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Además de una carta firmada por más de 30 líderes de opinión (juristas, académicos y periodistas), ayer la bancada de mujeres en el Congreso se pronunció apoyando la solicitud. Desde este espacio respaldamos la petición: presidente, una terna de mujeres es un paso necesario y contundente en la lucha contra la desigualdad de género, de perspectiva, de voces.
Los motivos expuestos son muchos. Primero, el problema fáctico: según un estudio de la Corporación Excelencia en la Justicia (CEJ), en las altas cortes del país sólo el 22% de los puestos como magistrado son ocupados por mujeres -en promedio-. En los 24 años de existencia de la Corte Constitucional, sólo tres magistradas han sido elegidas y se han sentado en la sala plena. Esto, por supuesto, no es más que un síntoma más de la baja representatividad que las mujeres tienen en las ramas del poder público, ocasionado por estructuras jerárquicas que históricamente han obstaculizado el acceso de las mujeres a estas posiciones. No se trata -como pretenden los opositores habituales a este tipo de medidas- de ayudar a que las mujeres se salten los pasos debidos para llegar a estos cargos, sino de reconocer las cargas excepcionales que el sistema les ha impuesto.
El segundo motivo es práctico. Si bien es el presidente quien propone la terna, del Congreso depende la elección y, históricamente, aunque ha habido mujeres capacitadas entre los candidatos, el Legislativo suele inclinarse por los hombres. Proponer tres mujeres garantizaría que -por fin- haya tres mujeres al mismo tiempo en la Corte Constitucional -la elegida se uniría a María Victoria Calle Correa y Gloria Stella Ortiz Delgado-.
El tercer motivo es de capacidades. De los 72 aspirantes, 24 son mujeres. Dentro de ellas hay profesionales serias y experimentadas que podrían ayudar a recuperar el prestigio que la Corte ha perdido por culpa de los escándalos recientes. Ese tribunal, que nació como guardián de la Constitución, ha sido históricamente sinónimo de discusiones jurídicas de alto nivel y ha servido como faro para recordarle al país cuál es la Colombia que soñamos en la Carta Política y lo que nos falta para alcanzarla. Tiene opciones suficientes el presidente para proponer una terna excepcional.
El cuarto motivo es simbólico. Múltiples estudios -y casos reales- han demostrado que allí donde se introduce una voz diferente -de esas usualmente silenciadas y marginadas- la visión de la sociedad se abre y la inspiración se vuelve contagiosa. La presencia de más magistradas en la Corte Constitucional sería un mensaje a todas las mujeres del país no sólo de que es posible llegar a las instancias de poder, sino de que es un deber hacerse oír. En últimas, ese nombramiento empoderaría a millones de personas y vuelven nuestro debate nacional mucho más plural e incluyente.
Presidente Santos, la decisión no es complicada. Por favor presente una terna de mujeres. Esa es otra forma de colaborar con la paz.
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