El Ropero, una alternativa para crecer

Hace 7 años, Beatriz Elena Betancur se sintió motivada para brindar parte de su tiempo a alguna fundación que requiriera de su contribución como voluntaria, sin embargo, muchas de estas no estaban interesadas en sus servicios o únicamente recibían donaciones en especie, hasta que su amiga Gabriela Santos, directora de la Fundación Las Golondrinas le abrió las puertas. Desde ese entonces ha estado comprometida con el Ropero comunitario, iniciativa que tiene varias sedes en algunas comunas de Medellín.

El Ropero trae la esperanza al barrio

El Ropero comunitario, proyecto de la Fundación las Golondrinas, es un almacén donde los habitantes del sector pueden adquirir productos recibidos en donaciones tales como ropa, accesorios y utensilios para hogar a un precio que se ajusta a sus condiciones.

Beatriz Elena coordina el Ropero comunitario de Villa Liliam, en el barrio Caicedo de la comuna 8. Allí habitan muchos desplazados por el conflicto armado, la mayoría provenientes del Chocó, hay niños con problemas serios de nutrición y carencias alimenticias, madres adolescentes solteras y un alto grado de violencia urbana. He aquí el reflejo del compromiso de Beatriz, quien afirma que “es muy gratificante tener la oportunidad de ayudar y ver que la labor es importante para una comunidad”.

Sin embargo, para Beatriz Elena es preocupante cuando la situación de orden público se complica en la comuna debido a que no solo perjudica su vida y la de las voluntarias que la acompañan en su labor, sino también afecta a las personas que se congregan desde muy temprano en la mañana cada ocho días para comprar en el almacén; es por esto que cuando se “calienta el ambiente” el Ropero no se abre. En el último mes solo han podido abrir una vez.

¿Quién es Beatriz Elena?

Mujer comprometida con la vida y con su ideal de servir a los demás, madre entregada a su esposo y a sus dos hijos, voluntaria incansable de la Fundación Las Golondrinas y trabajadora de una empresa dedicada a las entretelas para confección. Estos solo son algunos de los adjetivos y características con los que se pueden definir a Beatriz Elena. Para los que la rodean, ella es un ejemplo a seguir para las demás mujeres que inician su voluntariado en Las Golondrinas ya que día a día se resalta su constancia, responsabilidad y amor por el trabajo, y para su comunidad es una mujer digna de respeto y cariño porque ella les entrega el corazón en su servicio.

Beatriz Elena comparte con su familia esa profunda convicción de ayuda desinteresada a los demás: “para mis hijos ha sido significativa esta experiencias porque les enseña la necesidad y lo importante del servicio a los demás, que con pequeñas acciones se van creando cambios en la sociedad que nos hace más humanos, justos y que podamos aportar alegrías a personas que lo necesitan” asegura. Junto con sus hijos y su grupo de amigos han logrado conseguir guayos de fútbol que ya no se usan para venderlos en el Ropero, guayos que en el mercado son físicamente inaccesibles para los niños de Villa Liliam. Ella los vende a tres mil pesos, precio que pierde su valor cuando los niños los compran porque, según ella, esa sonrisa de felicidad no se compara con nada en el mundo y la satisfacción de hacerlos feliz es muy grande.

Para Conexión Colombia es importante rescatar la labor que realiza Beatriz Elena con el Ropero en Medellín, es ejemplar su compromiso incansable y constancia a pesar de las duras condiciones que se presentan en el sector. Igual que ella, hay muchas personas dentro de las diferentes fundaciones que se apuntaron a este tipo de retos, en donde lo fundamental es y será siempre aportar desde lo poco para la construcción de un país más equitativo.

Por Conexión Colombia, colaborador de Soyperiodista.com

Hace 7 años, Beatriz Elena Betancur se sintió motivada para brindar parte de su tiempo a alguna fundación que requiriera de su contribución como voluntaria, sin embargo, muchas de estas no estaban interesadas en sus servicios o únicamente recibían donaciones en especie, hasta que su amiga Gabriela Santos, directora de la Fundación Las Golondrinas le abrió las puertas. Desde ese entonces ha estado comprometida con el Ropero comunitario, iniciativa que tiene varias sedes en algunas comunas de Medellín.

El Ropero trae la esperanza al barrio

El Ropero comunitario, proyecto de la Fundación las Golondrinas, es un almacén donde los habitantes del sector pueden adquirir productos recibidos en donaciones tales como ropa, accesorios y utensilios para hogar a un precio que se ajusta a sus condiciones.

Beatriz Elena coordina el Ropero comunitario de Villa Liliam, en el barrio Caicedo de la comuna 8. Allí habitan muchos desplazados por el conflicto armado, la mayoría provenientes del Chocó, hay niños con problemas serios de nutrición y carencias alimenticias, madres adolescentes solteras y un alto grado de violencia urbana. He aquí el reflejo del compromiso de Beatriz, quien afirma que “es muy gratificante tener la oportunidad de ayudar y ver que la labor es importante para una comunidad”.

Sin embargo, para Beatriz Elena es preocupante cuando la situación de orden público se complica en la comuna debido a que no solo perjudica su vida y la de las voluntarias que la acompañan en su labor, sino también afecta a las personas que se congregan desde muy temprano en la mañana cada ocho días para comprar en el almacén; es por esto que cuando se “calienta el ambiente” el Ropero no se abre. En el último mes solo han podido abrir una vez.

¿Quién es Beatriz Elena?

Mujer comprometida con la vida y con su ideal de servir a los demás, madre entregada a su esposo y a sus dos hijos, voluntaria incansable de la Fundación Las Golondrinas y trabajadora de una empresa dedicada a las entretelas para confección. Estos solo son algunos de los adjetivos y características con los que se pueden definir a Beatriz Elena. Para los que la rodean, ella es un ejemplo a seguir para las demás mujeres que inician su voluntariado en Las Golondrinas ya que día a día se resalta su constancia, responsabilidad y amor por el trabajo, y para su comunidad es una mujer digna de respeto y cariño porque ella les entrega el corazón en su servicio.

Beatriz Elena comparte con su familia esa profunda convicción de ayuda desinteresada a los demás: “para mis hijos ha sido significativa esta experiencias porque les enseña la necesidad y lo importante del servicio a los demás, que con pequeñas acciones se van creando cambios en la sociedad que nos hace más humanos, justos y que podamos aportar alegrías a personas que lo necesitan” asegura. Junto con sus hijos y su grupo de amigos han logrado conseguir guayos de fútbol que ya no se usan para venderlos en el Ropero, guayos que en el mercado son físicamente inaccesibles para los niños de Villa Liliam. Ella los vende a tres mil pesos, precio que pierde su valor cuando los niños los compran porque, según ella, esa sonrisa de felicidad no se compara con nada en el mundo y la satisfacción de hacerlos feliz es muy grande.

Para Conexión Colombia es importante rescatar la labor que realiza Beatriz Elena con el Ropero en Medellín, es ejemplar su compromiso incansable y constancia a pesar de las duras condiciones que se presentan en el sector. Igual que ella, hay muchas personas dentro de las diferentes fundaciones que se apuntaron a este tipo de retos, en donde lo fundamental es y será siempre aportar desde lo poco para la construcción de un país más equitativo.

Por Conexión Colombia, colaborador de Soyperiodista.com