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¿Censura en la red?

CUENTAN QUE LA CARICAturista venezolana Rayma no tiene autorizado dibujar al presidente Hugo Chávez.

El Espectador
24 de mayo de 2010 - 11:00 p. m.
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O puede hacerlo, pero el periódico El Universal, en donde publica a diario, no divulgaría su opinión. Es más, se dice también que antes de que el trabajo llegue a sus editores, una abogada es la encargada de revisar que no se esté incurriendo en violaciones a la ley. El tema no es nuevo, el que está con la censura no defiende la libertad de expresión. Pero la polémica crece con el uso que se le da a internet, los llamados para que una mayor regulación sea implementada y las denuncias, cada vez mayores, de quienes son objeto de la intolerancia.

La semana pasada un tribunal paquistaní la emprendió contra la red social Facebook después de que un concurso de caricaturas volvió a sacudir el nada trivial asunto de los sentimientos religiosos de la comunidad musulmana. El grupo, titulado “El día de los dibujos de Mahoma”, invitaba a “hacer la mejor caricatura del profeta Mahoma”  a partir de textos, videos, fotografías o dibujos. Una secuela, entonces, del gran debate que se ha gestado en torno del periódico danés Jyllands-Posten, en el que fueron reproducidos inicialmente doce dibujos del profeta en los que llegó a equipararse una bomba con un turbante. De parte de las autoridades paquistaníes la reacción fue contundente. Junto con Facebook, otros portales como YouTube y Wikipedia, además de medio millar de enlaces virtuales, fueron bloqueados por considerárseles ofensivos hacia el Islam.

Por estos días de intensa campaña política en el país, las principales víctimas de la censura también son los caricaturistas. Un ejemplo reciente de censura soterrada puede encontrarse en la última caricatura de Bacteria, publicada por El Espectador el sábado pasado bajo el título de “Acomodando las encuestas”. El dibujo pretendía ser una crítica de los filtros que muchos suponen han sido utilizados por los medios de comunicación para favorecer en las encuestas a determinados candidatos presidenciales. Pero a diferencia de sus anteriores trabajos, este no fue bien recibido en Facebook. Es más, se lo reportó como “material ofensivo”, una categoría reservada para aquellas fotos o grupos en los que hay un desnudo, el contenido es excesivamente sangriento o violento, se atenta contra un individuo, se hace apología de las drogas o hay indicios de publicidad no deseada. Pregunta obligatoria: ¿Cabe la caricatura, que nuevamente publicamos, en alguna de estas clasificaciones? Y, lo que es peor: ¿Debe deshabilitársele la cuenta de Facebook a Bacteria, como en efecto ocurrió en el día de ayer, para que no insista en opinar?

Evidentemente la crispación de los ánimos ha llevado a que en la red circulen todo tipo de ataques contra los candidatos. Los hay creativos y los hay ramplones y personales, como también ocurre, en últimas, con las opiniones escritas. Pero lo cierto es que de parte de algunas campañas políticas no siempre ha habido la misma buena disposición, el mismo interés verdadero en defender, incluso, el derecho a blasfemar.

Por El Espectador

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