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Manuel Rodríguez, un hombre gordo, grande, de rasgos y voz fuerte, coqueto y hasta agradable es uno de los titulares de la cantera ubicada en Sopó en donde se extrae piedra, recebo y arena.
Lograr subir a conocer y visualizar no resultó un trabajo difícil, simplemente un cruce de palabras con el hombre para obtener su permiso, desde allí no se lograba ver la afectación de manera violenta a los vecinos, una de sus argumentos fue: “la gente ha venido a comprar después de que estaba la Cantera, si fueran sensatos no compran el lote para construir una casa debajo de la cantera” y se pregunta por los reclamos que han hecho algunos de sus vecinos sobre este tema: ¿Por qué después de tantos años que compraron van a empezar a brincar para que la cantera se vaya?. Lo curioso resulta sobre las nuevas construcciones de edificios que se están haciendo cerca de la cantera.
Afirma Rodríguez sin duda alguna y con voz firme y segura: “si no se utilizan los recursos que están bajo la tierra como el oro, las esmeraldas, los materiales del rio, dejan de ser recursos naturales, hay que utilizarlos de manera idónea y con respeto al medio ambiente”, esta responsabilidad que dice el que realiza la comprueba con el trabajo de recuperación que viene haciendo desde hace 10 años en donde anteriormente realizó explotación minera.
Al hablar con uno de los vecinos, don Carlos Mejía, de cachetes rojos, ojos oscuros y una permanente sonrisa, que salía de su casa ubicada bajo la cantera, se refirió a este proyecto de “recuperación” como el daño y el peligro más grande para los habitantes y principalmente para los vecinos.
Indica con voz aguda y tristeza que se logra percibir en su rostro: "cada vez que llueve el barro en el sector se acrecienta y perjudica las fachadas de las viviendas, además del peligro, como el de hace un mes donde una máquina cayó contra la parte trasera del lote afortunadamente no dejó heridos". Así mismo su expresión muestra impotencia al añadir que la CAR ni la Alcaldía han ejecutado acciones al respecto que beneficien a los verdaderos damnificados por la Cantera. Sin embargo como lo manifiesta en la puerta de su casa y con la mirada firme a la Cantera “aquí se vive muy bien, los servicios son baratos”.
El pasado 10 de agosto el municipio de Sopó la entidad encargada de buscar la satisfacción de las necesidades de la comunidad Soposeña publicó un artículo en su página web para que los habitantes se informen sobre el futuro de la cantera, allí Carolina Panqueva, subsecretaria de medio ambiente afirmó: “si no existe una recuperación ambiental, hasta la fecha establecida por el decreto de la CAR, entraran contravenciones legales por incumplimientos”, amanecerá y veremos.
Además otro de los lugares afectados es la hacienda “La Armenia”, desde afuera la fachada se veía perjudicada, vieja, gastada y sucia por el barro que deja el trabajo en la cantera sin embargo la sorpresa fue al ingresar a la hacienda, una entrada grande donde diariamente entran carros de Alpina a recoger la leche que le compran a don Héctor Calderón el propietario de la finca, más adelante se encuentra la casa familiar de don Héctor muy elegante, campestre, con fachada de típica novela clasista, de muebles grandes, acogedor y de cocina integral.
De una de sus puertas de madera oscura salió don Héctor, ha sido uno de los principales oponentes de la Cantera desde sus inicios en 1.985 que llama con tono de rabia “explotación pirata” por sus renovaciones gracias a la CAR en julio de 2009 hasta junio de 2012 bajo el nombre de recuperación ambiental.
El señor Calderón con ojos de indignación, con los brazos haciendo movimientos rápidos y voz fuerte afirmó: “están pidiendo de nuevo prórroga de renovación, porque según ellos el invierno no los ha dejado trabajar”. Además “ellos se comprometieron en hacer una recuperación siempre en proceso de disminución del volumen de la explotación pero ha sido todo lo contrario ha sido expansivo”. A esto don Manuel siempre sonriendo como queriendo simpatizar alude que este trabajo de recuperación se debe hacer y ha tomado responsabilidad sobre los afectados como la hacienda “La Armenia” “Lo que hemos tratado de hacer es colaborarle a todas las personas por ejemplo el señor de abajo de la finca que se le llena de lodos allá tengo máquinas tengo personas trabajándole y limpiándole”.
El señor Héctor Calderón demostró la preocupación por que la afectación a su Hacienda produce desvalorización de la misma, unos patos se han ahogado por los lodos que se han producido en sus pozos, el señor Calderón ha tenido que invertir en limpieza de sus pozos para no afectar y traer más muertes y emigraciones de patos, gansos y sapos. Los posos lucen sucios, con olores fuertes, de color arena y agua negra. Con tristeza y los ojos aguados señal que una lagrima estaba a punto de salir Héctor observa el paisaje que le brinda su amplia Hacienda y recuerda: “El problema de las inundaciones se ve reflejado en toda la finca, el año pasado me inunde tres veces” “he tenido que trasladar mis terneras mi situación es realmente grave, el agua que sale de arriba de la cantera es negra y debería salir así como les llega, las albercas de la cantera es de un metro de un ancho por 6 metros de largo y 6 centímetros de profundidad”.
La revista Ambientico de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional de Costa Rica señala los siguientes problemas generados por las canteras y tajos: “cambio de la dinámica hidrogeológica, abatimiento de las napas, secado de pozos, zona de vertido no controlado de basuras, baja calidad ambiental para las poblaciones, zona de riesgo para la población local que visita el lugar, tanto durante la operación como luego del cese de actividades en especial para niños y niñas, focos de enfermedades infecciosas y fuente de malos olores y de contaminación atmosférica en general”.
Ahora queda esperar que las instituciones correspondientes tomen las medidas adecuadas para el beneficio del medio ambiente y de su comunidad, para que los niños puedan jugar sin el temor de la Cantera, para que los patos, sapos y otros animales tengan la posibilidad de seguir en su hábitat y no tener que huir por las condiciones que la Cantera produce, para que sus habitantes no convivan con la contaminación auditiva y ambiental y por último pero no menos importante para que la mirada que tengan los visitantes al llegar a Sopó no se vea centrada en un hueco rocoso a la visibilidad de los transeúntes.
Por Luisa F Gonzalez, colaboradora de Soyperiodista.com.