Este es el proceso detrás de las cobijas de plumas que compró el Gobierno Petro
No solo ha generado polémica la compra de televisores para la Casa de Nariño, sino también la de dos edredones de plumones. Ambientalistas reclaman que los animales sufren maltrato en el procedimiento de desplumaje.
Laura C. Peralta Giraldo
Además de la compra de equipos tecnológicos para dotar la Casa de Nariño, por parte del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), otros de los elementos adquiridos, y que suscitaron polémica en algunos sectores políticos son dos edredones de plumones de ganso por $8.159.800. El malestar generado no es únicamente por el precio, sino también por el maltrato animal que sufren los animales al arrancárseles las plumas, hecho que va en contravía de la imagen de animalista que mostró el presidente Gustavo Petro en campaña.
Lea: No encontramos un televisor de 85 pulgadas que costara 27 millones de pesos.
El proceso industrial detrás de las cobijas de plumas
Para la fabricación de productos con plumones de ganso, trabajadores sujetan al animal mientras le arrancan las plumas de su lomo. Cabe destacar que el ganso está vivo para el procedimiento y no se le aplica ningún tipo de anestesia.
“Este proceso conocido como ‘desplume de animales vivos’ o ‘live plucking’, incluye que las plumas son arrancadas a toda velocidad de la piel mientras las aves son inmovilizadas por los trabajadores, provocando enormes heridas y desgarros en la piel. Los animales gritan y se retuercen de dolor, por lo que en ocasiones los operarios incluso se sientan sobre el cuello de los animales para que no puedan escapar”, dice la organización animalista colombiana ‘Conexión Animal’.
Después de ser desplumado, el ganso vuelve a su jaula y en un período de 6 meses, cuando sus plumas crecieron de nuevo, se le vuelve a arrancar su plumaje. Así pasará hasta por cuatro años. Sin embargo, muchos gansos mueren antes de cumplirse este tiempo, debido a las heridas que se les ocasionan o intentando escapar.
Puede interesarle: Plantón en contra del maltrato animal para entretenimiento.
La organización mundial Peta indica que pese a que hay normativas para prohibir el desplume de animales vivos, no hay manera de certificar que los gansos fueron desplumados estando sin vida: “La única forma de terminar con el desplume de animales vivos y estar tranquilo de que ningún animal sufrió por una vestimenta o ropa de cama, es elegir materiales elaborados sin crueldad”.
Petro y su discurso animalista
A menos de una semana de ganar la Presidencia de Colombia, Gustavo Petro pidió prohibir la realización de las corralejas: “Le solicito a las alcaldías no autorizar más espectáculos con la muerte de personas o animales”.
La medida la confirmó luego del incidente del pasado 26 de julio, en El Espinal, Tolima, cuando en medio de la jornada una tribuna de la corraleja se derrumbó, dejando decenas de heridos y cuatro personas muertas.
Lea también: En el Pacífico colombiano, cada vez más ballenas se enredan en las redes de pesca.
En mayo, en medio de la campaña electoral por la presidencia, 171 organizaciones del país le entregaron al entonces candidato Petro un documento titulado ‘Hacia una sociedad libre de especismo’, en el cual se solicitaba la inclusión de los animales en el plan de gobierno del candidato.
Y aunque no se comprometió con la puesta en marcha de las propuestas, Petro sí les dio un guiño al destacar el documento y escribir en su Twitter “El respeto al animal, a la naturaleza y a la vida. Un principio fundamental para una humanidad digna y viva”.
Animalistas y dirigentes políticos reprocharon que la compra de las dos cobijas haya implicado el maltrato de gansos, y aunque algunos responsabilizaron directamente al Jefe de Estado, otros mencionaron que eran el Dapre y los funcionarios del gobierno Petro quienes debían asumir el hecho.
Nota relacionada: Petro fue galardonado con el premio “Defenzoor del Año”.
Además de la compra de equipos tecnológicos para dotar la Casa de Nariño, por parte del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), otros de los elementos adquiridos, y que suscitaron polémica en algunos sectores políticos son dos edredones de plumones de ganso por $8.159.800. El malestar generado no es únicamente por el precio, sino también por el maltrato animal que sufren los animales al arrancárseles las plumas, hecho que va en contravía de la imagen de animalista que mostró el presidente Gustavo Petro en campaña.
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El proceso industrial detrás de las cobijas de plumas
Para la fabricación de productos con plumones de ganso, trabajadores sujetan al animal mientras le arrancan las plumas de su lomo. Cabe destacar que el ganso está vivo para el procedimiento y no se le aplica ningún tipo de anestesia.
“Este proceso conocido como ‘desplume de animales vivos’ o ‘live plucking’, incluye que las plumas son arrancadas a toda velocidad de la piel mientras las aves son inmovilizadas por los trabajadores, provocando enormes heridas y desgarros en la piel. Los animales gritan y se retuercen de dolor, por lo que en ocasiones los operarios incluso se sientan sobre el cuello de los animales para que no puedan escapar”, dice la organización animalista colombiana ‘Conexión Animal’.
Después de ser desplumado, el ganso vuelve a su jaula y en un período de 6 meses, cuando sus plumas crecieron de nuevo, se le vuelve a arrancar su plumaje. Así pasará hasta por cuatro años. Sin embargo, muchos gansos mueren antes de cumplirse este tiempo, debido a las heridas que se les ocasionan o intentando escapar.
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La organización mundial Peta indica que pese a que hay normativas para prohibir el desplume de animales vivos, no hay manera de certificar que los gansos fueron desplumados estando sin vida: “La única forma de terminar con el desplume de animales vivos y estar tranquilo de que ningún animal sufrió por una vestimenta o ropa de cama, es elegir materiales elaborados sin crueldad”.
Petro y su discurso animalista
A menos de una semana de ganar la Presidencia de Colombia, Gustavo Petro pidió prohibir la realización de las corralejas: “Le solicito a las alcaldías no autorizar más espectáculos con la muerte de personas o animales”.
La medida la confirmó luego del incidente del pasado 26 de julio, en El Espinal, Tolima, cuando en medio de la jornada una tribuna de la corraleja se derrumbó, dejando decenas de heridos y cuatro personas muertas.
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Y aunque no se comprometió con la puesta en marcha de las propuestas, Petro sí les dio un guiño al destacar el documento y escribir en su Twitter “El respeto al animal, a la naturaleza y a la vida. Un principio fundamental para una humanidad digna y viva”.
Animalistas y dirigentes políticos reprocharon que la compra de las dos cobijas haya implicado el maltrato de gansos, y aunque algunos responsabilizaron directamente al Jefe de Estado, otros mencionaron que eran el Dapre y los funcionarios del gobierno Petro quienes debían asumir el hecho.
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