Chomsky, en defensa del Macizo Colombiano
Los campesinos del Cauca, cercanos al intelectual norteamericano desde un homenaje que le hicieron a su esposa en 2010, revelaron una carta que el lingüista le escribió al presidente Santos pidiéndole que proteja esta zona de la minería.
Carolina Gutiérrez Torres
A Noam Chomsky —“probablemente el intelectual vivo más importante del siglo XX”, según The New York Times— lo preocupan los estragos de la minería desbordada. Ilimitada. Incontrolada. Lo preocupa, en especial, un pedacito de Colombia ubicado en el municipio de La Vega, al sur del departamento del Cauca, que lleva el nombre de su esposa: Carol. Un pedacito de montaña en el Macizo Colombiano (la mayor fuente hídrica del país) bautizado Bosque Carol Chomsky, porque así lo propuso un movimiento campesino de La Vega en homenaje al lingüista. Y a Carol, su esposa por 60 años. Su esposa que murió de cáncer el 19 de diciembre de 2008. Así lo escribió en una carta que dirigió al presidente Santos y que conoció el Proceso Campesino y Popular de La Vega, cercanos al lingüista.
* * *
Estimado presidente Santos: Me dirijo a usted por una preocupación general, que comparto con muchos otros, sobre los planes de operaciones mineras a gran escala que, al parecer, suponen una grave amenaza para el delicado ecosistema del Macizo Colombiano. Pero escribo también por razones personales, que espero sean apropiadas para llamar su atención. Hace algunos años, mi esposa murió. Poco tiempo después, los habitantes de Santa Rita, en La Vega, departamento del Cauca, decidieron dedicar un bosque a su memoria, en la montaña que está ubicada en la parte alta de su pueblo (...) fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida.
El viaje a Colombia
Noam Chomsky aterrizó en Cali algún día de junio de 2010. Lo acompañaban unos pocos amigos, entre ellos el sacerdote jesuita Javier Giraldo Moreno y el defensor del pueblo de la ciudad. No traía seguridad privada. No se enteraron de su llegada la prensa ni la academia. Llegó en un silencio inquebrantable a ser testigo de uno de los actos más emotivos de su vida.
Viajaron en carro hasta Popayán. Desde allí recorrieron unos 100 kilómetros por la carretera Panamericana y tomaron un desvío que los llevó al municipio de La Vega. Una hora y media de camino por la misma trocha en la que en 1991 un grupo de militares asesinaron extrajudicialmente a 17 campesinos, que hoy son 17 cruces blancas filadas en la vereda Los Uvos.
Luego de 18 kilómetros de recorrido hicieron una parada en El Palmar, corregimiento de La Vega, para desayunar carne con papas y tinto con queso y todo se lo comió Chomsky, sin siquiera preguntar, cuenta con gracia Óscar Salazar, coordinador general del Proceso Campesino y Popular de La Vega.
Continuaron hasta el corregimiento de Santa Rita. Se celebró un acto de bienvenida al maestro. Se le entregó una placa que decía “Bosque La Carolina en homenaje a Carol Chomsky”, y luego se montaron todos en caballos para ir hasta el pedacito de Colombia que más le importa al lingüista.
Fue casi una hora de recorrido por un camino de herradura que serpenteaba la montaña. Subieron unos 2.800 metros y se internaron en un bosque. Se hizo un ritual a la naturaleza. Sonaron las flautas. Noam Chomsky seguía en su silencio inquebrantable. Les pidió a sus acompañantes que lo dejaran a solas un momento. A solas con el recuerdo de Carol. Cuando los campesinos lo abandonaron estaba llorando.
* * *
Participar en la inauguración del Bosque Carol Chomsky fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Esto forma parte de un proyecto bien diseñado por los líderes de Santa Rita y cuidadosamente explicado en una reunión pública, para el desarrollo y la protección de los recursos hídricos y la riqueza del medio ambiente en general, los que seguramente serán gravemente perjudicados o destruidos por las operaciones mineras. No necesito ahondar en la importancia de preservar estos valiosos recursos, no sólo para las comunidades locales, sino también fuera de sus fronteras.
La realidad del Macizo
“Estamos defendiendo al Macizo Colombiano de la locomotora minera”, dice Óscar Salazar, líder campesino de La Vega. Cuando dice “estamos” habla también de los habitantes de Sucre, San Sebastián, Almager, La Sierra, Rosas, Sotara y Bolívar, que son los municipios que conforman el núcleo del macizo en el territorio del Cauca.
Salazar afirma que están defendiendo su territorio. Sus ríos. Los enumera y se detiene en el Patía para enfatizar que es un río invisibilizado. “No se reconoce su importancia para el océano Pacífico; si lo afectan significará una desgracia para la humanidad. Él es la clave de la vida en el Pacífico. Toda esa riqueza biológica y cultural estaría en peligro”. Es invisible el río Patía y también lo es la realidad de la minería en el Macizo Colombiano. “Todos sabemos lo que está pasando en Santurbán y en La Colosa, pero eso es un juego de niños comparado con lo que nos va a suceder a nosotros si no se hace nada”.
Lo que está sucediendo en el Macizo Colombiano es que están llegando las empresas mineras más poderosas del mundo y, aunque todavía no se ha empezado a explotar el oro y los otros minerales que hay en esa tierra tan rica, sí hay cientos de títulos entregados o en solicitud. Para poner sólo un ejemplo, La Silla Vacía acaba de publicar un informe sobre minería en el Cauca (ver mapa) en el que asegura que existen hoy 1.380 solicitudes (250 de la AngloGold) y 283 títulos (45 de esa misma empresa) para explorar estas tierras.
Esa es la realidad de “la estrella hídrica de Colombia”, donde nacen los ríos Magdalena, Caquetá, Patía y Cauca. La realidad que según sus habitantes podría resumirse en las siguientes cifras: el porcentaje del territorio comprometido para la minería en Sucre y San Sebastián es del 40%; en Almaguer, del 90 %; en La Vega, 80%; en La Sierra, 90%; en Rosas, 90%, en Sotara, 60% y en Bolívar, 90%.
Calculan, además, que hay 19 empresas detrás de su riqueza, entre ellas AngloGold Ashanti, Continental Gold, Guatavita Gold, Anglo American y Carboandes. Coinciden en señalar que existe un proyecto que es su mayor amenaza: uno que abarca unas 24.300 hectáreas llamado Dominical, de la Continental Gold. Todos están en etapa de exploración, pero, como dice Óscar Salazar, “si no nos oponemos ahora, en esta primera etapa, después no habrá oportunidad de nada. Cuando definan la riqueza que hay no tendremos salvación”.
El proyecto Dominical, según Salazar, abarcaría la montaña donde está el Bosque Carol Chomsky.
* * *
Si bien para usted mi interés puede parecer de carácter personal, las iniciativas amables y compasivas de los habitantes del pueblo de Santa Rita deben ser altamente significativas para estimular la participación internacional, en los esfuerzos cruciales necesarios para proteger los territorios amazónicos y las regiones circundantes, que no tienen comparación por su extraordinaria biodiversidad y su importancia para el medio ambiente global.
Espero que sea posible tomar medidas para asegurar que estos esfuerzos locales sean un éxito y salvaguarden estos tesoros incomparables para Colombia y el mundo.
Chomsky habla del Cauca
Después de bautizar un bosque en Colombia con el nombre Carol, Noam Chomsky dio una entrevista a El Malpensante. Contó que los campesinos del Cauca están tratando de bloquear los esfuerzos de las compañías mineras y de la minería ilegal, “que con su explotación arbitraria han contaminado las fuentes de agua”.
Del Cauca volvió a hablar alguna vez, cuando un periodista cercano le preguntó a quién admiraba más en el mundo y él respondió describiendo sus visitas al Macizo Colombiano. Respondió nombrando a los campesinos que luchaban por proteger sus selvas húmedas de la explotación.
A Noam Chomsky —“probablemente el intelectual vivo más importante del siglo XX”, según The New York Times— lo preocupan los estragos de la minería desbordada. Ilimitada. Incontrolada. Lo preocupa, en especial, un pedacito de Colombia ubicado en el municipio de La Vega, al sur del departamento del Cauca, que lleva el nombre de su esposa: Carol. Un pedacito de montaña en el Macizo Colombiano (la mayor fuente hídrica del país) bautizado Bosque Carol Chomsky, porque así lo propuso un movimiento campesino de La Vega en homenaje al lingüista. Y a Carol, su esposa por 60 años. Su esposa que murió de cáncer el 19 de diciembre de 2008. Así lo escribió en una carta que dirigió al presidente Santos y que conoció el Proceso Campesino y Popular de La Vega, cercanos al lingüista.
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Estimado presidente Santos: Me dirijo a usted por una preocupación general, que comparto con muchos otros, sobre los planes de operaciones mineras a gran escala que, al parecer, suponen una grave amenaza para el delicado ecosistema del Macizo Colombiano. Pero escribo también por razones personales, que espero sean apropiadas para llamar su atención. Hace algunos años, mi esposa murió. Poco tiempo después, los habitantes de Santa Rita, en La Vega, departamento del Cauca, decidieron dedicar un bosque a su memoria, en la montaña que está ubicada en la parte alta de su pueblo (...) fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida.
El viaje a Colombia
Noam Chomsky aterrizó en Cali algún día de junio de 2010. Lo acompañaban unos pocos amigos, entre ellos el sacerdote jesuita Javier Giraldo Moreno y el defensor del pueblo de la ciudad. No traía seguridad privada. No se enteraron de su llegada la prensa ni la academia. Llegó en un silencio inquebrantable a ser testigo de uno de los actos más emotivos de su vida.
Viajaron en carro hasta Popayán. Desde allí recorrieron unos 100 kilómetros por la carretera Panamericana y tomaron un desvío que los llevó al municipio de La Vega. Una hora y media de camino por la misma trocha en la que en 1991 un grupo de militares asesinaron extrajudicialmente a 17 campesinos, que hoy son 17 cruces blancas filadas en la vereda Los Uvos.
Luego de 18 kilómetros de recorrido hicieron una parada en El Palmar, corregimiento de La Vega, para desayunar carne con papas y tinto con queso y todo se lo comió Chomsky, sin siquiera preguntar, cuenta con gracia Óscar Salazar, coordinador general del Proceso Campesino y Popular de La Vega.
Continuaron hasta el corregimiento de Santa Rita. Se celebró un acto de bienvenida al maestro. Se le entregó una placa que decía “Bosque La Carolina en homenaje a Carol Chomsky”, y luego se montaron todos en caballos para ir hasta el pedacito de Colombia que más le importa al lingüista.
Fue casi una hora de recorrido por un camino de herradura que serpenteaba la montaña. Subieron unos 2.800 metros y se internaron en un bosque. Se hizo un ritual a la naturaleza. Sonaron las flautas. Noam Chomsky seguía en su silencio inquebrantable. Les pidió a sus acompañantes que lo dejaran a solas un momento. A solas con el recuerdo de Carol. Cuando los campesinos lo abandonaron estaba llorando.
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Participar en la inauguración del Bosque Carol Chomsky fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Esto forma parte de un proyecto bien diseñado por los líderes de Santa Rita y cuidadosamente explicado en una reunión pública, para el desarrollo y la protección de los recursos hídricos y la riqueza del medio ambiente en general, los que seguramente serán gravemente perjudicados o destruidos por las operaciones mineras. No necesito ahondar en la importancia de preservar estos valiosos recursos, no sólo para las comunidades locales, sino también fuera de sus fronteras.
La realidad del Macizo
“Estamos defendiendo al Macizo Colombiano de la locomotora minera”, dice Óscar Salazar, líder campesino de La Vega. Cuando dice “estamos” habla también de los habitantes de Sucre, San Sebastián, Almager, La Sierra, Rosas, Sotara y Bolívar, que son los municipios que conforman el núcleo del macizo en el territorio del Cauca.
Salazar afirma que están defendiendo su territorio. Sus ríos. Los enumera y se detiene en el Patía para enfatizar que es un río invisibilizado. “No se reconoce su importancia para el océano Pacífico; si lo afectan significará una desgracia para la humanidad. Él es la clave de la vida en el Pacífico. Toda esa riqueza biológica y cultural estaría en peligro”. Es invisible el río Patía y también lo es la realidad de la minería en el Macizo Colombiano. “Todos sabemos lo que está pasando en Santurbán y en La Colosa, pero eso es un juego de niños comparado con lo que nos va a suceder a nosotros si no se hace nada”.
Lo que está sucediendo en el Macizo Colombiano es que están llegando las empresas mineras más poderosas del mundo y, aunque todavía no se ha empezado a explotar el oro y los otros minerales que hay en esa tierra tan rica, sí hay cientos de títulos entregados o en solicitud. Para poner sólo un ejemplo, La Silla Vacía acaba de publicar un informe sobre minería en el Cauca (ver mapa) en el que asegura que existen hoy 1.380 solicitudes (250 de la AngloGold) y 283 títulos (45 de esa misma empresa) para explorar estas tierras.
Esa es la realidad de “la estrella hídrica de Colombia”, donde nacen los ríos Magdalena, Caquetá, Patía y Cauca. La realidad que según sus habitantes podría resumirse en las siguientes cifras: el porcentaje del territorio comprometido para la minería en Sucre y San Sebastián es del 40%; en Almaguer, del 90 %; en La Vega, 80%; en La Sierra, 90%; en Rosas, 90%, en Sotara, 60% y en Bolívar, 90%.
Calculan, además, que hay 19 empresas detrás de su riqueza, entre ellas AngloGold Ashanti, Continental Gold, Guatavita Gold, Anglo American y Carboandes. Coinciden en señalar que existe un proyecto que es su mayor amenaza: uno que abarca unas 24.300 hectáreas llamado Dominical, de la Continental Gold. Todos están en etapa de exploración, pero, como dice Óscar Salazar, “si no nos oponemos ahora, en esta primera etapa, después no habrá oportunidad de nada. Cuando definan la riqueza que hay no tendremos salvación”.
El proyecto Dominical, según Salazar, abarcaría la montaña donde está el Bosque Carol Chomsky.
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Si bien para usted mi interés puede parecer de carácter personal, las iniciativas amables y compasivas de los habitantes del pueblo de Santa Rita deben ser altamente significativas para estimular la participación internacional, en los esfuerzos cruciales necesarios para proteger los territorios amazónicos y las regiones circundantes, que no tienen comparación por su extraordinaria biodiversidad y su importancia para el medio ambiente global.
Espero que sea posible tomar medidas para asegurar que estos esfuerzos locales sean un éxito y salvaguarden estos tesoros incomparables para Colombia y el mundo.
Chomsky habla del Cauca
Después de bautizar un bosque en Colombia con el nombre Carol, Noam Chomsky dio una entrevista a El Malpensante. Contó que los campesinos del Cauca están tratando de bloquear los esfuerzos de las compañías mineras y de la minería ilegal, “que con su explotación arbitraria han contaminado las fuentes de agua”.
Del Cauca volvió a hablar alguna vez, cuando un periodista cercano le preguntó a quién admiraba más en el mundo y él respondió describiendo sus visitas al Macizo Colombiano. Respondió nombrando a los campesinos que luchaban por proteger sus selvas húmedas de la explotación.