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El sonado expediente que adelanta la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia contra el cacique conservador del Tolima y ex presidente del Congreso Luis Humberto Gómez Gallo está por entrar en un capítulo definitivo: la próxima semana se conocerá si el parlamentario uribista es detenido o no por sus presuntos vínculos con paramilitares y con el extraditable Eduardo Restrepo Victoria, alias El Socio, recluido en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, Boyacá.
Las acusaciones contra Gómez Gallo no son de poca monta: lo señalan de hacer parte de la nómina de El Socio como "uno de sus amigos influyentes", de haberse beneficiado de su poder criminal en su departamento, de recibirle al extraditable "maletines con dinero" y, como si fuera poco, de haber ordenado el asesinato del congresista liberal Pompilio Avendaño. De acuerdo con declaraciones que reposan en el alto tribunal, el senador tolimense le habría pagado $300 millones al comandante Elías de las Auc para que se ejecutara el crimen.
El panorama para el congresista Gómez Gallo no podría ser más cenagoso y oscuro. Los testigos estelares de la Corte Suprema en su contra son Róbinson Javier Guilombo, alias Esteban, y José Wilton Bedoya Rayo, dos ex miembros del Bloque Tolima de las Autodefensas. El primero le dijo a la Corte que Gómez Gallo se reunió en varias ocasiones con El Socio, una de éstas en la finca La Morena, de propiedad del extraditable, y que le recibió dinero en repetidas oportunidades.
Contó, además, que en marzo o abril de 2004, "en una casita de veraneo" ubicada en las afueras de Ibagué "que queda por los lados de la variante para salir hacia Armenia", el senador asistió a una fiesta con motivo del cumpleaños de una de las esposas del escolta de confianza de El Socio, que "tomaron whisky hasta las 8 de la noche" y que recibió una bolsa con plata. Por su parte, Bedoya Rayo, alias Moisés, fue más allá y relató en detalle el supuesto concubinato del senador con miembros de grupos paramilitares.
Intimidades del proceso
El Espectador tuvo acceso al expediente que cursa en la Corte en contra del congresista Gómez Gallo bajo el radicado 28.063. El pasado 25 de octubre Bedoya Rayo, en una declaración de 35 páginas, se despachó en contra del parlamentario. Alias Moisés, de 25 años, recluido en la cárcel Picaleña de Ibagué, dijo en principio que se enroló en las Auc en 1998 y que fue hombre de confianza de Elías, jefe de las Auc en la región. Aseguró que en 2001 fue testigo de una reunión en el hotel Tocarema, de Girardot, entre el parlamentario y Elías. "Él quería que nosotros mataramos a Pompilio Avendaño".
Moisés también les dijo a los magistrados de la Corte que Gómez Gallo sostuvo dos encuentros más con estos jefes ‘paras'. "En la hacienda Chiguagua" y en el estadero La Florida, en Ibagué. A este último encuentro asistió El Socio, señaló el ex paramilitar. Moisés señaló además que "estaban ofreciendo $1.500 millones" a todos los internos del Bloque Tolima recluidos en Picaleña para que no fueran a ‘aventar' a reconocidos políticos de la región en el escándalo. Finalmente dijo que César Mora, alias Tyson, también detenido en Picaleña, podía corroborar todas sus denuncias.
Por último, José Wilton Bedoya Rayo explicó que el representante Gonzalo García sí tuvo nexos con las autodefensas y que Pompilio Avendaño -a quien supuestamente ordenó asesinar el senador Gómez Gallo- también se reunió con esa organización. Y confesó que el director seccional de Fiscalías de Ibagué, Germán Rozo Toledo, le ofreció beneficios por colaboración si declaraba en contra de políticos que tuvieran nexos con las autodefensas.
Contradicciones
El senador Gómez Gallo no se ha quedado quieto y ha enviado documentos a la Corte para desvirtuar lo dicho por Esteban y Moisés. El parlamentario le hizo llegar al alto tribunal la reciente decisión de la Fiscalía en la que acusa al ex gobernador del Tolima Guillermo Alfonso Jaramillo, de injuria y calumnia. Según el expediente, Jaramillo dijo durante su campaña al Senado de 2006 que Gómez Gallo tenía relaciones con El Socio y que debía ser investigado por ello. Jaramillo sostuvo que dijo eso en su momento apoyado en declaraciones que le dio a la Fiscalía Róbinson Javier Guilombo, Esteban.
El problema es que el fallo del fiscal Jaime Franco Gómez, fechado el pasado 14 de noviembre, deja por el piso la credibilidad de Esteban y hasta pide investigarlo por falso testimonio. "Qué valor probatorio tienen los testimonios de este sujeto si refiriéndose al mismo senador Luis Humberto Gómez Gallo ha dado cuatro o cinco versiones diferentes, todas ellas contrarias, todas ellas a pesar de referirse al mismo momento en que supuestamente lo vio, lo depone en sitios y fechas diferentes", dice uno de los apartes de la decisión de la Fiscalía.
En otro proceso, la fiscal décima de la Unidad de Vida de Ibagué, Esperanza Nieto, acusa a Guilombo de ser un mentiroso y pide que se le investigue. Estos hechos los detalló el senador Gómez Gallo en su indagatoria del pasado 8 de noviembre. Y fue más allá. Según él, el testimonio de Moisés (quien dijo que el congresista pagó para asesinar a Avendaño) carece de toda credibilidad porque "el muerto está vivo". Y le entregó a la Corte una declaración juramentada del propio Pompilio Avendaño en la que éste certifica que su relación con Gómez Gallo siempre "se ha caracterizado por el respeto".
Pero no es lo más grave. El senador denunció que Moisés, desde la cárcel, extorsionó al alcalde de Lérida, Tolima. En la grabación -que fue presentada por el congresista a la Corte-, Moisés le dice al burgomaestre que si no le da $20 millones lo incrimina en el escándalo parapolítico. "Desde la cárcel se están montando estrategias para que a quien no entregue dinero se le meta en la parapolítica", advirtió Gómez Gallo en su indagatoria y aportó un testimonio más, el del alcalde de Saldaña, José Vidal Oyuela.
En reciente declaración ante notario, el alcalde aseguró que el comandante Luis Carlos de las Auc, detenido en Picaleña, lo empezó a llamar para que acordaran una cita en la cárcel y para que les diera dinero a cambio de no ser relacionado con paramilitares. "En la grabación que le hice al extorsionista me manifestó que la Fiscalía les creía a ellos y que si no accedía sería vinculado a la parapolítica del Tolima, así como le pasó a Gómez Gallo, a quien se le había salido el gallo del corral".
El parlamentario conservador no paró allí en sus denuncias. Se fue lanza en ristre contra el director de Fiscalías de Ibagué Germán Rozo, a quien acusó de manipular testigos para incriminarlo. Y adjuntó dos declaraciones que ya reposan en la Corte. La primera es de un periodista, Luis Enrique Salazar, quien aseguró que el 29 de agosto último le escuchó decir a Rozo "que ya había logrado recopilar documentos para presionar y joder a Gómez Gallo".
La otra es de Gustavo Adolfo Osorio Reyes, funcionario de la Fiscalía en Ibagué. Según él, en varias ocasiones fue testigo de la animadversión de Rozo contra el parlamentario y denunció que Rozo le dijo que iba a trasladar a todos los miembros del Bloque Tolima que se encontraban en otras cárceles del país a Picaleña "para que ellos declararan contra Gómez Gallo". Osorio Reyes se entrevistó la semana pasada con el fiscal Mario Iguarán y lo puso al tanto de sus denuncias. Iguarán se comprometió a trasladarlo al Quindío y a revisar el caso.
Sin embargo, Osorio no fue trasladado y renunció a su cargo el 20 de noviembre. El senador Gómez Gallo denunció a la Procuraduría estos hechos y solicitó que se suspendiera a Germán Rozo del cargo. La Corte Suprema evalúa con lupa este rifirrafe de testimonios encontrados. Y se apresta a tomar una decisión definitiva. Pesa contra Gómez Gallo un antecedente: todos los senadores llamados a indagatoria por la Corte han terminado detenidos. Las declaraciones en contra del parlamentario son muy graves, así como las denuncias que él mismo ha hecho sobre "la mafia parapolítica". ¿Quién tiene la razón?