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El antecedente más importante de una consulta abierta que ha tenido el país en las últimas dos décadas fue el 14 de marzo de 2010. Ese día, más de 3 millones de colombianos eligieron a la exministra Noemí Sanín como la candidata presidencial del Partido Conservador. El ungido del expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, en ese entonces, era su fiel escudero, el exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, quien decidió someterse al escrutinio de los colombianos bajo la certeza de que, con el apoyo de su mentor, resultaría elegido por amplia mayoría. Pero perdió. Las maquinarias impulsadas desde otros partidos hicieron lo suyo y se encargaron de que “Uribito” fuera reemplazado por otro candidato. Ante la derrota, a Uribe no le quedó más opción que volcarse hacia el actual presidente Juan Manuel Santos. Y en las elecciones presidenciales quedó evidenciado que el apoyo que obtuvo Noemí en la consulta no coincidía con los votos que logró como candidata del partido azul.
Ocho años después, cuando los colombianos se preparan para acudir masivamente a las urnas a elegir, además de al nuevo Congreso, a dos candidatos presidenciales, una fotografía similar parece avizorarse. Son dos consultas interpartidistas las que se votarán hoy, e indudablemente “la mano negra” electoral podría verse reflejada en los resultados de las mismas. En la primera, denominada la Gran Consulta por Colombia, están participando el actual senador del Centro Democrático Iván Duque, la exministra Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez. Es, en palabras sencillas, la coalición de la derecha y tras bambalinas están los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana.
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“Los resultados de las dos consultas empezarán a mostrar una tendencia de lo que habrá de ser la primera vuelta presidencial el 27 de mayo”, comenta el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos, hoy jefe de debate del candidato uribista, bajo la certeza de que será él quien se impondrá sobre sus dos contendores. “La promesa es mantener los compromisos adquiridos cuando se conformó la alianza, así que el que quede de segundo en las votaciones será la fórmula vicepresidencial de Duque”, añade Ramos. Pero ¿estará dispuesta la exministra Ramírez a aceptar ser la segunda de un candidato al que se le encara la poca experiencia que tiene en la vida pública? La respuesta la da el jefe de debate de la candidata, el exministro Fernando Araújo Perdomo, quien califica de un “sinsentido hacer el esfuerzo de lograr una coalición amplia para después incumplir los compromisos”.
El trasfondo de esos resultados, en realidad, es el pulso político entre dos pesos pesados para el país: Pastrana y Uribe se jugarán su prestigio y hasta su ego, especialmente a la hora de sumar nuevas alianzas a partir del 12 de marzo. El problema, como lo anticipa Araújo, es que “si hay algo que deben tener claro los colombianos con las consultas que se votan hoy es que en ellas se marcarán dos tendencias. La de quienes quieren sabotear la consulta y la de quienes quieren jugar estratégicamente”. Y no se equivoca. Desde la propia campaña del candidato de la segunda consulta, denominada Inclusión Social para la Paz, en la que participan los exalcaldes Gustavo Petro y Carlos Caicedo, afirman que hay petristas que planean darle su voto a Marta Lucía Ramírez para afectar los resultados de Duque.
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“Evidentemente, la intención de esta consulta es medir la fuerza política que tiene Petro. Pero, lo que no veo muy claro es si eso realmente sea válido, porque la gente sabe que esta no es la elección definitiva. Puede ocurrir que la gente de Petro vaya a votar por Marta Lucía para sacar a Duque. No es una posición nuestra ni que nosotros apoyemos, pero puede pasar”, dijo la cabeza de lista al Senado por la lista de la Decencia, Gustavo Bolívar. Su aspiración, en todo caso, es sacar más de dos millones de votos y, eso sí, de hacerse al triunfo, descarta que su contendor, Carlos Caicedo, se convierta automáticamente en la fórmula vicepresidencial del exalcalde capitalino.
Y, justamente, son las alianzas el primer paso a seguir después de los resultados de hoy. Por los lados de la derecha, el panorama está claro. “Todos nos tendremos que unir si llega a haber segunda vuelta. Seguramente Duque –si gana– y Vargas Lleras, irán separados a la primera vuelta, pero en la segunda tenemos la certeza de que nos tendremos que unir”, remata el exgobernador Ramos. Postura que, con timidez, admite Araújo, quien se limita a afirmar que las alianzas tendrán que ser con sectores afines a Ramírez, eso sí, sin ningún tipo de “compromisos burocráticos”. ¿Y la izquierda qué? No son pocos los que le han propuesto a Petro sentarse a tomar un tinto el próximo lunes con los candidatos del liberalismo, Humberto de la Calle, y de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo. “Somos los más interesados”, afirma Gustavo Bolívar, pero ese café parece incierto, dado que los primeros acercamientos entre ese trío nunca cuajaron.
En definitiva, alrededor de las dos consultas de hoy hay un conjunto de intereses que, sin duda, influenciará el resultado en las mismas. Puede que haya varios sectores que quieran ‘sacar de taquito’ a los candidatos con más chance de hacerse al triunfo en las presidenciales y resulten moviendo sus estructuras para dejarlos por fuera del debate político. Esos son los riesgos de la democracia y así lo permite la ley. Al final, los ganadores sólo en la primera vuelta presidencial conocerán el verdadero apoyo que tienen y podrán contrastar si esos resultados coinciden con los de hoy o si, por el otro lado, se repite la historia de Noemí Sanín, que de ganadora se convirtió en una de las grandes derrotadas en las elecciones de 2010.