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“‘Si su objetivo es que Spielberg los llame para trabajar con él, vayan a otro lado: los gringos no los van a llamar’. Esa era una de las cosas que más nos decía uno de mis profesores de actuación cuando entré a la escuela de cine. Y me quedó sonando mucho tiempo”.
Nataly Valencia es una de las escritoras detrás de Enchufe.tv, uno de los canales de YouTube más vistos en la región. Exitoso es una palabra para describirlo. Profesional puede ser otra. Todos puntos de vista. Quizá un término más general es divertido.
Valencia y sus cuatro compañeros (Leonardo Robalino, Christian Moya, Martín Domínguez y Jorge Ulloa) escriben desde la cotidianidad y han traducido asuntos comunes en una máquina de producción audiovisual que se toma muy en serio la historia de un partido de fútbol entre los feos del barrio y un equipo de mujeres lindas. En el relato entra Supercampeones, la serie animada japonesa en donde el balón puede alcanzar velocidades de cientos de kilómetros por hora, y una cierta mezcla de incoherencia que, sin embargo, resulta agradable, entretenida y hasta conocida.
“Muchas veces nos preguntan cómo hacemos historias para que las entienda todo el mundo, para que sean vistas en otros países. Este es un buen ejemplo: Supercampeones, mujeres guapas y fútbol. Ahí está toda la identificación posible”, cuenta Andrés Núñez, encargado de mercadeo de Enchufe.
Enchufe tiene hoy casi 11 millones de suscriptores en YouTube; de éstos, más de millón y medio son usuarios colombianos. Este es el canal de sketches de comedia más popular del mundo y se ubica en el puesto número 36 entre los canales de esta plataforma con más seguidores en todo el mundo. (Lea "El poder de los youtubers")
Además de ser admirado por su audiencia, el producto del canal también es estimado por otras empresas del medio. Warner, HBO y Netflix son algunos de los nombres que han mostrado interés en el contenido de este canal de YouTube.
“Ahora los gringos sí llaman”. Las palabras de Valencia sacan una buena risa a la audiencia del Congreso Latinoamericano de Innovación y Creatividad, que se desarrolla esta semana en Bogotá.
Pero más allá de la risa, un material abundante en Enchufe, la historia de estos youtubers sigue el plano común de otras buenas ideas: trabajo, ganas de arriesgarse para cambiar algo y más trabajo.
Enchufe cumple cinco años en noviembre de este año. En el principio, el proyecto era una especie de respuesta al hastío del medio audiovisual en Ecuador que, con sus diferencias y particularidades, presenta elementos similares al de otros lugares: canales de televisión que deciden qué ve la audiencia y que suelen estar más orientados a replicar, no necesariamente a innovar.
La creación suele ser un asunto difícil, pleno en dificultades, con recompensas que se entregan de a poco y, quizá, sólo para quienes las sepan ver. Valencia habla un poco de esto: “Durante un año no tuve salario en Enchufe. Comprábamos combos de US$1,75 en KFC para comer en las producciones. Siempre quisimos hacer cine. Esa ha sido nuestra meta desde que empezamos Enchufe y el canal ha sido una gran escuela. Nos dijimos ‘aprendamos para que cuando hagamos películas las hagamos bien’. Enchufe es un grupo de gente profesional que se moría de ganas por hacer cosas, un grupo al que le habían dicho no muchas veces”.
Cinco años, en el tiempo relativo de internet, puede ser sinónimo de madurez y también de vejez. ¿Cómo los ha cambiado el éxito? “Hoy sabemos que hay millones de personas que nos ven. Eso nos obliga a ser más responsables con lo que hacemos, a tener un producto mejor hecho”, según Valencia.
Una grabación promedio de Enchufe cuenta con un equipo de 23 personas y la empresa detrás del canal, Touché Films, “aunque no nos crean, tiene personal administrativo y gente en digital y en redes sociales. Producir es un asunto costoso”.
Al ser un producto digital, Enchufe también obedece un poco a la lógica de ser una creación social. En otras palabras, la gente es no sólo vital, sino parte del proceso de creación, de cierta forma. “Orientamos todo lo que hacemos hacia las audiencias. Nos movemos sobre el parámetro de si la audiencia lo va a aceptar o no”, cuenta Núñez.
Esto es ciertamente paradójico, pues en los comienzos de Enchufe, Valencia, actriz además de guionista, era rechazada en audiciones pues “no soy alta y tetona, no era lo que buscaban”. “Aprendimos a hacer comedia, a manejar ese lenguaje, y casi somos un estereotipo de comedia, pues estamos llenos de defectos y todo”.
Conservar la audiencia también pasa por la forma como el canal acepta publicidad. Enchufe produce contenido financiado por marcas, pero a su forma y en su tono. Es una especie de manifiesto en el que queda claro que se trata de un producto de Enchufe, pero con un mensaje comercial. La fórmula ha tenido tracción incluso con el Banco Pichincha, el más grande de Ecuador. Bien es sabido que los bancos no son sinónimos directos de humor, parodia o youtuber.
“Los canales de televisión no nos dieron chance de entrar, pero igual les estamos vendiendo a ellos también. Este es un contenido que está gratis en internet y de pronto está en la televisión y allá tenemos 12 puntos de rating. Les metimos a los canales algo que está gratuito en la red. Somos buenos vendedores”. Las palabras de Núñez sacan otra buena risa en la audiencia e incluso aplausos.
Pero la mayoría del aplauso en el público se lo lleva Valencia al contar que, además que los gringos ahora sí llaman, Enchufe va a rodar su primera película en agosto. La idea para el proyecto nació hace dos años y probablemente se haga en Colombia. “El trabajo le gana al talento”. Y el aplauso sigue.