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“Como usuario de bicicleta en Nueva York, aún estoy esperando que llegue la revolución que los teléfonos inteligentes prometen”. La queja fue escrita en 2012 por Joshua Brustein, un periodista local.
Para ese momento, en el terreno ya existían una serie de aplicaciones dedicadas a monitorear la actividad física y la salud de los usuarios. Una de las que ya comenzaba a destacarse era Strava, que es una especie de mezcla entre archivo para las estadísticas de ejercicio de cada persona y una red social que conecta atletas en todo el mundo y en todos los niveles.
Uno de los focos de la aplicación es el ciclismo: la plataforma, además de monitorear en tiempo real datos sobre cada recorrido del deportista, permite crear rutas y establecer una suerte de retos sobre éstas; el punto acá es incentivar la competencia entre usuarios, bien sean amigos o desconocidos. Muchos aseguran que es una buena forma de estímulo colectivo para el deporte, así se realice muchas veces entre extraños.
“Uno de los aspectos que más me atraen de Strava son sus funcionalidades sociales. La defino como el Facebook de los ciclistas. Me muestra, por ejemplo, quién estuvo montando cerca de mí y así he ido haciendo colecciones con personas que uno siempre se cruza si monta bastante, pero que realmente nunca sabe quiénes son. Acá hay varias rutas creadas sobre las cuales hay retos para mejorar tiempos. Por ejemplo, en Bogotá hay una que es en la calle 72, entre las carreras 15 y 7ª”. Juan Manuel Prado es el director de responsabilidad de la organización Despacio y ciclista constante desde hace varios años. Prado incluso ha utilizado Strava para encontrar rutas en Portugal e Italia.
El atractivo de esta aplicación es compartido por Andrés Vergara, miembro de El Ciclopaseo de los Miércoles, quien asegura que es una de sus aplicaciones principales a la hora de montar en la ciudad. Ambos personajes, ciclistas dedicados, también usan Biko, un emprendimiento local que ha comenzado a ganar tracción entre usuarios de bicicleta, tanto frecuentes como ocasionales.
A diferencia de Strava, el enfoque de Biko no es exclusivamente el deporte (aunque también hay parte de esto), sino la movilidad urbana y, de cierta forma, el estilo de vida en el interior de las ciudades. En un lugar asfixiado por el tráfico, como Bogotá, la bicicleta literalmente va sobre ruedas ganando usuarios por sus ventajas, relativas y evidentes, sobre otros vehículos. Biko es un complemento tecnológico a esta lógica, que busca quitarle espacio a la ecuación casi obligatoria en la que transportarse suele ser un sinónimo de carro particular.
Y en ese sentido la aplicación busca ser lo opuesto a la política pública alrededor de los vehículos: en vez de castigar con impuestos y restricciones, la idea acá es incentivar con descuentos y ofertas especiales para los usuarios de la bicicleta. El método es simple, pues utiliza las capacidades de un teléfono inteligente para calcular la velocidad y la distancia recorrida por un usuario y, de una forma similar a como funciona un taxímetro, otorga puntos por kilómetros andados. Estos puntos se llaman Bikos y son redimibles en por lo menos 20 establecimientos comerciales, que incluyen sitios como Crepes & Waffles, Panamericana, K-Tronix, entre otros.
La aplicación también incorpora elementos de creación comunidad, así como un mapa para encontrar las mejores rutas, puntos seguros y lugares de venta de accesorios para bicicletas. Sin embargo, aún falta trabajo de los usuarios para poblar este mapa.
Algo que no sucede con Bicimapa, un servicio que funciona en varios medios y que, en su versión web, presenta información detallada para uso de los ciclistas en países como Francia, España, México, Perú, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil, Ecuador y Colombia. En nuestro país hay mapas disponibles para lugares como Cali, Medellín y Bogotá; estos dos últimos quizá son los más completos y permiten filtrar la información por servicios como talleres, parqueaderos, bombas de aire y sitios amigables con las bicicletas.
“El Bicimapa tiene mucha información relevante para el ciclista urbano, tanto para los nuevos como para los que ya llevan un tiempo en esto”, en opinión de Prado. Además del sitio web, esta iniciativa tiene su propia aplicación para iOS y Android. En Bogotá, por ejemplo, cuenta con cientos de referencias registradas en su base de datos, lo que la convierte en una herramienta casi que de consulta obligada para quienes se mueven en bicicleta.
Como estas hay otros cientos de aplicaciones para prácticamente todo tipo de usos: recomendar la bicicleta ideal de acuerdo con las medidas del ciclista, un botón de pánico en caso emergencia que transmite la localización del usuario… Quizás aún no se trate de una revolución en el mundo del ciclismo, pero la mezcla entre tecnología y movilidad en bicicleta ciertamente ha traído cambios. Grandes cambios.