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La derrota del sí en el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz de La Habana obligó al Gobierno a barajar de nuevo, invitar al Centro Democrático al diálogo y tratar de salvar la negociación. La invitación la hizo el mismo presidente Juan Manuel Santos quien luego de conocer los resultados adversos, invitó a los partidos, incluida la oposición del uribismo a una cumbre. (Lea: "Pedimos que no haya violencia, protección para las Farc y que cesen todos los delitos": Uribe)
El Centro Democrático finalmente no asistió, pese a que el expresidente Uribe, había señalado que “queremos aportar a un gran pacto nacional. Nos parece fundamental que en nombre de la paz no se creen riesgos a los valores que la hacen posible: la libertad, la justicia institucional, el pluralismo, la confianza en el emprendimiento privado, acompañado de una educación universal, de calidad, como cabeza de la política social”. (Lea: De la Calle pone su cargo a disposición del presidente Santos)
La inasistencia del Centro Democrático se vio como un desplante. No obstante, emitieron un comunicado en el postularon como delegados para los acercamientos con el gobierno a el excandidato a la presidencia Oscar Iván Zuluaga, al senador Iván Duque y a Carlos Holmes Trujillo. Los tres tienen un punto en común, quieren llevar las banderas del uribismo en las presidenciales.
En el comunicado señalan que “hoy deseamos insistir en que se escuchen nuestras razones. Así se lo pedimos, en nombre de los ciudadanos que votaron por el NO, a la comunidad internacional, a nuestros compatriotas que votaron por el SÍ, a quienes se abstuvieron y al Gobierno y sus negociadores”.
Y agrega que “con el fin de identificar los pasos adecuados hacia dicho pacto nacional, queremos expresar nuestra voluntad de reunirnos con los delegados que el Gobierno Nacional designe”. (Lea: “Cese el fuego bilateral y definitivo sigue vigente”: Juan Manuel Santos)
El gobierno y los partidos de la Unidad Nacional se reúnen en la Casa de Nariño buscando salidas a la encrucijada de la paz. El uribismo extiende su mano de forma condicionada. Una negociación de paz diferente a la de La Habana, en la cual todos los partidos sin importar si son de oposición o de Gobierno buscan lograr acuerdos.