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¿Qué delito tan grave cometió Gustavo Petro como Alcalde, para que ciertos sectores: Económicos, Sociales y Políticos, estén pidiendo su cabeza?
Pareciera que en nuestro País, como en la novela: “El Pasado no Perdona”, se quiere aplicar con saña y sevicia para el caso del Alcalde de Bogotá Gustavo Petro, quién en calidad de ex guerrillero del M19, ha conquistado un caudal electoral, que tiene sufriendo a las altas élites del Poder, que lo ven como un fuerte contendor, por cierto no agazapado, sino a boca de urnas, para abrirse paso a un gran movimiento Nacional.
La demanda que ha interpuesto el Alcalde Petro ante la Corte Penal Internacional, acusando al Procurador Alejandro Ordoñez de presunta persecución política, puede tener repercusiones muy nefastas para la imagen del Ministerio Público de nuestro País.
¿Qué pasaría donde esta demanda prospere y resulten ciertas las acusaciones contra el Señor Procurador? Serían muchos los procesos y sanciones proferidos con la misma saña, que se derrumbarían como castillo de naipes. Entre ellos el de la exsenadora Piedad Córdoba, que también ha acudido a la misma instancia Internacional.
Parece que en torno al caso Petro, lo que se ha armado es toda una tempestad en un vaso de agua, o por decir más coloquialmente, una cacería de brujas. A los políticos tradicionales de Bogotá, les duele que los hayan privado por las vías democráticas de la potestad de Gobernarla, que a decir verdad, la entregaron convertida en todo un caos.
Si hacemos un análisis sobre enriquecimientos ilícitos de ciertos personajes que han manejado la Capital de la República, en calidad de Concejales, o altos funcionarios, nos quedaremos más que perplejos. Existen verdaderos emporios económicos conseguidos al vaivén de negociados y peculados, que el día que salgan a flote, se armará un escándalo mayor que el de los Nule.
Lamentablemente nuestra ciudad capital ha sido tan mal manejada en los últimos años, que prueba de ello, tenemos un Concejo que en su mayor parte se encuentra cuestionado por casos de corrupción, con varios concejales en la cárcel o a punto de ir a prisión. Además los juzgados de Bogotá están atestados de procesos contra funcionarios de administraciones pasadas. Sin embargo, sobre estos casos el Señor Procurador continúa guardando silencio. Pareciera que solamente le interesa el caso Petro.
Total que hablando en cuestiones de corrupción, mucho antes de la administración Petro, los corruptos mataron el tigre y ahora para justificarse, nos quieren asustar con el cuero.
Petro, desde mucho antes de ser Alcalde, ha venido denunciando una serie de delitos de inmensa gravedad que hacen curso en los Estrados Judiciales. El caso del carrusel de la contratación es uno de tantos, que lo hizo en calidad de Senador de la República. Pero, para peor desgracia, infinidad de ellos se encuentran quietos en los anaqueles de los Despachos Judiciales.
Sí quienes están empecinados en la salida del Alcalde Petro, reflexionaran con pleno conocimiento de causa, sobre su inconveniencia, llámese por destitución o revocatoria, se darían cuenta que el remedio resultaría peor que la enfermedad.
No es que queramos defenderlo integralmente, hay que aceptar que ha cometido errores, sin embargo, todos como en el caso de las basuras, se han venido subsanando.
La actual Administración se encuentra en medio de dos juegos cruzados, por un lado el Señor Procurador General de la Nación, le abrió Pliego de Cargos, pero en honor a la verdad, la opinión pública en su mayoría, no encuentra mérito suficiente para que el jefe máximo del Ministerio Público, vaya a tomar la determinación de destituirlo.
Por otro lado, el proceso de revocatoria promovido por el Representante Miguel Gómez Martinez, - se encuentra bastante enredado-, puesto que existen sinnúmero de tutelas interpuestas por grupos de ciudadanos afectos al Mandatario, que ven cómo se quiere cometer una injusticia, sometiendo la Capital de la República, a una rebatiña de politiqueros, que en caso de lograr su objetivo, desestabilizarán social, económica y políticamente la administración Distrital, para pelearse el botín burocrático y del no despreciable presupuesto, que muy seguramente lo convertirán en piñata de oportunidades con miras a las próximas elecciones.
Si se abriera un debate en torno a este tema, podemos estar absolutamente seguros que la mayoría de los Capitalinos no están de acuerdo en apoyar ninguna de las dos determinaciones. Ambas desde todo punto de vista apuntan a que están viciadas por intereses políticos, no tienen suficiente peso jurídico y de credibilidad entre la opinión pública.
Finalmente, la destitución o revocatoria del Alcalde Gustavo Petro, -como guerrillero que fue del M19-, es desde todo punto de vista inconveniente en los actuales momentos, sobre todo, ahora, que los Organismos Internacionales tienen la mirada puesta en las decisiones que se piensan tomar frente al proceso de Paz.
Verían con muy malos ojos, que en Colombia, no existen las suficientes garantías, para que quienes se encuentran militando en diferentes grupos subversivos y quieran desmovilizarse, puedan ejercer su liderazgo por las vías democráticas.
Dentro de la opinión pública existe la creencia que es más la inquina y persecución política contra Petro, que el caos administrativo. La ciudad no está a las mil maravillas, pero tampoco a punto de un colapso, como la quieren mostrar irresponsablemente sus detractores.
urielos@telmex.net.co