Capturas de un nómada
Exposición 'Amazing Amazon', de Nicolás Van Hemelryck, se traslada de Nueva Delhi a Bombay para seguir revelando las beldades del Amazonas.
Lorena Machado Fiorillo
Cuando su padre le regaló la Canon que retrató los detalles más íntimos de su infancia no pensó que podría vivir del oficio. Tenía 13 años y desde ese momento consideró la fotografía como un hobbie, por eso, antes de decidirse, estudió matemáticas y economía, se graduó de arquitecto y trabajó como diseñador gráfico. Fue hasta que emprendió un viaje en bicicleta por Suramérica que Nicolás Van Hemelryck se percató de lo que podía compartir. Un año y medio de experimentar con la luz, el color y las composiciones dieron como resultado imágenes donde los animales y la naturaleza cobraban fuerza.
A Nueva Delhi llegó por cuestión de suerte. Un día su mamá vio en el periódico un aviso sobre una beca para algún taller de diseño en la India y él, quien se ha guiado en la mayor parte de su existencia por la intuición, se postuló. Ha estado dos meses en esos territorios, que le han permitido conocer a dos grandes de la profesión: Raghu Rai y Graciela Iturbe. Allí ha expuesto al Amazonas: “La India es una país tan grande que para ellos Colombia es inexistente y, aunque son muy orgullosos de su selva, ninguna se compara con la amazónica. Ellos no la conocen. Lo importante es presentarla con todas sus variedades”.
Nicolás Van Hemelryck y el Amazonas han estado atados desde mucho tiempo atrás, allí su mamá lo llevó cuando pequeño, a los 15 celebró su cumpleaños y en 2005 fue guardaparques. Allí volvió para apropiarse de su cámara y, aunque jamás pensó que sus fotografías cruzarían el Atlántico, 23 llegaron a India porque otros, tan lejanos pero unidos por la curiosidad del paisaje, creyeron en su talento. Es tan grande su afecto por lo que alberga el lugar, que tiene en proceso un documental sobre una inglesa, quien, en más de la mitad de su vida, ha desentrañado las historias que se esconden entre los ríos y las copas de los ceibas.
Aunque para Nicolás Van Hemelryck es complicado admitir cuál foto, de las que se expusieron en el Indian International Center y que en este instante se dirigen a Bombay, dice que ‘Atardecer sobre el río Amazonas’ condensa su interés. “Nací en el agua y en mis viajes es ella la protagonista. En 2004 recorrí el Magdalena, luego la Costa Pacífica y con cada río, lago u océano con los que me topo tengo una conexión”.
El hombre que un día se vio encerrado en las oficinas de arquitectos está complacido de viajar por el mundo con su cámara a cuestas para capturar cada escondite que descubre. Y, a pesar de que muchos lo han tildado de excéntrico e idealista, él sigue sin trazar itinerarios, prefiere recorrer los sitios sin ningún afán. “Cuando tengo mi cámara en las manos me transformo. No me hace falta nada y como es mi vocación, ya no siento que estoy trabajando”.
Cuando su padre le regaló la Canon que retrató los detalles más íntimos de su infancia no pensó que podría vivir del oficio. Tenía 13 años y desde ese momento consideró la fotografía como un hobbie, por eso, antes de decidirse, estudió matemáticas y economía, se graduó de arquitecto y trabajó como diseñador gráfico. Fue hasta que emprendió un viaje en bicicleta por Suramérica que Nicolás Van Hemelryck se percató de lo que podía compartir. Un año y medio de experimentar con la luz, el color y las composiciones dieron como resultado imágenes donde los animales y la naturaleza cobraban fuerza.
A Nueva Delhi llegó por cuestión de suerte. Un día su mamá vio en el periódico un aviso sobre una beca para algún taller de diseño en la India y él, quien se ha guiado en la mayor parte de su existencia por la intuición, se postuló. Ha estado dos meses en esos territorios, que le han permitido conocer a dos grandes de la profesión: Raghu Rai y Graciela Iturbe. Allí ha expuesto al Amazonas: “La India es una país tan grande que para ellos Colombia es inexistente y, aunque son muy orgullosos de su selva, ninguna se compara con la amazónica. Ellos no la conocen. Lo importante es presentarla con todas sus variedades”.
Nicolás Van Hemelryck y el Amazonas han estado atados desde mucho tiempo atrás, allí su mamá lo llevó cuando pequeño, a los 15 celebró su cumpleaños y en 2005 fue guardaparques. Allí volvió para apropiarse de su cámara y, aunque jamás pensó que sus fotografías cruzarían el Atlántico, 23 llegaron a India porque otros, tan lejanos pero unidos por la curiosidad del paisaje, creyeron en su talento. Es tan grande su afecto por lo que alberga el lugar, que tiene en proceso un documental sobre una inglesa, quien, en más de la mitad de su vida, ha desentrañado las historias que se esconden entre los ríos y las copas de los ceibas.
Aunque para Nicolás Van Hemelryck es complicado admitir cuál foto, de las que se expusieron en el Indian International Center y que en este instante se dirigen a Bombay, dice que ‘Atardecer sobre el río Amazonas’ condensa su interés. “Nací en el agua y en mis viajes es ella la protagonista. En 2004 recorrí el Magdalena, luego la Costa Pacífica y con cada río, lago u océano con los que me topo tengo una conexión”.
El hombre que un día se vio encerrado en las oficinas de arquitectos está complacido de viajar por el mundo con su cámara a cuestas para capturar cada escondite que descubre. Y, a pesar de que muchos lo han tildado de excéntrico e idealista, él sigue sin trazar itinerarios, prefiere recorrer los sitios sin ningún afán. “Cuando tengo mi cámara en las manos me transformo. No me hace falta nada y como es mi vocación, ya no siento que estoy trabajando”.