El bambú es una planta muy popular por varias razones. Desde su uso en construcción y arquitectura (el nombre Simón Vélez viene a la mente) hasta la imagen de osos Panda saciándose en algún paraje montañoso en China.
Esta planta, aunque originaria del sudeste asiático y ciertas regiones de África, está ampliamente diseminada y cuenta con más de 1.000 especies, entre ellas la guadua (una de las más populares en Colombia, por ejemplo).
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El bambú es ampliamente reconocido por dos características principales: su rápido crecimiento (hay variedades que pueden sumar más de 30 centímetros por día) y su resistencia y flexibilidad. Estas particularidades lo han convertido en un material común para andamiaje en varios lugares de Asia.
Por ejemplo, en una de las giras de la legendaria banda de heavy metal Iron Maiden, el escenario en el que se subieron en su primera presentación en India estaba hecho, justamente, con bambú. En un documental sobre la gira, los miembros de la banda aseguraron que en principio esto les incomodó, pero que en las pruebas de sonido y en la instalación de sus equipos se dieron cuenta de la solidez de la plataforma. Y al final todo bien.
Si lo suyo no es la construcción o la alimentación de osos Panda, es posible que haya llegado al bambú como una planta que suele asociarse con la buena suerte.
Tanto así que una de las especies más comunes entre las plantas caseras es el bambú de la suerte.
Características y cuidados del bambú de la suerte
Por lo general, esta planta es reconocida como una especie acuática, o sea, que debe estar sumergida, parcial o totalmente, en agua.
En el caso de este bambú, es necesario que sus raíces estén bajo el agua, pero no sus hojas.
Ahora bien, el bambú de la suerte también puede adaptarse a vivir y crecer en sustrato sólido, o sea en tierra.
Se trata de una planta de tallo esbelto y hojas alargadas que le dará un toque estilizado a cualquier rincón. Además de ser asociado con la fortuna, esta planta se ha convertido en un elemento de diseño en interiores debido a su agraciada figura, además de sus vivos colores.
Esta planta no soporta el sol directo, pero sí requiere de lugares iluminados para su crecimiento. La cercanía a una ventana, en caso de interiores, es clave, así como la necesidad de sombra si se trata de exteriores.
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Si se trata de un bambú acuático, los cambios de agua son necesarios cada dos o tres semanas, dependiendo del ambiente en el que se encuentren (influye aquí mucho la temperatura ambiente y la calidad del aire). En este caso puede fijarse en el color de los tallos: si se ponen amarillentos quiere decir que debe hacer un cambio más frecuente.
Esta variedad en particular es más amiga del calor que del frío. Se recomienda que no baje de los 10 grados centígrados y se mantenga, como máximo, alrededor de los 30 grados centígrados.
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