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La nueva forma de 'volar' en Europa

Desde hace unos años, hay en Europa una modalidad novedosa en el ámbito de los estupefacientes: los llamados “euforizantes legales”.

Nicolás Eliades Vesga
18 de agosto de 2014 - 02:26 a. m.
Más de 70 nuevas drogas artificiales fueron detectadas por las autoridades europeas entre 2012  y 2014. / 123rf
Más de 70 nuevas drogas artificiales fueron detectadas por las autoridades europeas entre 2012 y 2014. / 123rf

El uso de nuevas sustancias que imitan los efectos de las drogas ilícitas se ha incrementado considerablemente entre los jóvenes en la Unión Europea (UE). La mayoría de estas nuevas drogas son producidas a gran escala en China e India (entre otros países) y luego son distribuidas en Europa, muchas veces a través de internet. No pasa semana sin que aparezca una nueva. Según las cifras publicadas a finales de junio en un estudio del Eurobarómetro sobre los jóvenes y el tráfico de drogas, los países de la UE han señalado más de 360 sustancias psicotrópicas nuevas desde 1997 y se han presentado 10 sustancias a medidas de control en toda la UE, a raíz de las propuestas de la Comisión Europea (las más recientes, la mefedrona, la 4-MA y el 5-IT).

Pero los productores de estas drogas parecen estar siempre un paso más allá de los legisladores europeos. A través de pequeñas variaciones en sustancias ya conocidas, los traficantes mantienen sus propiedades estupefacientes pero, como se trata de cambios a nivel molecular, éstas ya no entran en las listas de psicoactivos prohibidos y son incluso más baratas que las drogas tradicionales. Hay portales de internet que venden por menos de 10 euros (unos $25.000) la pastilla que sustituye las anfetaminas o el éxtasis. La alternativa de la cocaína sale en unos 40 euros (unos $100.000), lo cual representa alrededor de un 20% menos del precio de las originales, incluso cuando se suman los gastos de envío. Además, uno puede decidir adquirir un combo y suscribirse a las ofertas.

Es un cambio paulatino. El mercado de la droga europeo ya está copado y orientado y cuenta con sus consumidores relativamente fieles, aunque cada vez son menos. La idea de esta nueva revolución narcótica es ofrecer anfetaminas o cannabinoides legales (o por lo menos alegales). Pero también es verdad que al no estar regulado de ninguna manera, el experimento puede salir mal. “La gente no sabe a veces lo que se está tomando”, denuncia Ana Gallegos, responsable del Sistema de Alerta Rápida de detección del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (OEDT). Este fue el caso de una anfetamina que causó 21 muertes hace unos años.

En Europa, los estupefacientes son perseguidos sólo si se encuentran registrados en una lista correspondiente, explica Julia González, responsable del Observatorio Español sobre Drogas. Son los “productos bajo fiscalización” y el sistema funciona por medio de listas cerradas. “Si algo no está en esa lista, no es ilegal”, añade González.

Y la picardía de estos cibernarcotraficantes entra en juego. De 73 drogas artificiales detectadas entre 2012 y 2014, 30 eran cannabinoides sintéticos. Otras son de la familia de las anfetaminas, explica González, mientras existe otro grupo de productos con otra finalidad, pero que resultan consumibles. En este último conjunto se encuentran fertilizantes o sales de baño, por ejemplo. A principios de año los parisinos estaban revolucionados porque habían descubierto que los jóvenes estaban arrasando con los pintorescos jardines de hortensias que se encuentran por la ciudad. ¿La razón? Parece ser que la flor (únicamente la flor, ya que la hoja contiene elementos de cianuro) de esta planta es un digno sustituto de la marihuana de toda la vida. Se podría decir que en Francia los jóvenes se fuman hasta las flores de los floreros.

La curiosidad de los dos primeros grupos es que, con solamente alterar un átomo de la molécula, se obtiene una sustancia oficialmente distinta y, de esta manera, deja de formar parte de las listas de sustancias prohibidas. “Las posibilidades son, por tanto, casi infinitas”, dice Nuria Calzada, coordinadora de la ONG Energy Control. Mientras los organismos regulatorios activan la burocracia para combatirlas, los fabricantes aprovechan el tiempo que pasa hasta su prohibición para comercializar sus productos. “El mercado es ilegal, pero no es idiota”, afirma González.

El siguiente paso en el proceso administrativo es informar al Observatorio Europeo, que lo transmite a los países. Una vez evaluado su efecto, cada país debe incluirlo en su lista de sustancias fiscalizadas, contando con un año para hacerlo. Durante ese tiempo la nueva droga se desarrolla en una especie de limbo legal, ya que no está oficialmente prohibida.

Las estadísticas europeas no determinan cuántas personas consumen estas sustancias, ya que muchas se venden por su nombre genérico (anfetaminas, cannabis) o, en ocasiones, como adulterantes de las ya conocidas. Pero en el período que se sistematiza su situación no son controladas. Y, como dice Calzada, nadie encuentra en un análisis algo que no se busca.

Hace dos años, una de estas nuevas sustancias, denominada 5-IT o 5-2-aminopropilindol, derivada de la anfetamina, ocasionó la muerte de 21 personas en seis meses en cuatro países distintos: Inglaterra, Alemania, Suecia y Hungría. Ahí se origina la cautela y el celo de los expertos cuando describen y prescriben estos nuevos estupefacientes. “El problema es que no se sabe lo que están tomando y tampoco, claro está, en qué dosis: algo que en una dosis puede no ser mortal, lo es en otra”, explica la especialista Ana Gallegos.

Pat, vecina de Madrid, quien compró una cápsula de Seex por 10 euros, explica su experiencia: “Ni se me ocurre volver a comprarla. Es una puta mierda. De hecho me sobró y creo que lo voy a llevar a Energy Control a que lo analicen”, dice. “Es la antidroga, muy mala vibra, desapasionada, maluca, tensa...”.

Un estudio alerta de que el consumo de drogas “es una de las principales causas de mortalidad entre jóvenes en Europa, tanto directamente (sobredosis) como por enfermedades relacionadas, accidentes, actos de violencia o suicidios”.

“La Comisión Europea ha propuesto legislación para proteger a los jóvenes de nuevas sustancias psicotrópicas nocivas. Los resultados publicados hasta hoy demuestran que no hay tiempo que perder: las nuevas normas deben ponerse en marcha con rapidez para que podamos evitar la aparición de sustancias peligrosas en el mercado europeo”, declaró su vicepresidenta, Viviane Reding, también comisaria de Justicia de la UE. “Los ‘euforizantes legales’ son letales y este creciente problema en Europa está poniendo a nuestros jóvenes en situación de riesgo. Un mercado interior sin fronteras significa que necesitamos normas comunes de la UE para hacer frente a este problema”.

Un total de 81 nuevas drogas fueron registradas en 2013 por el Sistema Europeo de Alerta Temprana. Por ello, la OEDT se encuentra en constante vigilancia de 350 sustancias psicoactivas que pueden provocar graves intoxicaciones y hasta la muerte. El análisis del OEDT estimó que cada año mueren en Europa entre 10.000 y 20.000 personas que consumen drogas derivadas del opio. Del total de muertes por sobredosis, en tres de cada cuatro casos hay siempre un componente de heroína, mezclado con más sustancias tóxicas. El número va bajando porque también se reduce el número de personas que se inyectan y aumenta el de aquellos que acuden a tratamientos. En promedio, en Europa se producen 20 muertes por sobredosis entre cada millón de habitantes. Aunque hay países como Estonia, Noruega, Finlandia o Reino Unido que están por encima de esa media.

La muerte por consumo de drogas de última generación no se incluye en estas cifras. Por ejemplo, no están incluidas las 20 muertes por 5-IT. “Cuando hablamos de sobredosis nos referimos a muertes por sustancias conocidas. Estas nuevas sustancias, en muchos casos, son indetectables, y a veces nos tememos que no quedan registradas en las autopsias. Es un problema al que estamos prestando mucha atención ahora”, explica João Matias, especialista en mortalidad del Observatorio de Drogas europeo. Y la facilidad con la cual son adquiridas, a través de internet, complica aún más su monitoreo: “El mundo de las drogas se ha vuelto mucho más dinámico y complejo”, afirma el director del Observatorio, Wolfgang Götz.

Cabe destacar que hay preferencias geográficas a la hora de escoger el tipo de sustancia a consumir. González indica que al norte de Europa se envían sustancias más parecidas a la anfetaminas, mientras el cálido sur prefiere los cannabinoides, buscando al público más acostumbrado al original.

Mientras la legalización siga sin ser una opción viable para los gobiernos del mundo, los mecanismos capitalistas del mercado se encargarán de encontrar el trayecto de menor resistencia.

Cifras

360
nuevas sustancias psicotrópicas han sido incluidas en los registros de la UE desde 1997.
10
euros es el precio promedio de la sustancia que sustituye al éxtasis o las anfetaminas.
15
mil personas, en promedio, mueren cada año en Europa por consumo de drogas derivadas del opio.

Por Nicolás Eliades Vesga

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