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El último informe del Observatorio Nacional de Salud (ONS), el cual muestra un panorama de las desigualdades sociales en cuanto a condiciones de vida, acceso a los servicios de salud y afiliación a programas de protección social, deja ver que los campesinos y obreros agropecuarios tienen los peores valores en todos los indicadores analizados, en comparación con los profesionales y directivos.
Aunque se evidencia una mejoría entre 2008 y 2015, las brechas también se hicieron más amplias. Se muestra, por ejemplo, una relación entre la clase social y las precarias condiciones de vida en el campo que podrían estar explicadas por la situación de tenencia y uso de tierras, los conflictos sociales y ambientales, las malas condiciones de trabajo y el bajo nivel educativo que tienen.
Para el director del ONS, Carlos Castañeda, un indicador muy diciente es el de afiliación al Sistema de Afiliación a Fondo de Pensiones. El 60 % de los directivos y profesionales del país están afiliados, mientras que sólo el 5 % de los campesinos lo está.
“Queremos generar evidencia muy clara para que los tomadores de decisiones las integren a las políticas públicas y ayuden a aliviar las desigualdades que hay en este país”, dice Castañeda. “Se sabe perfectamente que han venido creciendo en el tiempo y cuáles son las poblaciones más afectadas, por lo que valdría la pena hacer cambios profundos en la estructura misma de la sociedad y discutir estos temas desde un enfoque multisectorial, teniendo en cuenta la educación, la infraestructura y la salud”.
En cuanto al acceso a los servicios de salud, se observó nuevamente que los campesinos, obreros agropecuarios y trabajadores domésticos no reciben una atención periódica para enfermedades crónicas y pocas veces son remitidos a especialistas.
“No significa que los campesinos estén requiriendo ir menos veces donde el especialista, sino que hay una barrera de acceso a su derecho a la salud. Como si una enfermedad fuera más importante dependiendo de la persona”, remata Castañeda.
Para continuar con los informes robustos, el Observatorio publicará a final de año un documento sobre el impacto de la guerra en la salud, más ahora que el país vive un escenario de posconflicto y construcción de paz después de cinco décadas de conflicto armado.
El equipo está analizando indicadores como asesinatos selectivos, corrupción, narcotráfico, infraestructura hospitalaria y atentados, entre otros, con el fin de medir el nivel de violencia que ha vivido cada municipio y así cruzar esos datos con los indicadores de mortalidad, calidad de vida y servicios de salud.