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Entre el año 2006 y 2012 el sistema de salud colombiano tuvo que pagar medio billón de pesos más por medicamentos que jamás debió haber pagado. Se trata de varios fármacos que, pese a estar incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS), fueron recobrados por EPS a precios exorbitantes.
Esa es una de las conclusiones que se pueden extraer del informe “Recobros al sistema general de seguridad social en salud 2006-2012”, elaborado por Enrique Peñaloza Quintero y Juan Sebastián Ortegón, del Centro de Proyectos para el Desarrollo (Cendex) de la Universidad Javeriana. En el documento se evidencia cómo medicamentos como el omeprazol, usado para tratar infecciones gastrointestinales, gastritis o problemas de reflujo, ha generado cuantiosos gastos pese a estar incluido en el plan de beneficios.
Por ejemplo, en 2008 su participación en los fármacos del POS recobrados fue de 25,1%. Su valor: más de $7 mil millones y medio. El comportamiento se repite en 2009, con un valor de más de $15 mil millones, y en 2010, con casi $21 mil millones.
Ese incremento constante puede tener varios orígenes. De acuerdo con Germán Holguín, director de Misión Salud, luego de que en el período presidencial de Uribe se liberaran los precios de los medicamentos, sus costos se elevaron vertiginosamente. “Además, hay otro factor que debe ser tenido en cuenta: ha habido una inducción a la demanda por parte de los laboratorios farmacéuticos, que ha influido para que se prescriban ciertos fármacos para así compensar ingresos menores”, dice.
Sin embargo, los gastos de más generados por estas sustancias no se comparan con las cifras de recobro que alcanzaron medicamentos que no están en el POS (ver gráfica). Muestra de ello son los usados para tratar los distintos tipos de artritis, que de 2008 a 2012 siempre encabezaron la lista de los fármacos más recobrados. Solo en 2010, el rituximab (utilizado para la artritis por el linfoma no Hodgkin) generó uno costo de $130.844 millones. En 2011, el mabtrhera, también utilizado para esa artritis, tuvo un valor $59.679 millones.
¿Cuál fue el motivo de estas altas cifras? Según el informe del Cendex, hubo dos factores para que se dieran estos recobros: “El primero, la indefinición para poder clasificar con total claridad si un procedimiento o un medicamento hacen parte del plan de beneficios. Y el segundo tiene que ver con la falta de actualizaciones periódicas del plan de beneficios que se ajusten al perfil de salud de la población colombiana y a la sanidad fiscal que se obtenga en el momento, situación que lleva a vacíos legales y aprovechamientos por diversos actores del sistema. Hay que exigirle al sistema que identifique a los responsables y los sancione”.
Pero aunque este informe, basado en cifras del Ministerio de Salud y del Fosyga, simbolice cuál fue una de las principales grietas del sistema de salud durante varios años, es apenas una muestra de la realidad. Así por lo menos lo cree el doctor Óscar Andia, director del Observatorio del Medicamento de la Federación Médica. ¿La razón? “La información magnética oficial existente de los recobros no corresponde a la documentación física. Hay una gran cantidad de vacíos que no se han podido solucionar. Existe una época oscura llena de inconsistencias que no nos ha permitido saber con certeza cuáles fue el alcance real de los recobros. Pudo ser mucho más alto”.