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Ministros de Salud de todo el mundo se reúnen por estos días en la capital de Etiopía, Addis Abeba, para discutir medidas que permitan frenar las altas cifras de mortalidad materno-infantil.
Se calcula que cada año mueren más de 500.000 mujeres por complicaciones durante el parto o el embarazo. Si a esto se suman los dos millones de niños que pierden la vida por causas relacionadas con el embarazo o durante las 24 horas posteriores a su nacimiento, se tienen 2,5 millones de muertes por un problema prevenible con la mínima asistencia médica.
El 90% de estos casos ocurren en países en vías de desarrollo. Y en total, estas muertes superan a las provocadas por enfermedades como el sida, la malaria o la tuberculosis.
“Si la salud materna fuera un problema de los hombres, tendríamos un Ministerio de la Mortalidad Materna en los países para resolver vigorosamente esta situación”, comentó durante el encuentro Yves Bergevin, coordinador de Salud Materna del Fondo de Naciones Unidas para la Población.
La meta es reducir en 75% la mortalidad materna para 2015.