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Las cosas por su nombre

Luis Carlos Vélez
30 de mayo de 2016 - 02:52 a. m.
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El primer paso para solucionar un problema es reconocer que existe. Así de simple. El caso del secuestro de Salud Hernández, Carlos Melo y Diego D’Pablos es exactamente igual. Evitar referirse a lo ocurrido como tal es simplemente emprender una negación que no le hace bien al país. A pesar de que desde el principio de este episodio se conoció sobre una grabación del Eln que hablaba de un plan para secuestrar “Al Hernández¨, el Gobierno no quiso reconocer el término.
 
La situación pone en evidencia lo complicados que son los acercamientos con el Eln y lo complejos que serán los ahora muy lejanos diálogos con esa organización delincuencial. La publicitada desaparición puso contra las cuerdas al Gobierno en sus intenciones de negociar la paz con esa guerrilla y representa un serio golpe de opinión contra el proceso de paz con las Farc. De ahí la razón por la cual el Ejecutivo y algunos medios trataron a toda costa de obviar la mención al secuestro para referirse a él como una retención, como si se pudiera perfumar su hedor.
 
Esta estrategia ha jugado todo un efecto contrario a lo inicialmente previsto. Si lo que se buscaba era evitar un sentimiento negativo contra las guerrillas en momentos en que se busca concretar las conversaciones, en un caso para terminarlas y en el otro para iniciarlas, ha ocurrido todo lo contrario. El llamado que se ha hecho al supuesto desescalamiento del lenguaje en torno a la guerrilla es algo con lo que legítimamente se puede estar en desacuerdo. El país tiene derecho a referirse a las cosas como son para entrar en un verdadero proceso de aceptación o rechazo de lo que se está negociando en La Habana. Tan grave para la nación es repetir las mentiras que la oposición ha echado a correr en torno a supuestos acuerdos logrados tras bambalinas, como evitar usar los términos que corresponden para definir hechos que servirán para que los colombianos no solamente actuemos en el momento de ir a las urnas para definir el destino de los diálogos, sino también para apoyar o no el legado de los protagonistas.
 
Entre tanto, ¿qué hace Timochenko usando Twitter? Tras el secuestro de los colegas se le leyó activo y supuestamente indignado en las redes. Primero, hasta que acaben los diálogos y se someta a la justicia tradicional, sigue siendo un delincuente. Segundo, ningún líder conocido de una organización terrorista en el mundo tiene vocería en las redes. Y tercero, el Gobierno ha dicho que las Farc podrían participar en política hasta que se logre un acuerdo final. Por lo tanto, valdría la pena preguntar a los representantes de Twitter y al Gobierno si esta cuenta debería estar activa o no. Así las cosas, que quede claro: lo de Salud Hernández y los colegas de RCN fue un secuestro. El Eln es hoy por hoy la organización guerrillera que más secuestrados tiene en el país y hasta que pare en su práctica y libere a todos los que tiene en su poder no debe existir diálogo ni agenda, y las Farc evidentemente están participando en política cuando no deberían estar haciéndolo.

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