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El mundo de la seguridad digital es un lugar complejo, incluso para quienes lidian constantemente con estos temas. Por eso no es de extrañar que para un usuario promedio todo este asunto resulte ser una especie de constante pesadilla con la que, por desgracia, tiene que lidiar hoy más que en cualquier otro momento.
Crecientemente, más porciones de nuestras vidas adquieren una representación en línea. Claro, hay más oportunidades y herramientas en el terreno digital y, claro, cada vez hay más amenazas y ataques que potencialmente podrían vulnerar la privacidad y la seguridad de los datos de millones de personas. Nada nuevo.
Pero el statu quo no tiene por qué ser de constante alarma. Sí, vivimos en un mundo que, al menos digitalmente, es más vulnerable, pero este es para muchos un fenómeno normal dado el rápido desarrollo de la red y la pronta adopción de ésta por parte de millones de usuarios en todo el mundo, un movimiento previsible que es susceptible de llegar a un punto de equilibrio. Y, de nuevo, ceder al pánico no tiene nada de bueno.
Un reciente estudio de investigadores de Google comparó las prácticas de seguridad en línea de un grupo de expertos con las de usuarios menos avezados en estos temas y encontró puntos en común y recomendaciones que no sólo pueden resultar efectivas para proteger la información de las personas, sino que tampoco requieren de un gran dominio técnico para ser puestas en marcha.
Algunos de los principales consejos de los expertos que participaron en el estudio (231 profesionales con cinco o más años de experiencia en el campo de la seguridad digital) se pueden concentrar en dos grupos: el cuidado del software del dispositivo y la atención a las contraseñas.
En el primer segmento, las dos recomendaciones principales son mantener al día el software del equipo (bien sea un dispositivo móvil o un computador de escritorio) y usar antivirus. Pero en este segundo punto los datos presentan algunas paradojas: si bien usar este tipo de programas es recomendable, según los expertos, apenas el 60% de éstos admitió que los usaba. La investigación lleva a concluir que, a pesar de que estas herramientas pueden ser útiles, dejar enteramente la seguridad de un usuario en sus manos podría no ser la mejor decisión.
En el segundo grupo de recomendaciones los expertos señalan en repetidas ocasiones la necesidad de utilizar contraseñas que no sólo sean fuertes en su construcción (usualmente se aconseja que sean frases, con letras en mayúsculas y números), sino que sean únicas: una contraseña para cada servicio al que accede el usuario. El problema evidente acá es cómo recordar 10 o 15 contraseñas diferentes. La solución son los programas que se encargan de manejar esta información.
Los administradores de contraseñas son, sin embargo, un elemento poco popular entre el grupo de no expertos (294 personas contactadas a través de una herramienta de Amazon conocida como Mechanical Turk): los expertos usan tres veces más estas herramientas que los usuarios promedio y suelen mencionarlas como una parte importante de la seguridad en línea hasta cuatro veces más que sus contrapartes; sólo el 18% de las personas menos avezadas en temas de seguridad digital piensan que estos programas son muy eficientes.
El estudio también concluye que uno de los consejos más populares es activar la verificación de dos pasos que ofrecen servicios como Gmail o Twitter, por ejemplo: esta incluye el envío de un código de seguridad a un dispositivo móvil que, además de la contraseña de siempre, da acceso a la cuenta de cada usuario.
Además de estos pasos técnicos, por llamarlos de cierta forma, una de las cosas que suelen repetir los expertos en seguridad en línea, en general, es aplicar el sentido común que rige las actividades de los usuarios en el mundo tangible porque, al final de cuentas, lo que no es aceptable en la vida diaria puede que tampoco lo sea en la vida digital.