del voto a voto son la prioridad de los aspirantes a la Presidencia. Habrá que ver si sus preocupaciones coinciden con las prioridades de los colombianos a la hora de votar el 25 de mayo.

 

 

csegura@elespectador.com

@CamiloSeguraA

Por Camilo Segura Álvarez

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