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“Cualquier aumento del clima es bueno porque el dióxido de carbono ayuda a las plantas a crecer”, “el hecho de que el clima se esté calentando no me asusta del todo”, “el clima se ha convertido en la obsesión, el primer artículo de fe de una religión secular”, “gran parte de la evolución ocurrió en un planeta más caliente que el de hoy”, “los ambientalistas son personas que nunca tienen que preocuparse por las cuentas en el supermercado”. Con frases como estas el famoso físico de Princeton Freeman Dyson ha subido la temperatura en la comunidad científica.
Primero lo hizo en una entrevista concedida a Nicholas Dawidoff, de The New York Times Magazine, en marzo de este año. Ahora, en una segunda aparición en la revista Yale Environment 360, defiende sus planteamientos.
Cada cierto tiempo aparece algún rebelde en la comunidad científica desmintiendo la idea aceptada de que el planeta se está calentando por cuenta de las emisiones de carbono a la atmósfera. Cada vez que eso sucede lo común es que esas voces sean inmediatamente acalladas. El problema esta vez es que Freeman Dyson es realmente un peso pesado, un hombre que se codeó con Albert Einstein. La leyenda dice que cuando resuelve problemas de física en un papel, nunca usa borrador.
Dyson argumenta que los modelos para predecir el clima son incompletos y sus creadores se han convencido de que son la realidad: “He visto esto suceder en muchos campos. Te sientas delante de la pantalla de un computador durante 10 años y empiezas a ver tu modelo como algo real. También es cierto que el medio de vida de toda esta gente depende de que ésta esté asustada. En realidad, psicológicamente, sería muy difícil que fueran por ahí diciendo: “No se preocupen, no hay problema”. En cierto modo es natural, ya que todo su medio de vida depende de que haya un problema”.
Jim Hansen, de la Nasa, uno de los gurús del cambio climático a los que Dyson apunta sus dardos, ha dicho que “hay otros pescados más grandes por freír que Freeman Dyson, quien no sabe de lo que está hablando”.
Dyson sabe que su posición no es la mejor. Lo acepta con inteligencia: “Tengo dos grandes desventajas. En primer lugar, tengo 85 años. Evidentemente soy un vejestorio. De manera que no tengo credibilidad. En segundo lugar, no soy un experto y eso no va a cambiar. Lo que sí creo tener es un mejor juicio, quizás porque he vivido un poco más y he hecho otras cosas. De manera que confío en mi juicio y dudo que eso vaya a cambiar”.
¿Tiene o no razón Dyson? Dawidoff, quien realizó la primera de las polémicas entrevistas, cree que eso no importa. “No tengo nada invertido en lo que piense. Sólo me interesa cómo piensa y la profundidad y singularidad de su punto de vista”, aseguró.