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Siguiendo la discusión de la semana pasada, en la que escribí acerca de una variable no observable que tiene mucho poder sobre las decisiones de política monetaria, hoy voy a dedicar estas líneas a la otra que también es muy importante: el crecimiento potencial. Este es el crecimiento máximo que puede lograr la economía con la dotación de capital físico y humano que posee y la combinación de productividad de los mismos.
La estimación del crecimiento potencial se puede hacer desde varios enfoques teóricos y con varias metodologías y, nuevamente, al ser una variable no observable, existen diferentes números mágicos. Sin embargo, aunque la discusión está candente, existe un consenso en que luego del choque petrolero de 2014, el potencial de la economía colombiana es menor que antes. Esto por una combinación de menor inversión y pocos avances en productividad. Nuestras estimaciones previas al choque mostraban un potencial económico para estos años superior al 4 % anual y ahora tenemos cifras más cercanas al 3,5 %. A futuro, para lograr aumentar el potencial de la economía se debe hacer un impulso adicional no sólo en ampliar la inversión, sino también en mejorar la productividad de la economía. Va a ser difícil aumentar el potencial en los próximos años sólo por la acumulación de los factores tradicionales de crecimiento, ya que el bono demográfico se va a ir extinguiendo por el envejecimiento de la población y las ganancias por ese lado serán cada vez
menores.
Proyectos como el plan de infraestructura de vías o de mejora en los aeropuertos, aportarán mejoras en el potencial desde la acumulación de capital y la productividad y en esa línea se debe pensar en nuevas fuentes de crecimiento como esas. El otro ejemplo en esa línea es la inversión en la provisión de servicios públicos al campo colombiano donde, nuevamente, se aportaría al aumento del potencial tanto por acumulación de capital como por aumentos en productividad en esa zona.
Por ahora tenemos un par de años aún en los que creceremos por debajo del potencial y eso hace parte del dilema al que se enfrenta el banco central, aunado a la estimación que tengan de la tasa de interés natural y de la inflación y sus expectativas.
*Economista jefe de BBVA Research.