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Por esta época de balances, reflexiones y perspectivas, vale la pena empezar por destacar algunos temas que, sin lugar a dudas, fueron importantes para todos en 2024. La COP 16 fue, tal vez, el evento más representativo, no solo por lo que significó en todos los indicadores, sino por lo que se logró en temas como educación y apropiación del patrimonio ambiental, el Plan Nacional de Acción de Biodiversidad, el capítulo especial de Comunidades y, desde luego, la vinculación a la conversación en estos temas ambientales a sectores como el financiero y, en general, a todo el sector productivo, para que participe más activamente en estos espacios de análisis y construcción colectiva.
La COP 16 de Cali logró demostrar que el tema ambiental y el manejo de nuestra biodiversidad es capaz de unirnos, y que frente a retos como estos superamos cualquier perspectiva política o ideológica y, por el contrario, convertimos lo ambiental en una responsabilidad de todos como sociedad y Estado.
Un tema relevante fue el inicio de los proyectos del Fondo para la Vida, estrategia que busca impulsar desde los territorios modelos de desarrollo sustentables basados en las comunidades como principales actores. Adicionalmente, hay que mencionar la discusión generada dentro del debate de la Ley de Jurisdicción Agraria y Rural, así como los temas de reglamentación propuestos a la fecha sobre el recurso hídrico en las zonas llamadas “Ecosistemas Acuáticos Agroalimentarios”, tema relevante y estratégico en el futuro de las competencias ambientales hasta ahora existentes en el sector ambiental.
Por último, hay que destacar los resultados obtenidos en el Informe 2024 de Parques Nacionales Cómo Vamos, en lo referente a los recursos financieros de nuestros Parques Nacionales Naturales, la complejidad en el manejo de nuestra ruralidad en áreas protegidas, las cifras de turismo dentro de nuestros parques y la deforestación en estas áreas en los últimos 10 años, entre otros títulos importantes.
Revisados estos temas y seguro de no poder abordarlos todos, propondré algunos retos para el año 2025. Lo primero es trabajar en un gran acuerdo intersectorial que garantice en corto tiempo una agenda o apuesta común. Por ejemplo, hay que definir con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural un trabajo normativo concertado que permita garantizar la participación de todos los actores en las propuestas reglamentarias. Esa es, quizá, la manera más eficiente en la tarea de implementar el principio de desarrollo sostenible en todo el territorio colombiano.
Entonces, se propone avanzar en la construcción de iniciativas normativas o legislativas concertadas, de tal manera que no se generen dudas sobre las competencias y funciones del Sistema Nacional Ambiental (SINA).
En la discusión de la jurisdicción agraria, por ejemplo, la sociedad civil fue la encargada de abrir el debate y reflexión sobre su alcance. Por ahora, se puede advertir que se logró tenuemente ajustar algunos elementos que planteaban dudas sobre el desbordado alcance que tenía la norma propuesta en lo ambiental. Ahora bien, esto no quiere decir que no estemos de acuerdo con la necesidad de la ley, sino, por el contrario, que se requiere coherencia y garantizar una efectiva concurrencia de todos los actores en la discusión normativa.
En este contexto, también es importante insistir en reconocer el trabajo de todos los actores privados en la gestión ambiental adelantada en los territorios, así como también el trabajo que realizan las Corporaciones Autónomas Regionales, fundaciones y ONG.
En ese orden de ideas, llegó el momento de las realizaciones. La meta debe ser pasar del discurso a los hechos en los territorios. Es necesario recobrar la confianza entre todas las partes, ya que cualquier ejecución, por pequeña que sea, es válida y relevante en la construcción de nuestra capacidad de enfrentar los riesgos de la variabilidad climática en nuestros territorios.
Lo segundo, según los anuncios hasta ahora entregados, es necesario señalar que se registró de nuevo un aumento de la deforestación en la Amazonia. Es una situación que acelera aún más nuestra vulnerabilidad respecto a los efectos de la variabilidad y el cambio climático en el país. De esta manera, la invitación es hacer de esta lucha un propósito de todos como Estado. Es necesario seguir sumando todos los esfuerzos posibles para combatir esta pérdida progresiva y sistemática de nuestros bosques. En esta línea, en particular, proponemos para 2025 iniciar una gran apuesta que permita llevar a cero la deforestación en nuestros Parques Nacionales Naturales.
Asimismo, invitamos al Estado colombiano a que en el 2025 inicie una amplia y sincera discusión sobre la imperiosa necesidad de reformar el Sistema Nacional de Parques Nacionales Naturales de Colombia, pues hay que garantizar que tenga el capital humano y todas las herramientas técnicas y financieras posibles que aseguren la gobernanza y gestión de áreas, que sin lugar a duda representan el futuro de todos.
Por último, se debe definir, con todos los actores públicos y privados, los recursos necesarios para garantizar en el 2025 la implementación del Plan Nacional de Acción de Biodiversidad. Así como entregar en lo posible la Cuarta Comunicación de Cambio Climático, documento que sin lugar a dudas marcará retos y tareas para todos en los próximos 10 años en la lucha por la adaptación del país a los efectos del cambio climático.
Muchos retos, mucho trabajo, pero entre todos lo podemos hacer.
*Director de Parques Cómo Vamos.
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