El 8 de abril la Corte Europea de Justicia sentenció que la Directiva de Retención de Datos de la Unión Europea no ofrecía suficientes salvaguardas contra posibles abusos sobre los datos personales de sus ciudadanos.
La retención de datos es una figura legal que impone una obligación para prestadores de servicios de Internet (quienes dan acceso y/o transmiten datos -ETB o Claro-, quienes los alojan -Amazon-, o quienes ofrecen búsqueda -Google o Yahoo) de conservar los datos de conexión y tráfico de comunicaciones durante un determinado plazo, que deberán estar disponibles para autoridades de justicia (investigación criminales) e Inteligencia (seguridad pública y defensa nacional). Estos datos sirven para rastrear o identificar el origen y destino de una comunicación, establecer la fecha, hora y duración de la misma, o indicar el tipo de conexión y equipo utilizado, y dar su localización (imaginen en comunicaciones celulares)
La Corte concluyó que la retención masiva de datos que está asociada solo con un plazo amplio de tiempo, no ofrece ninguna relación entre los datos retenidos y una posible amenaza a la seguridad nacional, sobre todo, al no limitarse a períodos concretos, espacios geográficos particulares o grupos de personas que se relacionan con un delito en concreto. Como los datos retenidos pueden proporcionar indicaciones precisas sobre la cotidianidad de los ciudadanos la Corte confirmó que los temores de los jueces de Irlanda y Austria (y tradicionalmente de la sociedad civil) eran fundados y la Directiva puede suponer una gran injerencia en los derechos a la vida privada y a la protección de los datos personales, especialmente.
En Colombia el polémico Decreto 1704/12 trae 5 años, y expertos internacionales convocados por la OEA y el gobierno sugirieron 1 año, ¿cómo podemos ver esto a la luz del análisis de la Corte Europea?
Existe una tendencia mundial a regular los temas de seguridad nacional en torno al miedo. No en vano, la Directiva europea surgió debido a los ataques al metro de Madrid. El frenesí deja de lado la discusión de las tensiones de derechos. Como sociedad debemos considerar, discutir, evaluar y generar mecanismos de equilibrio para resolver las tensiones pues tan importante es nuestra seguridad, como nuestra intimidad, no todo vale.