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Concebida por el italiano Mario Vigentini para romper tabúes, MarioWay es una innovadora silla de ruedas que podría cambiar la vida a los discapacitados y sobre todo su relación con los demás.
Eléctrica, sobre dos ruedas en lugar de cuatro, esta silla ergonómica se inspira en el Segway, el popular vehículo de transporte ligero giroscópico eléctrico de dos ruedas, de moda en toda Europa y que permite visitar una ciudad entera mientras se circula de pie.
La silla se puede conducir sin manos, es cómoda y permite a la persona discapacitada estar a la altura de su interlocutor, facilitando además tareas de la vida diaria, como pedir un café desde el mostrador de un bar o tomar un libro de un estante alto, algo imposible hasta ahora.
El nuevo vehículo fue presentado en junio a los ministros de Transporte del G-7 reunidos en Italia como un ejemplo para el futuro de la movilidad. "Quería crear un instrumento para la integración social", contó a la AFP Vigentini, de 45 años, en la sede de su empresa en Bérgamo (norte).
Marioway es el resultado de su trabajo como educador de jóvenes con discapacidad, tanto mental como física, explicó. "Ha sido una aventura increíble", confiesa.
Lo que lo empujó a inventar una silla tan particular era el deseo de cambiar "la actitud de la gente, llena de prejuicios", confiesa. Algunos llegaban a "tratar a los discapacitados como si fueran niños", lamenta al notar cómo la asimetría física afecta también las relaciones sociales.
Para cambiar esa primera barrera, pensó en un asiento ergonómico, como los que se usan en muchos países nórdicos y que se han puesto de moda en las ciudades turísticas con los Segway.
"Nueve de cada diez personas a las que le contaba mi idea me miraba como si yo fuera un extraterrestre", cuenta.
Pese a ello decidió en el 2012 participar en un concurso en Nápoles (sur) para inventores, llegando a ser finalista.
En una silla de ruedas tradicional, "la persona está en una posición donde todos los ángulos están cerrados y los órganos de la parte superior del tronco comprimidos" recalca.
"MarioWay es todo lo contrario. Se goza de todos los ángulos y se recupera el movimiento de la parte superior del tronco", lo que genera muchos beneficios para la salud, asegura Vigentini.
El vehículo, como prefiere llamarlo, tiene unos "sensores que leen la posición del cuerpo" y ello permite conducirlo.
La original silla promueve también la independencia, ya que algunos gestos que parecían imposibles resultan más fáciles y los objetos más accesibles.
MarioWay fue lanzada al mercado hace pocas semanas, cuesta 19.300 euros (unos 22.500 dólares), un precio muy alto al lado de una silla de ruedas eléctrica, cuyo valor es de cerca 1.500 euros.
"Estamos haciendo todo lo posible para lograr un precio más democrático", asegura Vigentini, que espera poder reducir su valor a unos 10.000 euros con la entrada de un socio industrial.
MarioWay viaja a 20 km por hora, tiene una autonomía de 30 kilómetros y en el futuro podría ser utilizada por todo tipo de usuarios, discapacitados y no, como un sistema nuevo para movilizarse en las ciudades, reduciendo además muchas diferencias.