El 'gamer' Colombiano
Psicólogos y antropólogos de la Agencia UM revelan un estudio sobre el perfil de los aficionados a los videojuegos.
Mariana Suárez Rueda
En 2012 las ventas de videojuegos en el mundo superarán los 21 billones de dólares. La fiebre por las consolas es cada vez más alta entre los jóvenes y el diseño de los nuevos juegos ha hecho que ésta también haya contagiado a padres y abuelos. Sentarse frente a una pantalla a competir en una carrera de carros, a correr una maratón o a enfrentarse en un ring de boxeo, se ha convertido en una actividad familiar cada vez más común en los hogares colombianos.
Psicólogos y antropólogos de UM, una agencia global especializada en comunicaciones de mercadeo con presencia en 130 países, que se dedica entre otras cosas a realizar investigaciones sobre tendencias en la sociedad, quiso descifrar qué estaba pasando con esta industria millonaria en Latinoámerica —Colombia es el primer país en el que se obtienen resultados— y sobre todo entender cómo se comportan los aficionados a esta actividad.
Para ello realizaron reuniones con grupos de videojugadores o gamers en Bogotá, Medellín y Cali. Después de pasar varios días con ellos y conocer sus rutinas de juego, les hicieron una encuesta que también respondieron sus padres.
Las conclusiones del estudio serán presentadas este lunes a las 7:30 de la noche en la Torre AR, un centro empresarial y de negocios en el norte de Bogotá. El Espectador tuvo acceso a la investigación, que arrojó como principal resultado que en Colombia la piratería se ha convertido en una práctica común entre quienes tienen consolas, pues la mayoría no está dispuesta a invertir tanto dinero para tener los últimos juegos. En este sentido, internet se ha convertido en una herramienta crucial, ya que permite jugar en línea de manera gratuita.
Además, el estudio evidencio la existencia de tres tipos de gamers: el casual, el semipro y el pro (ver recuadros), y gracias a la encuesta con los padres se derrumbaron mitos que existían en torno a los videojuegos (ver recuadros en la parte superior). Hoy, éstos se han convertido en un elemento que integra a la familia, que desarrolla habilidades cognitivas y sociales y que ayuda a ejercitar la mente y el cuerpo.
El jugador casual
Le gustan los videojuegos para divertirse y socializar. No tiene consolas en su casa y prefiere los juegos sencillos, para entretenerse con ellos solamente un rato. Generalmente le gustan aquellos que se relacionan con sus deportes favoritos, como el golf o el fútbol, o que sean inspirados en la historia de alguna película taquillera como ‘Avatar’ o ‘El señor de los anillos’.
El jugador casual no tiene interés en competir, por eso muchas veces juega mientras hace otras actividades como hablar por teléfono o chatear.
El jugador semi pro
Los videojuegos son una forma de liberar el estrés. Es una actividad a la que le dedica entre una y dos horas por semana. Es un amante de la tecnología, por eso siempre está buscando comprar la última consola (las que más le gustan son el Play 2 y el X-Box 360), así como los videojuegos más recientes. Sus favoritos son los de deportes, aventura y carreras, que compra en un San Andresito o almacén de cadena.
El 27% de los jugadores semi pro en Colombia han comprado una consola nueva en el último año y el 58% piensa reemplazar la que tiene en 2011.
El profesional
Los videojuegos son lo más importante en su vida, los considera un deporte y por eso entrena siete horas a la semana. Le gusta utilizar un sobrenombre para ser reconocido entre su grupo de amigos, que son una especie de clan con gustos de juego similares y que detestan que los interrumpan cuando están frente a la pantalla.
Su meta es convertirse en el mejor, ganar concursos y a futuro sostenerse económicamente gracias a estos triunfos. Todos sus juegos son originales y se preocupa por tener, antes que sus amigos, la última consola que salió al mercado.
En Colombia, los jugadores profesionales invierten más de $200 mil mensuales en videojuegos, que adquieren en lugares especializados como Unilago, en Bogotá.
En 2012 las ventas de videojuegos en el mundo superarán los 21 billones de dólares. La fiebre por las consolas es cada vez más alta entre los jóvenes y el diseño de los nuevos juegos ha hecho que ésta también haya contagiado a padres y abuelos. Sentarse frente a una pantalla a competir en una carrera de carros, a correr una maratón o a enfrentarse en un ring de boxeo, se ha convertido en una actividad familiar cada vez más común en los hogares colombianos.
Psicólogos y antropólogos de UM, una agencia global especializada en comunicaciones de mercadeo con presencia en 130 países, que se dedica entre otras cosas a realizar investigaciones sobre tendencias en la sociedad, quiso descifrar qué estaba pasando con esta industria millonaria en Latinoámerica —Colombia es el primer país en el que se obtienen resultados— y sobre todo entender cómo se comportan los aficionados a esta actividad.
Para ello realizaron reuniones con grupos de videojugadores o gamers en Bogotá, Medellín y Cali. Después de pasar varios días con ellos y conocer sus rutinas de juego, les hicieron una encuesta que también respondieron sus padres.
Las conclusiones del estudio serán presentadas este lunes a las 7:30 de la noche en la Torre AR, un centro empresarial y de negocios en el norte de Bogotá. El Espectador tuvo acceso a la investigación, que arrojó como principal resultado que en Colombia la piratería se ha convertido en una práctica común entre quienes tienen consolas, pues la mayoría no está dispuesta a invertir tanto dinero para tener los últimos juegos. En este sentido, internet se ha convertido en una herramienta crucial, ya que permite jugar en línea de manera gratuita.
Además, el estudio evidencio la existencia de tres tipos de gamers: el casual, el semipro y el pro (ver recuadros), y gracias a la encuesta con los padres se derrumbaron mitos que existían en torno a los videojuegos (ver recuadros en la parte superior). Hoy, éstos se han convertido en un elemento que integra a la familia, que desarrolla habilidades cognitivas y sociales y que ayuda a ejercitar la mente y el cuerpo.
El jugador casual
Le gustan los videojuegos para divertirse y socializar. No tiene consolas en su casa y prefiere los juegos sencillos, para entretenerse con ellos solamente un rato. Generalmente le gustan aquellos que se relacionan con sus deportes favoritos, como el golf o el fútbol, o que sean inspirados en la historia de alguna película taquillera como ‘Avatar’ o ‘El señor de los anillos’.
El jugador casual no tiene interés en competir, por eso muchas veces juega mientras hace otras actividades como hablar por teléfono o chatear.
El jugador semi pro
Los videojuegos son una forma de liberar el estrés. Es una actividad a la que le dedica entre una y dos horas por semana. Es un amante de la tecnología, por eso siempre está buscando comprar la última consola (las que más le gustan son el Play 2 y el X-Box 360), así como los videojuegos más recientes. Sus favoritos son los de deportes, aventura y carreras, que compra en un San Andresito o almacén de cadena.
El 27% de los jugadores semi pro en Colombia han comprado una consola nueva en el último año y el 58% piensa reemplazar la que tiene en 2011.
El profesional
Los videojuegos son lo más importante en su vida, los considera un deporte y por eso entrena siete horas a la semana. Le gusta utilizar un sobrenombre para ser reconocido entre su grupo de amigos, que son una especie de clan con gustos de juego similares y que detestan que los interrumpan cuando están frente a la pantalla.
Su meta es convertirse en el mejor, ganar concursos y a futuro sostenerse económicamente gracias a estos triunfos. Todos sus juegos son originales y se preocupa por tener, antes que sus amigos, la última consola que salió al mercado.
En Colombia, los jugadores profesionales invierten más de $200 mil mensuales en videojuegos, que adquieren en lugares especializados como Unilago, en Bogotá.