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En Alemania existe una Academia de la Poesía y el Idioma, pero es de un carácter distinto al modelo representado por l’Academie Française y su clon hispánica. Es decir, esa Academia con domicilio en Darmstadt no ha tenido ni tiene como propósito velar por la pureza del idioma, ni tampoco la edición de un diccionario del mismo.
Para ambas tareas están los tremendos volúmenes que produjo el tándem de los hermanos Grimm y, sobre todo, el Duden.
El Duden, además, lo que no sucede con los diccionarios de las academias francesa y española, tiene valor jurisprudencial, es decir, sus definiciones pueden ser invocadas para dirimir dudas en un proceso.
Por lo mismo, siempre se esperan (por lo menos con curiosidad) cuáles son las nuevas palabras admitidas en el mismo a cada nueva edición, y el asunto es tan importante, desde el punto de vista de la cultura alemana, que se convierte en noticia destacada en la primera plana de la prensa. Y así, días pasados, leyendo el diario durante el desayuno, me enteré de que está por aparecer la 27ª edición del Duden, incluyendo 145.000 entradas, de las que 5.000 son nuevas.
He aquí algunos de los neologismos que han pasado a formar parte del acervo de este idioma: los sustantivos “Brexit”, “Selfie”, “Emoji”, “Darknet” y “Schmähgedicht” (vituperio articulado como poema), el adjetivo “postfáctico” y los verbos “rumeiern” (por “güevear” en el sentido de no expresarse claramente, o actuar sin una línea clara de acción) y “arschrunzeln” (literalmente “fruncir el culo”, como contrapunto ridiculizante al tan noble y majestuoso “fruncir el ceño”). También dos sustantivos compuestos del porte de “Flüchtlingskrise” (crisis de los refugiados) y “Willkommenskultur” (cultura de la bienvenida), ambos muy vinculados a la realidad que se vive en este país desde hace ya varios años.
Por otro lado desaparecen del Duden palabras en desuso y que han sido sustituidas por otras más rotundas o menos barnizadas de latín, por ejemplo “intimidieren” (que no necesito traducir), o de francés, por ejemplo “Füsillade” (fusilamiento) y “Rezdechaussée” (piso bajo). Y también alguna reliquia de tiempos muy remotos, como “Söhnerin” (yerna).
Pero el neologismo admitido y que más me simpatiza es “Bierdusche”, literalmente “ducha de cerveza”, una vieja costumbre entre los componentes de un equipo para celebrar algún triunfo importante, o el ascenso de categoría, y que consiste en bañar con cerveza al entrenador del conjunto. Como bien saben ustedes, en Fórmula 1 el baño se da también, pero con champaña, lo que nos dice que los automovilistas de competición se consideran superiores a sus colegas de deportes menos “finos”.