Noboru y su padre Yu Takeuchi en la biblioteca de la Universidad Nacional de México (UNAM). /Cortesía
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El pasado 25 de diciembre de 2014 no fue fácil para Noboru, ni para la comunidad científica del país que lamentaba el fallecimiento de Yu Takeuchi, su padre, pionero de la matemática moderna en Colombia. Con su desaparición salió a flote una historia de entrega y pasión por la ciencia no sólo del profesor japonés, sino de toda su familia.
En 1959, Yu Takeuchi se embarcó rumbo a Colombia con tan sólo US$50 en el bolsillo y sin saber hablar español. Llegó al país para ser profesor de la Universidad Nacional de Colombia, cargo que desempeñó durante toda su vida logrando un gran reconocimiento y distinción en el mundo de las ciencias. Pero su amplia producción académica –libros que muchas veces se imprimían en su casa- no hubiera sido posible sin el trabajo en conjunto que se llevaba al interior de su hogar. No pocas veces Noboru, su mamá Shizu y sus dos hermanas, Caori destacada ingeniera civil y profesora de la Universidad Nacional y Yuri neuróloga de la Fundación Valle de Lili y Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Icesi- sumaron esfuerzos para colaborar en el ensamblaje de los libros. Así fue creciendo la pasión de Noboru, oyendo a sus padres día a día, sumado a la formación científica que recibió en el Colegio Nacional Nicolás Esguerra.
Una de las preocupaciones de los diversos científicos es como impulsar el estudio de la ciencia en los niños y sacar la ciencia de los laboratorios para un público no experto. Es así como, Noboru decidió emprender la labor de divulgación de la ciencia para los niños, fundando y coordinando el programa “Ciencia Pumita, un programa de comunicación de la ciencia para niños en el cual ha escrito y editado 22 libros”, que tiene como propósito enseñar las aplicaciones de la nanotecnología, un tema crucial hoy en el campo científico mundial.
Resulta algo paradójico que luego de realizar estudios de posgrado por más de 10 años -un doctorado en Física por la Universidad del Estado de Iowa y un posdoctorado en la Escuela Internacional de Estudios Avanzados de Trieste-, Noboru Takeuchi no encontró trabajo en Colombia y tuvo que viajar a México. Allá es uno de los investigadores más reconocidos en su campo: la ciencia de materiales y la nanotecnología. Estudia sistemas que no solamente son interesantes desde el punto de vista de la investigación básica, sino que pueden tener aplicaciones prácticas.
A lo largo de su trayectoria académica ha recibido diversos reconocimientos entre ellos, la distinción Universidad Nacional (UNAM) para Jóvenes Académicos en Investigación en Ciencias Exactas (2001), el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología de Baja California (2008), el Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia y la Técnica (2013), el premio Juchimán de Plata en Ciencia y Tecnología por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (2014), el Premio Latinoamericano de Popularización de la Ciencia otorgado por la RedPop de la UNESCO (2015) y el reconocimiento Ciudadano distinguido 2015 de Ensenada, en Investigación Científica y Tecnológica.
Con base a sus experiencias en trabajo con los niños de escuelas zonas rurales en Colombia, donde ha sido invitado a dar clases y recomendaciones a los docentes, Noboru señala que la formación de los maestros que enseñan ciencias debe ser rigurosa en los contenidos que van a impartir. “Se debe fomentar mucho más el interés de los estudiantes, con diversas estrategias pedagógicas. No es cierto que a los niños no les guste la ciencia, esa es una creencia totalmente falsa”, aseguró en diálogo con El Espectador.
Unos de los intereses de Noboru es difundir la ciencia y la tecnología, en particular la nanotecnología tomando en cuenta la diversidad cultural del país. La idea es poder llegar a los niños indígenas -en México se habla más de 300 lenguas-, y esos niños tiene una lengua madre diferente al español, afirma Noboru.
“Tenemos una colección de libros en lenguas indígenas. Uno de ellos, el de nanotecnología, ha sido traducido a nueve lenguas diferentes. Algunos son bilingües, están no sólo en la lengua indígena sino también en español. Es así como tenemos libros traducidos al hñahñü, náhuatl, zapoteco, mixteco, maya, yokot'an, mixe y mazateco, entre otras que están en peligro de desaparición como ‘paipai’ de Baja California y el ayapaneco que se habla en Tabasco”.
Este investigador colombiano, radicado en México desde hace algunos años, y su equipo han pensado en todo, ¿qué pasa si las personas sólo hablan las lenguas pero no las escriben? Han anexado un CD que contiene el libro en audio, previendo este panorama, con un PDF y sonido.
Noboru está avanzando en el desarrollo de una nueva serie sobre "energías limpias”; “La cual permitirá entender la necesidad de nuevas fuentes de energías alternativas al petróleo. Esta nueva colección está en cuatro lenguas diferentes”.
Como si no fuera suficiente, no sólo la divulgación ha estado en el plano de la nanotecnología y el medio ambiente sino también sobre los números y la disposición cultural de los mismos. “Tenemos otra serie sobre números, entre ellos, uno denominado ‘los números mayas de ayer y de hoy’, otro que se denomina ‘Números y estrellas mayas’ que recibió el Premio Antonio García Cubas, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en la categoría infantil”.
Y es que para Noboru, los mayas todavía tienen cosas que decir. “En muchas regiones de México y Centro América hay mayas: en el Estado de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Chiapas, en Guatemala también son una población muy grande. Ellos son descendientes de la civilización que construyó las grandes pirámides que abundan en Mesoamérica. Queremos mostrar que contrario a lo que algunas personas piensan, los mayas no desaparecieron. Hoy el maya se sigue hablando y es una de las lenguas nativas que más se usa en el continente americano. Su sistema numérico también se sigue conservando, al igual que muchos de sus conocimientos sobre ciencia. Y esto sucede también con muchas de las otras culturas mexicanas y es lo que queremos mostrar en la nueva colección de libros”.
Entre las publicaciones de estas colecciones auspiciadas por la UNAM superan los 25 libros. Además, Noboru espera usar la misma estrategia divulgativa para se publiquen en Colombia, acorde a la cultura del país, utilizando los contextos propios, promoviendo la convivencia entre los pueblos. “Me gustaría adaptar estos libros a la realidad colombiana y contribuir al desarrollo científico del país”, concluyó el investigador.
Por Steven Navarrete Cardona
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